Michelle Bachelet acentuó el giro hacia las empresas, con agenda enfocada en productividad y crecimiento para salir del “estancamiento”. Señaló que la “obra gruesa está terminada” y ahora se enfocarán en la “implementación” de las reformas. Pocos anuncios y eje en “logros”.
Sábado 21 de mayo de 2016
Una agenda con eje en la economía y la productividad
El discurso de Michelle Bachelet este 21 de mayo estuvo puesto en la agenda pro-empresarial. Crecimiento económico y productividad han sido la clave, en el marco que la “obra gruesa” de las reformas ha finalizado.
Así, señaló que “se ha instalado una visión y acciones comunes sobre uno de nuestros principales retos: elevar la productividad (…) debemos tomarnos muy en serio el crecimiento económico”. En un guiño al gran capital marcó que “sin crecimiento sostenido el progreso social termina siendo una ilusión". Llamó a los empresarios a hacer un “gran pacto” para revitalizar la economía: “Hemos identificado áreas de convergencia y acción común para tener una base productiva más sólida. Esta es mi invitación hoy: hagamos un pacto por un crecimiento que se sostenga en el tiempo”. Contra aquellos que la acusan de “populista” remarcó la responsabilidad fiscal del gobierno (“No somos un gobierno de billetera fácil” había señalado semanas atrás el Ministro del Interior Jorge Burgos, desoyendo las demandas de pescadores y trabajadores de Chiloé): “en un tiempo de reformas y en un escenario internacional complejo, las estrategias de largo plazo requieren finanzas públicas, porque el populismo es lo opuesto a los cambios serios”.
Remarcó la importancia de la relación entre los empresarios, el Estado y las comunidades. En la agenda de productividad, innovación y crecimiento; realización de infraestructura y concesiones públicas a los empresarios; la capitalización de Banco Estado para un mayor financiamiento de obras así como de créditos; red de apoyo al emprendimiento; un proyecto de ley para crear el Ministerio de Ciencia y Tecnología; énfasis en dos áreas centrales de la economía: minería y agricultura; se refirió a la creación de empleos y estar preparados para activar la red de protección social; habló de la importancia del capital extranjero promoviendo una agenda de inversiones extranjeras. Asimismo señaló la defensa y protección de la propiedad privada, en combinación con los derechos sociales.
Una agenda lejos del pueblo trabajador, que lejos de referirse a los bajos salarios (un 50% de los trabajadores ganan menos de $305.000), la sobre-explotación y la dictadura en los lugares de trabajo, así como el abuso de las grandes empresas con los carteles de colusión, fue un discurso hacia el gran capital, las fortunas del país y la clase dominante, que promueven un verdadero saqueo de nuestras riquezas y recursos con precarización y salarios de hambre.
En este marco, sólo en una pincelada y sin entregar ninguna definición se refirió a la traicionada y desmantelada reforma laboral, hacia "relaciones laborales justas, que propicien metas estratégicas compartidas entre trabajadores y empresarios. Por tal razón estamos comprometidos en fortalecer las organizaciones sindicales y hacer que las negociaciones colectivas sean más equilibradas".
Reformas: la “obra gruesa está terminada”
Así había anunciado en un video previo a la cuenta presidencial. La clave: se enfocarán en la “implementación” de las reformas ya hechas “para asegurar que todos esos beneficios lleguen directamente a las personas".
En el marco de una economía estancada, señaló que se ha “debilitado la cohesión de Chile, la fortaleza de su democracia y la capacidad de su economía”. Haciendo un guiño a la vieja Concertación, señaló que “no partimos de la nada”, pero que “también hay resistencia a los cambios”. Fustigó que su agenda de reformas es porque “no podemos seguir haciendo más de lo mismo”.
Su “obra gruesa” ya terminada: reforma tributaria, inicio gratuidad e inclusión, carrera docente, fin del binominal, nuevas reflejas de juego en la política política, y que habrán iniciativas que “reprogramar” por falta de recursos y para promover mayor diálogo social.
En este nuevo tiempo, no habrán nuevas reformas, sino “asegurar que cada reforma se lleve a la práctica adecuadamente” con énfasis en la “gestión”.
Así, el discurso oficial ha sellado el giro pro-empresarial de Bachelet, el fin de la ilusión en reformas “estructurales” que mantienen el modelo de la dictadura y las garantías a la clase dominante nacional y del gran capital extranjero con reformas de maquillaje al sistema económico y político heredado de Pinochet y consolidado con la transición pactada a la democracia. Un nuevo anuncio de “obras gruesas” que busca estabilidad y garantizar los pilares de la gobernabilidad capitalista.
Sus “logros” de una reforma educacional que mantiene el millonario negocio de la educación de mercado y el lucro de los sostenedores y empresarios
Asimismo, buscó darle peso al tema educacional, que ha mantenido durante años en las calles al movimiento estudiantil como el principal actor de oposición político al régimen, en el marco de un cuestionamiento más general al negocio de la educación de mercado, los derechos privatizados y las instituciones de la transición.
Señaló que “desde marzo de este año, más de 240 mil estudiantes ya no tienen que pagar ni matrícula ni mensualidad en sus colegios particulares subvencionados. Hasta la fecha 784 establecimientos pasaron a ser gratuitos sin mayores complicaciones, desmintiendo a los profetas del caos”. En educación superior, que ha mantenido al movimiento estudiantil denunciando su gratuidad y con la exigencia de educación gratuita universal, señaló que los que “estudian gratuitamente representan el 54,3% de la matrícula 2016 de alumnos nuevos en las universidades adscritas al beneficio (…) Este es un proceso en que no hay vuelta atrás”. Sobre el proyecto de reforma a la educación superior y su retraso, señaló: “Enviaré el proyecto de Ley de Educación Superior el próximo mes. Fijaremos las reglas permanentes de la gratuidad y la manera en que aumentará la cobertura”, cubriendo el 2018 hacia el sexto decil, y ampliando hacia centros de formación técnica e institutos profesionales. Mencionó también aspectos de salud y de su sistema de protección social.
La crisis del sistema político
"Estoy consciente que las prácticas de muchos líderes, del mundo político y del mundo privado, inspiran desconfianza". Señaló que sus reformas políticas buscan avanzar a cerrar la crisis de representación, con medidas como la lucha contra la corrupción, tráfico de influencias y sobornos. En un aspecto tragicómico, el Congreso, plagado de una casta de millonarios parlamentarios sumidos en amplios casos de financiamiento ilegal por parte de sus jefes los grandes empresarios, aplaudían las medidas “anti-corrupción” del gobierno.
Bachelet señaló que sus “iniciativas contra la corrupción no son palabras al viento, esto va en serio", frases muy al viento cuando es el propio parlamento el que busca leyes de impunidad junto a fiscales y jueces, así como el “blindaje” a las propias campañas políticas de ex presidentes y del propio círculo presidencial, ligado al financiamiento del gran empresariado. Asimismo cuando señaló un "reconocimiento a los miles de miembros de las Fuerzas Armadas que diariamente cumplen su labor en la defensa nacional", en el marco del nuevo escándalo de corrupción y fraude en el cual están envueltos altos cargos de la oficialidad de las Fuerzas Armadas, con millonarios privilegios y desvíos de recursos mediante su secreta “ley reservada del cobre”.
El Proceso Constituyente
Señaló que los encuentros locales han movilizado “más de 60.000 personas”, y disparó contra la oposición de derecha de Chile Vamos: "Quien se margina no sólo se queda abajo del carro de la historia chilena, sino que le resta valor a sus ideas", remarcando la necesidad de “contar con una Constitución moderna, actualizada y reconocida por todos como propia. Esto es lo que quiere la inmensa mayoría de chilenas y chilenos”, pues “el país de hoy no es el de 1980”. Así, un proceso constituyente que busca mantener los pilares de la herencia de la dictadura y entrega al Congreso sus poderes de decisión. Nada de la decisión de los trabajadores, estudiantes y el pueblo. Nada de Asamblea Constituyente. Un proceso para garantizar la gobernabilidad del Chile capitalista y tranquilizar a los grandes empresarios con el respeto a la propiedad privada y la obra gruesa de la herencia de la dictadura.
Pablo Torres
Dirigente nacional del Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR). Autor y editor del libro Rebelión en el Oasis, ensayos sobre la revuelta de octubre de 2019 en Chile, Edición Ideas Socialistas, 2021.