Sábado 2 de julio de 2016
Ante la indiferencia cómplice de las autoridades universitarias frente a las reiteradas denuncias de violencia de género en la UNT se impulsaron Comisiones de Mujeres en varias facultades como espacios amplios donde estudiantes, docentes y no docentes confluyen para debatir sobre la problemática, contener a las víctimas y organizarse para enfrentar la violencia machista.
En esta nota queremos abrir un debate con nuestros aliados del Frente de Izquierda que vienen dándole la espalda a estos espacios y su preocupante intervención ante el último caso de abuso sexual denunciado por una estudiante de teatro.
Un dislate sobre la Comisión de Género
En el caso de la Facultad de Filosofía y Letras, desde Pan y Rosas llevamos la propuesta de impulsar comisiones de género a la Asamblea de historia, a la reunión de Centro de Estudiantes y a la Asamblea general. A pesar de las diferencias que tenemos con otras corrientes insistimos en la necesidad de impulsar de conjunto las Comisiones y en todas esas instancias logramos que se vote a favor unánimemente.
Nos resulta preocupante la actitud del PUL (PO) que no se hizo presente en las reuniones realizadas y (junto a la Darío Santillán CN) se dedicaron a boicotear la primera convocatoria que habíamos acordado impulsar desde el CUEFyL. Habiendo tenido más de una semana para proponer una fecha alternativa, recién la noche previa a la reunión optaron por difundir en las redes sociales su desacuerdo con la convocatoria. Lamentablemente no propusieron nada y de hecho tampoco participaron de la convocatoria surgida de la Asamblea General.
¿Por qué poner en pie Comisiones de Género?
Desde las agrupaciones A la Izquierda, denunciamos que las autoridades son las que hacen la vista gorda frente a docentes que nos acosan en las aulas, las que cajonearon el expediente 1330 que denuncia por abuso a miembro de la Franja Morada que recientemente fue premiado con un cargo, o las que en la facultad de Artes sacaron un comunicado tergiversando los hechos y revictimizando a nuestra compañera.
No depositamos ninguna expectativa en las autoridades y creemos que la clave pasa por impulsar la más amplia organización democrática de los estudiantes. Así fue como surgieron los cortes para visibilizar el caso, las asambleas concurridas y la solidaridad para la compañera. Necesitamos contar con un espacio desde el cual organizarnos para desnaturalizar el machismo, para arrancarle respuestas a las autoridades y al Gobierno y para que cada compañera víctima sepa que no está sola, como muestran las resoluciones de la reunión de la Comisión de Filo , a la que el PO no fue ni convocó.
Un debate necesario con la ADIUNT
El gremio de los docentes Universitarios conducido por el PO, debería haber estado a la cabeza de esta pelea, incentivando la participación de los docentes, repudiando las declaraciones de las autoridades, proponiéndose que el debate sobre la violencia de género llegue a cada curso. Sin embargo, una medida elemental como la suspensión de clases en todas las materias de primer año de la carrera de Teatro dependió exclusivamente de la autorganización de los docentes que, sin el respaldo sindical, garantizaron el cese de clases hasta tanto las autoridades no expulsaran al estudiante violador.
Sumado a esto, en el corte de calle que impulsaron los estudiantes para solidarizarse con la víctima y exigir respuestas a las autoridades, la ADIUNT se hizo presente para plantear que era necesario enfrentar "todo tipo de abusos", una verdad de perogrullo, que al poner en pie de igualdad cualquier tipo de abuso, evita darle vital jerarquía al aberrante abuso a nuestra compañera. En este sentido, los carteles con la consigna "No al abuso de autoridad", fueron poco oportunos y por cierto insensibles.
Incluso, ante la falta de Asambleas docentes para preparar la jornada de lucha nacional del 15 de Junio, ADIUNT convocó a una reunión de corrientes donde los representantes del PO se negaban a poner como consigna principal: Basta de violencia de género. Ni un abuso más en la UNT. Llegaron a proponer que saquemos la palabra género de las consignas porque ¡ocupaba mucho lugar en la diagramación! (sic)
Falsa dicotomía
Entendemos que este accionar del PO no es ajeno a los desafortunados planteos de su máximo referente que, infructuosamente, viene intentando defender la idea de que a las organizaciones revolucionarias sólo les compete la intervención en la lucha contra la explotación de clase, despreciando la lucha contra las formas más profundas de opresión como las de nuestro género contra la violencia machista, la de los pueblos originarios en la defensa de sus culturas ancestrales o la lucha contra la xenofobia y el racismo.
Se entiende entonces el planteo de la UJS para que el pedido de justicia por nuestra compañera abusada sea tratado dentro de un gran pliego de reivindicaciones donde los estudiantes volquemos el conjunto de nuestros reclamos, donde la integridad física y psicológica de las víctimas de violencia de género sea “un punto más” junto a la necesidad de mayor presupuesto educativo para insumos, salarios e infraestructura. Reduciendo todo a una necesaria, pero insuficiente lucha por presupuesto y despreciando la necesidad de impulsar la organización de las mujeres como la única alternativa posible para pelear por nuestros derechos.
Lejos del planteo de Altamira, la lucha por los derechos de las mujeres no es una moda posmoderna que atañe sólo a organizaciones pequeñoburguesas, ni puede contraponerse a la organización del conjunto de los explotados. Se trata simplemente de dimensionar la fuerza que tenemos las mujeres cuando nos organizamos, cuando nos liberamos de las cadenas que nos oprimen cotidianamente y salimos a luchar por todos nuestros derechos. Se trata de dimensionar que cuando una mujer avanza, ningún hombre retrocede.
En esta perspectiva ponemos todo nuestro esfuerzo militante desde el PTS y la agrupación Pan y Rosas e invitamos a los compañeros de la UJS-PO y a la actual conducción de ADIUNT, a sumarse e impulsar las comisiones de género, a llevar adelante sus resoluciones y a enfrentar codo a codo las múltiples expresiones de la violencia machista.