La presidenta del partido derechista afirma oportunistamente que su partido es feminista, pero se desmarca del movimiento.

Karla Peralta Díaz Médica en Antofagasta, Pan y Rosas
Martes 10 de julio de 2018
Sin ningún pelo en la lengua y ninguna vergüenza, el oportunismo que ha tenido la derecha este último tiempo, a raíz del movimiento que puso el problema del machismo en la discusión pública, vuelve a manifestarse.
Esta vez, la presidenta de la UDI, uno de los partidos de la derecha chilena que apoyaron la dictadura militar, afirma que son feministas. Los mismos que han sido opositores históricos de las demandas de las mujeres y la diversidad sexual, que se han posicionado en contra del aborto bajo cualquiera causal, que a lo largo de su historia como partido se opusieron a derechos tan básicos como la pastilla del día después y que intentan permanentemente usar todos sus hilos para imponer su moral conservadora sobre las vidas de miles de mujeres.
En palabras de la militante UDI declaradas a El Sur: “Entendiendo el feminismo como el movimiento que surge para lograr igualdad de derechos entre hombres y mujeres, claro que la UDI es un partido feminista. Tanto es así que la UDI es el único partido que tiene a una presidenta que es mujer”.
Reivindica por lo tanto la igualdad de derechos entre hombres y mujeres posicionándose desde la vereda de las mujeres adineradas que buscan los mismos derechos en cuanto a patrimonio, herencia, cargos públicos y políticos que sus pares del sexo opuesto.
Sin embargo, nada de la igualdad de género que pregona se condice con la realidad de las millones de mujeres que viven su vida trabajando, de una u otra forma, para las grandes familias del país. Para que tanto hombres como mujeres pertenecientes a la clase dominante se enriquezcan a costa del trabajo ajeno y la doble jornada laboral con la que cargan las millones de mujeres trabajadoras.
Entonces, ¿cómo es posible que una mujer tan opositora a nuestros derechos se declare feminista? Desde ya es una declaración que raya en la patudez al ser una opositora a los derechos de las mujeres al igual que su partido, sin embargo, este tipo de declaraciones son posibles bajo la ilusión de que todas las mujeres somos hermanas y que peleamos todas juntas contra la opresión, desdibujando el cuestionamiento de fondo sobre cual es el sistema que sostiene de manera estructural la opresión y violencia a las mujeres.
Por otro lado, afirmó que el movimiento actual “desdibuja” las demandas reales por los derechos de la mujer. Pero, ¿cuáles serán para ella las “reales demandas de las mujeres”? Sin duda, sus demandas centrales no incluirán el fin del trabajo precario, la brecha salarial ni la doble jornada laboral. De seguro, tampoco tienen que ver con el libre derecho a decidir a través de un aborto legal, libre, seguro y gratuito, ni con la separación efectiva de la Iglesia y el Estado.
Lo único que hace es intentar dar un nuevo aire a un partido sumido en el conservadurismo, que pone por delante la defensa férrea de este sistema económico y social que nos oprime y nos explota, para beneficiar a los grandes empresarios.
Es por esto, que debemos salir con todas nuestras fuerzas a reclamar y exigir los derechos de las mujeres jóvenes, estudiantes, trabajadoras, migrantes, articulando una gran campaña en miras del 25 de julio que exija: educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, y aborto libre, legal, seguro y gratuito para no morir.