Las funcionarias del sector público de las salud también estuvieron presentes este 8M. Siendo el 75% del total se pusieron también al frente para alzar la voz de la mujer trabajadora en lo que fue una jornada histórica
Kevin Bustamante Médico de Familia, trabajador de Atención Primaria de Salud, militante del PTR.
Martes 12 de marzo de 2019
Tres cuartas partes de la dotación de las y los trabajadores de la salud corresponden a mujeres y así lo hicieron sentir al ser parte de las masivas e históricas manifestaciones de este último 8 de marzo. Funcionarias del sector primario y secundario no dejaron pasar por alto que su rol en la sociedad es fundamental y que hay mucho aún por conquistar.
Es así como establecimientos de atención primaria del sector sur oriente (CESFAM en Puente Alto, San Joaquín, La Pintana, San Bernardo) se llevaron a cabo charlas para conmemorar, más que celebrar, una fecha donde internacionalmente se recuerda por aquel 8 de marzo de 1908, en el que 129 obreras textiles murieron en un incendio (encerradas por el dueño de la fábrica) en la fábrica Cotton, de Nueva York, Estados Unidos, luego de que se declararan en huelga en la búsqueda de una reducción de jornada laboral a 10 horas, un salario igual al que percibían los hombres que hacían las mismas actividades y las malas condiciones de trabajo que padecían.
Importante giro que se está dando en la discusión general, abandonado cada vez más la celebración liberal de este día, donde los chocolates, las flores o la sustitución ¡por un día! de las labores domésticas serían suficientes. Para estas mujeres, no.
También se realizaron jornadas de defensa personal para adquirir herramientas que permitan la autodefensa en una sociedad atestada de violencia machista.
Un tópico, que a pesar de pólemico mostró adherencia por parte de un sector de las funcionarias, fue el de la necesidad de una Ley de Aborto Legal, Libre, Seguro y Gratuito que permita a las mujeres decidir con autonomía sobre su maternidad y que además implicaría reducir una brecha en las desigualdades de salud entre las más pobres y las más ricas, donde estas últimas acceden a la prestación pagando millones en clínica privadas con bajo riesgo de complicaciones, mientras las más empobrecidas se arriesgan en abortos clandestinos o están obligadas a llevar un embarazo no deseado.
También en la atención secundaria como en el Hospital Barros Luco y del Salvador se dieron instancias similares con conversatorios sobre el significado, con centralidad en la mujer trabajadora, de esta conmemoración. También salió a la luz la precariedad que implican las relaciones laborales como aquellas funcionarias que por estar contratadas a honorarios no cuentan con derechos maternales, vacaciones, licencias médicas , etc. además del acoso y maltrato laboral que se vive los establecimientos de salud.
Como acto enmarcado en #NiUnaMenos, al interior del H. Barros Luco se presentó una performance por parte de algunas funcionarias que quisieron denunciar los femicidios que ya superan la decena en lo que va del año.
En estos tiempos de Piñera, que quiere transformar el modelo de aseguramiento, en que su proyecto de FONASA Plus no sólo aumentaría en costo y segregaría por nivel económico, sino también intentará poner a competir a los prestadores públicos (hospitales inicialmente) con clínicas y centros privados, cuando los primeros arrastran una deuda de 800 mil millones de pesos.
Una reforma que necesitará de esa unidad mostrada por las mujeres trabajadoras, donde el 75% en salud será fundamental y así, estando al frente de las batallas hará temblar a la derecha con sus reformas precarizadoras en salud, pensiones, laboral y tributaria.