RIO NEGRO. Un año del asesinato de Pablo Vera: jornada cultural contra el gatillo fácil

"Pablo Vera fue asesinado el 25 de Septiembre de 2014 en la ciudad de Fiske Menuco por el policía Jorge Villegas, quién con su arma reglamentaria le disparó por la nuca, a menos de 2,5 cm de distancia, provocándole la muerte en el instante. La investigación de la causa estuvo en manos de la policía rionegrina y a cargo del Juez Gustavo Quelín (ex policía de la Provincia). Desde un primer momento se intentó garantizar un escenario de impunidad a Villegas, direccionando la investigación a probar un supuesto robo, en vez de colectar prueba para responsabilizar a Villegas. Las irregularidades van desde la manipulación del arma homicida por parte de uno de los primeros policías que arribó al lugar, hasta la falta de pericias sobre el cuerpo de Pablo y su ropa.

Por otro lado a la familia se la avasalló desde el primer momento, privándolas del derecho a la información y a la intervención en el proceso en su carácter de víctimas.

La figura de Pablo fue inmediatamente estigmatizada por los medios de comunicación, a través de la reproducción de las primeras versiones policiales. “Joven delincuente” y ”pibe chorro” fueron los rótulos con los que empezó a llamarse a Pablo, categorías utilizadas para estigmatizar a un determinado sector social, vulnerando el ejercicio pleno de sus derechos, dejando vía libre a que cualquier avasallamiento a sus derechos sociales estén permitidos. Pero además, la construcción de Pablo como “delincuente” o “pibe chorro” tiene asidero en una compleja trama que se traduce en el control y disciplinamiento propio de fuerzas policiales sobre los jóvenes de barrios populares. Control territorial que se manifiesta en la intimidación, hostigamiento y detención sistemática que reafirma a los jóvenes como “peligrosos” y consecuentemente destinatarios legítimos de la violencia policial.

Luego del asesinato de Pablo, Villegas estuvo detenido durante sólo 15 días. En el trascurso de este tiempo, policías y familiares de Villegas se movilizaron en la ciudad pidiendo su liberación, argumentando que Pablo había intentado robarle y que el disparo lo realizó porque esa era su deber, parte de su trabajo. Al mismo tiempo, los familiares y amigos de Pablo iniciaron movilizaciones, exigiendo justicia y con la consigna de “Basta de gatillo fácil”. A estas manifestaciones concurrieron organizaciones estudiantiles y gremiales de la ciudad, pero la fuerza centralmente estuvo dada por los familiares y amigos de Pablo, que encabezaban este pedido de justicia.

El viernes 28 de noviembre de 2014, la Cámara Segunda dictó nuevamente la excarcelación a Villegas, negando la prisión preventiva, lo que motivó que familiares y amigos de Pablo realicen una espontánea manifestación ante la Ciudad Judicial. Al retirarse del lugar, en las calles Gelonch y Maipú, son interceptados con un operativo policial claramente organizado. Fueron detenidos en la comisaría 21, dónde fueron torturados y amenazados con frases como “con esto no te van a dar ganas de seguir jodiendo”. Entendemos que este hecho representa claramente una situación de criminalización de la protesta, destinada a amedrentar a quienes se encontraban manifestándose, reclamando justicia. Durante los días que duró la detención, organizaciones sociales, estudiantiles y sindicales, mantuvimos guardia en las comisarías y realizamos manifestaciones en la ciudad, lo que visibilizó la impunidad absoluta con la que se maneja la policía en su trato con los sectores populares, y puntualmente con los sectores populares organizados y en lucha.

Desde la Coordinadora Trece de Enero, entendemos que el accionar tanto de la policía como del poder judicial con respecto al asesinato de Pablo y las torturas realizadas en las comisarías a sus familiares, forma parte de un accionar sistemático por parte de las fuerzas represivas hacia los sectores más pobres y particularmente de jóvenes de la sociedad, con el fin del disciplinamiento social. Detrás de los argumentos de “excepcionalidad”, de “excesos de algún policía”, se esconde la política represiva. El permanente hostigamiento en la calle a los jóvenes de los sectores populares, la detención por averiguación de antecedentes, por “merodeos”, no hace más que marcar cuál es lugar en el que deben transitar estos jóvenes y cual no, regulando el acceso a la ciudad y controlando los territorios.

Este 26 de Septiembre, en el marco del aniversario del asesinato de Pablo, convocamos organizaciones sociales, políticas, culturales y de derechos humanos a una Jornada Cultural contra el Gatillo fácil, que contará con bandas, murgas, actividades culturales y la presencia de familiares y amigos de víctimas de violencia policial en la región.

Estamos próximos al comienzo del juicio por este asesinato policial, encontrándose actualmente en libertad el policía Villegas, habiéndose sembrado tanto judicial como policialmente un escenario tendiente a garantizar la impunidad de este hecho.

Es por ello que exigimos