En México se calcula que más de medio millón de personas son trabajadores precarizados de alguna app de transporte o reparto, entre las que resaltan Uber, Didi, Rappi y Beat. Todas estas personas laboran sin ningún tipo de derecho laboral a cambio de algo que las empresas llaman “ser tu propio jefe”.
Martes 25 de enero de 2022
Y no es otra cosa que, a cambio de no tener ningún derecho laboral, poder elegir tus horarios y tiempos de trabajo, una trampa bastante antigua, pero que estas enormes empresas presentan como una oportunidad única para laborar.
Según la transnacional, en el estudio que publicó y que se titula “Encuesta Nacional de Socios Conductores y Socios Repartidores de Aplicación en México”, el 90% de los “socios”, como llama a sus trabajadores para seguir evitando reconocer la relación laboral, prefieren tener “flexibilidad” y que es lo que más atractivo hace el empleo.
Esto implica que en una pregunta que no dice a que beneficios se renuncia, la encuesta dice que la gente prefiere poder controlar horarios de entrada y salida, pero no se informa que a cambio de eso Uber busca negar seguridad social, fondo de retiro, seguro por enfermedad o accidente y un largo etc.
Es decir, he aquí el secreto de su negocio, grandes ganancias a cambio de una decidida cruzada contra los derechos laborales, donde disfrazan la libertad la precarización y dónde, oponen flexibilidad a regularización laboral.
Mientras algunos políticos del régimen buscan replantear la condición laboral en el que trabajan los conductores y repartidores de apps, con un afán más demagógico que genuino, los salarios no son cuestionado, las cuotas por viaje o entrega son miserables, y las jornadas auto impuestas son largas y extenuantes.
En ese contexto, que esta empresa experta en dar peleas mediáticas contra cualquier intento de transformar sus terribles condiciones de trabajo, ha lanzado una primer ofensiva mediática, dónde busca convencer de quienes trabajan para ellos están conformes con las condiciones que padecen, como ya intento en California, EEUU.
En contraparte, no sólo en México, sino, alrededor del mundo, miles de repartidores han exigido derechos laborales, tan mínimos como salario base desde el momento de la conexión, aumento de comisión por pedido o viaje, seguro por accidentes o enfermedad, seguridad social, reconocimiento de la relación laboral, entre otras, que son exigencias que buscan acabar con farsa de la “flexibilidad”.
Acabar con la precarización laboral en este tipo de empresas es una tarea difícil, pero necesaria, que sólo puede conquistarse con la movilización y sin confianza en los procesos legislativos, pues prohibir efectivamente estos modelos de trabajo implicaría acabar con la mina de oro de un par de multimillonarios que se enriquecen no de sus grandes e “innovadoras” ideas, sino de la explotación y la baja paga que reciben sus trabajadores.