A un estudiante de Turismo de la Sede del Caribe, que habita en una comunidad indígena de Talamanca, le dan por solución “ayudarle con el retiro temporal del curso”. La virtualización del ciclo lectivo ya está reflejando las consecuencias para quienes no tienen los medios necesarios.
Lunes 6 de abril de 2020
La solución propuesta por Vicerrectoría de Docencia, de virtualizar el curso lectivo, aún cuando la administración bien sabe que no todos los y las estudiantes tienen la opción de recibir clases de manera virtual y deja por fuera a miles de estudiantes, ya es una realidad.
Un estudiante de la carrera de Turismo, de la Sede del Caribe, y que actualmente se encuentra en su casa, ubicada en una comunidad indígena de Talamanca, es un ejemplo de ello. Este estudiante recibió la noticia de que, al no tener acceso a internet ni tener señal telefónica, debe quedar por fuera de la universidad. Al plantearle la situación al profesor del curso de Humanidades, la respuesta obtenida fue que “le podían ayudar con el retiro temporal del curso”.
Como este estudiante, hay muchos casos más, que por distintas razones (tecnológicas, pedagógicas, emocionales, entre otras), la virtualidad no es una opción.
Lo que dice Rectoría y la FEUCR
Está claro que para las autoridades universitarias no es una preocupación continuar con la virtualización del ciclo lectivo a pesar de que se expulsarán estudiantes.
Aun cuando la universidad intente dar “medidas”, como donar computadoras para quienes no tengan, o dar gratis datos de las páginas de la universidad, estas medidas son insuficientes. Y son insuficientes porque no contemplan que existen diferentes motivos por los cuales la virtualidad hace que, inevitablemente, muchos y muchas estudiantes queden excluidas.
Incluso se tiene conocimiento, por parte de una estudiante de Humanidades, que el Rector ha manifestado que “por unos cuantos estudiantes, la u no se va a detener”. Esto, junto con las medidas que la universidad ha implementado ante la situación del Covid-19, demuestran que las y los estudiantes no somos prioridad en este modelo universitario.
Pero tampoco las y los trabajadores lo son, especialmente el sector interino y tercerizado, pues la administración tomó la posición de reanudar el trabajo de algunos y algunas funcionarias –del 15%- a partir del 14 de abril.
Por otro lado, la FEUCR parece hacer caso omiso de estas situaciones que, bien se sabe, la situación del estudiante de la Sede del Caribe no es la única. Según manifestó Catalina, presidenta de la FEUCR alterna, desde el Directorio se está ejecutando la “solicitud de un nuevo periodo de renuncia a cursos”, mientras que también se exige la necesidad de tener representación estudiantil en el Consejo de Rectoría. Es así como la FEUCR de Alternativa administra el ajuste que excluye estudiantes de la universidad.
¿Qué hacer?
La situación que estamos enfrentando por el Covid-19 no es para nada una situación de normalidad. Así como la situación del estudiante de la Sede del Caribe hay muchos y muchas más. De ningún modo puede permitirse la exclusión de estudiantes. La educación no es un privilegio, al cual acceden unos pocos y pocas, sino que es un derecho, para el cual, la condición económica no debe ser un impedimento.
Ya que muchos y muchas estudiantes no tienen acceso a computadora, a internet fijo, a conexión estable, a un ambiente óptimo en sus hogares, ya que muchos y muchas pueden estar pasando por una situación emocional difícil, o pedagógicamente la virtualidad les es imposible, se debe suspender el ciclo lectivo. Esta suspensión debe ser garantizando la beca, los salarios, especialmente al sector interino y tercerizado, y garantizando que no exista ni un solo despido en la universidad.
En medio de la situación que estamos enfrentando, la universidad debe ser una herramienta al servicio de la sociedad, que aporte recursos materiales e intelectuales, a mitigar la crisis sanitaria.