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Red Internacional
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OPINIÓN. Tucumán: el peronismo triunfó por amplia mayoría sobre el candidato de Macri

Osvaldo Jaldo venció a José Cano por más de 167 mil votos, el bussismo recobró espacio político mientras que el Frente de Izquierda quedó como la cuarta lista más votada.

Maximiliano Olivera @maxiolivera77

Lunes 14 de agosto de 2017 00:00

Fotografía: Gabriela Baigorrí/LG

Finalmente llegaron las PASO. El movimiento en las escuelas tucumanas parecía imperceptible si tiene en cuenta las últimas imágenes que suelen asociarse con los comicios provinciales: urnas quemadas, decenas de boletas, reparto de bolsones y acarreo de votantes. De acuerdo a lo informado por la secretaría Electoral Nacional, votó el 77% de los tucumanos habilitados, es decir, 925 mil personas.

Con el 88% de las mesas escrutadas, Osvaldo Jaldo, vicegobernador en licencia, se impuso con el 51,43% (428.671 votos), superando por amplio margen a su rival José Cano, el candidato de Cambiemos que logró un 31,38% (261.545 votos). Luego, en tercer lugar quedó el bussismo y en cuarto puesto el Frente de Izquierda. La previsión de los resultados no anula los claroscuros políticos de estos espacios porque, aunque parezca muy apresurado, el resultado de estas elecciones tienen que ver más con la carrera por la gobernación en 2019 que con los cuatro diputados que asumirán en diciembre de este año.

Gravitar en la reorganización del peronismo

En el peronismo tucumano -inscripto como Frente Justicialista por Tucumán- se presentaron nueve listas. Aunque hubo una lista de Unidad Ciudadana y otra del massismo, sin dudas el liderazgo se encuentra en la lista que encabezó Osvaldo Jaldo, respaldado por el gobernador Juan Manzur y el senado y ex gobernador José Alperovich. La falta de “recursos” para poner en movimiento al aparato del poder territorial fue comentario repetido en estas semanas pero, de todas maneras, las diferentes alas que parió el alperovichismo jugaron unificadas.

Durante el primer año del gobierno de Mauricio Macri, Manzur buscó tejer buenas relaciones con la Casa Rosada, con anuncios conjuntos y encuentros que trasciendan lo protocolar. Pero lo más importante fue que el macrismo en el Senado contó con los votos de Alperovich y su prima Beatriz Mirkin para leyes claves como el pago a los holdouts o el blanqueo de capitales. Rápidamente, Manzur y Alperovich abjuraron del kirchnerismo y plantearon que querían que al gobierno de Macri ‘le vaya bien’. En el medio, Tucumán también sufrió los tarifazos o hubo despidos y suspensiones masivas en diferentes fábricas. Un “co-gobierno” donde los gobernadores también fueron parte de la aplicación del ajuste, como Alicia Kirchner en Santa Cruz.

Las semanas previas al inicio de la campaña electoral, el peronismo tucumano comenzó a esbozar un discurso opositor, traducido en spots con el fin de capitalizar el descontento social. Pero las razones de ser opositores no son puramente electorales. Cristina Fernández de Kirchner cristalizó su candidatura y, así, su intención de pelear por el liderazgo político. No por nada todos miran de reojo las urnas de provincia de Buenos Aires y especulan con una victoria de Cambiemos.

Que la reorganización del peronismo nacional se haya colado en esta campaña obligó a pensar maneras de traducir el peso que da gobernar una provincia importante que no cayó en manos de Cambiemos. La idea de una ‘liga de gobernadores’ resurgió para los analistas y editorialistas políticos, mientras Manzur le dio cuerpo con fotografías y encuentro con el cordobés Juan Schiaretti, quien al votar pidió por un “acuerdo económico, social y de gobernabilidad” pero no fue uno de los ganadores de la jornada. Manzur, tras los comicios, dijo que todos los gobernadores buscan una “gobernabilidad de ida y vuelta”; “el presidente tiene que gobernar otros dos años y nosotros también”.

La victoria del PJ tuvo la contundencia que se anhelaba: superó por más de 160 mil votos que hubo en 2015. Si los números de ayer se repiten en octubre, el Frente Justicialista por Tucumán se queda con tres de las cuatro bancas en disputa. Los números también dan un respaldo a Jaldo hacía dentro del liderazgo del peronismo.

Derrota y cuesta arriba

Aunque sus voceros se encargaron de dar declaraciones triunfalistas, Cano sabía que una buena elección -acaso empatar 2 a 2 con el PJ- era algo cuesta arriba. El radical fue investido por Cambiemos, como parte de una estrategia de la Casa Rosada para nacionalizar las elecciones (y compensar una posible derrota en provincia de Buenos Aires con triunfos en otros distritos). Pero la estètica duranbarbista viene con la ‘pesada herencia’ de un año y medio de un gobierno de ajustes, tarifazos y despidos.

“Pedimos que voten a Josè Cano, que va a ser un buen gobernador, que estuvo cerca la ùltima vez”, dijo Macri cuando vino en abril de visita tras las inundaciones tucumanos. Luego en otra visita posterior, Macri subió el tono de la confrontación con Manzur y apuntaló a Cano la visita de funcionarios nacionales como Marcos Peña, Patricia Bullrich y Guillermo Dietrich.

Cano centró su campaña en la polarizaciòn “viejo vs cambio”, con intervenciones centradas casi exclusivamente en la ‘corrupción’ y, sobre el último tramo, el ‘narcotráfico’. Pero si esos tópicos le sirvieron en los comicios anteriores, Cano debe dar cuenta ahora de su gestión como parte del Plan Belgrano. Paradójicamente, un punto débil. Además de no poder informar certeramente el porcentaje de concreción de las obras prometidas, acumuló otra denuncia por corrupción en un presunto pedido de coimas.

En su carrera por la gobernación, Cano deberá pensar cómo no diluir su capital político acumulado como opositor. En su torno tiene posibles adversarios: el peronista e intendente capitalino Germán Alfaro y, más allá, la senadora Silvia Elías de Pérez.

Como otro interrogante aparece el espacio político del bussimo, que logró una perfomance del 9,84% (82.040 votos), quedando tercero. Ricardo Bussi, el-hijo-de, centró su campaña en la ‘inseguridad’ y pedir que el Ejército patrulle las calles. Por ‘sensibilidad’ puede suponerse que Fuerza Republicana ganó votantes -o recuperó, según cómo se mire- de Cambiemos , una suerte de desencanto por derecha, y puede aspirar a traccionar más de la base macrista.

Por una alternativa política

El Frente de Izquierda y de los Trabajadores logró una elección importante, con un 3,44% (28.651 votos), con porcentajes altos en Capital, Tafí Viejo y Yerba Buena. Superando su actuación en 2015, el FIT superó a la lista de Unidad Ciudadana y a la del massismo, y se posicionó como la cuarta lista más votada.

La campaña militante recorrió los lugares de trabajo y estudio, buscando la adhesión de miles de trabajadores, mujeres y jóvenes. La lista del FIT, encabezada por Ariel Osatinsky y Alejandra Arreguez, reflejó las principales luchas que se dieron en la provincia y luchas testigo como Pepsico, plantandose como alternativa a Cambiemos y al peronismo. Hacia octubre está el desafío de consolidar y extender al FIT, como parte de una corriente con peso en la realidad nacional que tiene expresiones dinámicas en la región, como es el caso de Jujuy.