En medio de las discusiones por el reajuste salarial del sector público, las autoridades de la Universidad de Tarapacá que tiene a la cabeza a Emilio Rodríguez, siguiendo la línea del CUECH, se niegan al reajuste salarial del 12%. Buscan imponer un reajuste de 6%, en medio de la crisis económica. No hay plata para las y los funcionarios, pero sí para mantener los sueldos millonarios.
Miércoles 7 de diciembre de 2022

Este viernes pasado finalmente se zanjó un acuerdo entre los dirigentes que pertenecen a la Mesa del Sector Público-CUT junto a los ministerios de Hacienda y del Trabajo, quienes acordaron un reajuste salarial de un 12% pero sin reajuste real y con diferenciación según ingresos. Es importante señalar que esta negociación se realizó de espaldas a las trabajadoras y trabajadores, quienes no fueron parte de la toma de decisiones.
En medio de las discusiones por el reajuste salarial los rectores de las Universidades del Estado, agrupadas en el CUECH, a través de un comunicado hicieron un llamado al Estado a que se haga cargo de sus universidades, ya que en el 2023 el gasto fiscal en educación superior disminuye entre el 3% y 6%. A partir de esto plantean que acordaron como “sugerencia” que las instituciones de educación superior ajuste su gasto global en remuneraciones en un máximo de 6,3%.
Es bajo este contexto, que las y los funcionarios de la Universidad de Tarapacá se encuentran en total incertidumbre. Dado que probablemente, Emilio Rodriguez, rector de la UTA y parte del CUECH, buscará a toda costa instalar un reajuste miserable del 6%. El que no es suficiente, en medio de la crisis económica donde los sueldos no alcanzan para llegar a fin de mes, se los come la inflación y muchas familias se ven obligadas a endeudarse para costear necesidades básicas.
Las autoridades de la Universidad buscan descargar la crisis sobre los hombros de las y los trabajadores, mientras ellos siguen ganando sueldos millonarios y como todos los años aumentarán los aranceles, que ya están sobre los tres millones de pesos. Utilizarán como caballito de batalla los discursos de siempre para no responder al reajuste, que no hay recursos, que se pone en riesgo la estabilidad económica de la Universidad, entre otros.
Por un lado, el bajo presupuesto en educación que plantea el Gobierno de Boric golpea la educación pública y las condiciones de los trabajadores. Pero por más que los rectores de estas instituciones intentan ubicarse de defensores de la educación, lo único que les importa es seguir beneficiándose del negocio de la educación a costa de los estudiantes y trabajadores. Sabemos que los únicos que pueden dar esa pelea son las y los trabajadores junto a la comunidad educativa.
Es sabido que cuando un trabajador busca movilizarse muchas veces está expuesto a que las autoridades puedan tomar medidas represivas, por esto es necesario que las asociaciones respalden a las y los trabajadores ante cualquier acción que discutan llevar adelante. Para enfrentar cualquier medida en contra de los trabajadores y mostrar fuerzas ante esta pelea, es necesaria la máxima unidad. Es urgente la organización entre estudiantes, funcionarios y académicos, para pelear por un reajuste acorde al costo de la vida y por el paso a planta, exigir ningún alza arancelaria para estudiantes, gratuidad total de la educación pública y por el financiamiento integral de las universidades del Estado.
Las asociaciones de funcionarios de la UTA deben convocar a asamblea, para discutir una posición unificada y no conformarse con las migajas que las autoridades ofrecen. Se debe avanzar a romper la espera pasiva ante una respuesta de las autoridades o solo apelar a la “buena voluntad”, de quienes buscan profundizar la precarización de las y los funcionarios y que mantienen a gran parte con contratos inestables que se renuevan cada año. Es necesario abrir espacios de reunión y discusión donde sea la comunidad universitaria quien decida sobre los pasos a seguir y poner sus propios términos, basta de discutir y decidir entre cuatro paredes, como lo hacen las autoridades. Que dejen de especular con los sueldos de las y los trabajadores.