El proyecto de ley "La Matanza: Capital Nacional de la Producción y el Trabajo" obtuvo media sanción. El intendente Espinoza y los empresarios matanceros lo festejaron en un lujoso evento.
Jueves 18 de diciembre de 2014
"Mis leales seguidores; en las granjas administradas por los Cerdos hay orden y disciplina. Nuestros animales trabajan más y comen menos que en otras granjas"
(de la Versión animada del libro “Rebelión en la Granja” de George Orwell)
Hubo escenas del diciembre matancero que parecieron recrear el final del libro de Orwell, donde la metáfora de los cerdos hacía imaginar a políticos, burócratas y capitalistas felicitándose y brindando por sus negocios. En ese caso representaba el poderío de Stalin en la Unión Soviética.
En este caso los más importantes industriales, empresarios y comerciantes de La Matanza compartieron una ostentosa cena con Fernando Espinoza el 2 de diciembre. En ella le entregaron al Intendente una brillosa plaqueta “en reconocimiento al apoyo recibido en estos años para lograr juntos que La Matanza sea nuevamente la Capital Nacional de la producción y el trabajo de la Argentina”, en referencia a la denominación que obtuvo media sanción como proyecto de ley. Dos días después se volvieron a encontrar, esta vez con los sindicalistas de la CGT oficialista (que reúne 40 de los 60 gremios locales) y los figurones presidenciables del Frente para la Victoria para levantar en brazos, como a una criatura, por esa resonante distinción que votó recientemente la Cámara de Diputados de la Nación.
Tal mención estaría fundamentada, según el proyecto, en las más de 7000 industrias radicadas en el distrito y la creación de puestos de trabajo. Pero lo que se esconde es que el crecimiento fue de empleo precario en condiciones deplorables, con salarios miserables y una alto indice de trabajo en negro. El sueldo promedio nacional no supera los $8.000 lejos de la canasta familiar, y en industrias como la textil o del calzado, que son de las más importantes luego de la UOM, la informalidad laboral supera el 40%. ¿Será por eso que donde más fuerte se sintió el paro nacional del 28 de agosto fue en el conurbano bonaerense, según reconoció el mismo ministro de trabajo Carlos Tomada?
Detrás del proyecto hay una cínica campaña electoral del candidato a Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, el actual intendente Fernando Espinoza, y su pretendido sucesor, el diputado Carlos Gandsky (quien firma la iniciativa). "El Ruso", ex Secretario General de la CGT local, se presenta como "el representante del movimiento obrero", pero dejó pasar cientos de despidos y miles de suspensiones en pequeños y medianos talleres.
Mientras los trabajadores matanceros viajan horas apretujados en los colectivos, sufren problemas cada vez más graves con la vivienda y ante cada lluvia pierden todas sus pertenencias producto de las inundaciones, los empresarios, políticos y sindicalistas del peronismo festejan, ostentan una vida lujosa con enormes sueldos y preparan la carrera electoral 2015. El último acto intentó ser el lanzamiento a intendente de Carlos Gdansky, al que Espinoza no pudo más que asistir para dar un caluroso discurso de "unidad" y poner un poco de orden en la interna política por su sucesión. Le tocó compartir escenario con Randazzo, Tomada, Antonio Caló, y Julian
Domínguez, todos metidos en la interna nacional del kirchnerismo y la sucesión por la presidencia.
Como cierre del lujoso evento entre Espinoza y los empresarios matanceros, el peronismo elogió los logros que durante la década kirchnerista dieron lugar al autodenominado “Proyecto Matanza”. Lo que no dijeron es que detrás del financiamiento de las PyMES, de la construcción del Hospital Materno Infantil “Balestrini”, de las casas “modelo” en Villa Palito, del frustrado saneamiento del Río Matanza (que implicó 5000 evacuados en la última inundación, según el relevamiento del sindicato docente) y del “Mega Proyecto” de Metrobús, está el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), organismo financiero internacional con sede en EE.UU., que ya tiene en La Matanza un barrio entero y una cátedra universitaria con su nombre.
Estos buitres “solidarios”, gracias a sus socios locales, quieren terminar decidiendo el destino de millón y medio de trabajadores, jóvenes y mujeres de La Matanza.
Como el final de Rebelión en la Granja, en el que los animales atónitos observan desde afuera la gran comilona, el mes de diciembre encontró a empresarios, burócratas sindicales y políticos ricos festejando los “beneficios” que el kirchnerismo les dio y brindando para que sigamos sosteniendo sus ganancias y pagando sus deudas. Tratándose del conglomerado fabril y urbano más extenso del país, el proyecto “La Matanza: Capital Nacional de La Producción y el Trabajo” es un cínico
homenaje a la fuerza de los trabajadores.
El crecimiento de una Izquierda de los Trabajadores y el importante triunfo de los obreros y obreras de Lear que deberán ser reinstalados, puede darle renovado aire al descontento y la bronca que viene germinando por abajo, para que verdaderamente se levante “El viento que agita la cebada”. Pero esa es otra película.