De un esperado rol protagónico pasaron a tener un rol secundario en la B Nacional. Peligra el ascenso a Primera y hay preocupación en la Paternal y en Parque Patricios.
Miércoles 1ro de octubre de 2014
Para los hinchas y para los dirigentes de Argentinos Juniors y de Huracán este semestre pintaba para ser un mero trámite en el camino del regreso al círculo privilegiado del fútbol. No era para menos: los bichitos colorados, recién descendidos, contrataron a Juan Román Riquelme -un ex Boca-, al Lobo Ledesma -un ex River-, y trajeron de vuelta a Matías Caruzzo -jugador del último campeón de 2010-, entre muchos otros. Por el lado del globito, se mantuvo casi todo el equipo que, liderados por Patricio Toranzo, perdió con Independiente hace unos meses la ocasión de volver a Primera División.
Encima, con este insólito sistema de ¡diez! ascensos al máximo campeonato desde la B Nacional, parecía que los conducidos por Claudio Borghi y por Frank Kudelka, respectivamente, no tendrían demasiadas dificultades en su objetivo. Pero, después de un comienzo relativamente auspicioso, y disputadas ya 10 fechas del torneo, ambos llevan tres derrotas consecutivas y están fuera de los puestos de ascenso en sus correspondientes zonas (sin embargo, curiosamente, los dos siguen en pie en la Copa Argentina). Sus entrenadores, portadores de ideas de un juego vistoso y ofensivo, no encuentran un adecuado funcionamiento futbolístico.
Huracán, que está en la segunda categoría desde 2011, tiene una larga historia en el fútbol argentino. Ganador de cinco títulos oficiales entre la era amateur y la profesional (entre ellos el mítico campeón de 1973) y de varias Copas Nacionales, tiene los pergaminos suficientes como para estar en Primera. Recordemos que incluso en algún momento se lo denominó “el sexto grande”.
Argentinos, cuna de Maradona y de grandes futbolistas, forjó su interesante y gran historia con equipos que dejaron huella y se coronó en el Metropolitano de 1984, en el Nacional de 1985 y en el Clausura 2010.
Ahora se habla de cambios de técnicos para enderezar la situación y de otras yerbas. Que Borghi y Kudelka tienen una última oportunidad. Es cierto que hay un comprensible y lógico nerviosismo e inquietud frente al actual desempeño. Pero en realidad lo más aconsejable es mantener la calma y buscar con los DTs existentes el buen rumbo futbolístico y la confianza perdida. Porque todavía queda por jugar la mitad del certamen y se está tiempo de pensar en un fin de año de festejos por la Paternal y por Parque Patricios…