Viernes 3 de marzo de 2017 08:33
El área de salud de la Acumar se encuentra históricamente precarizada. Desde sus inicios, más del 90% de sus trabajadores se encuentran trabajando tercerizados por convenios con universidades nacionales. Luego se pasó a una modalidad de contratación precaria por contratos de locación de servicio del organismo. Esto se agrava aún más cuando se piensa que en 2015 el área de salud comprendía la mitad del total de la Acumar, con cerca de 500 trabajadores.
Si bien la precarización es histórica en el área, se agudizó con el macrismo. En el año 2016 con el fin de los contratos de convenio por universidad (que tenían una duración de entre 6 meses y un año), se pasó a los contratos de locación del organismo. Estos contratos tienen una duración de tres meses y entre sus cláusulas explicita que nosotros, trabajadores que algunos llegan a más de 5 años de antigüedad, no somos trabajadores del organismo. Nosotros que atendemos las problemáticas de salud ambiental en la población más vulnerable de la Cuenca Matanza Riachuelo desde hace años no somos parte del organismo. Nosotros que investigamos para detectar las poblaciones en riesgo e intervenir sobre esos riesgos, no somos parte del organismo. Nosotros que tenemos bajo nuestra responsabilidad la salud de niños, niñas, adolescentes, embarazadas, adultos y ancianos de la cuenca no somos parte del organismo.
Cada tres meses tenemos la incertidumbre si continuaremos con nuestro trabajo. Al día de la fecha estamos todos sin contrato. Nunca la gestión convoca a los trabajadores para hablar de las condiciones de contratación. Somos convocados a firmar cada trimestre los contratos SIEMPRE fuera de término. Por ende, cobramos SIEMPRE fuera de término. No tenemos un momento del mes fijo para el cobro de nuestros haberes, por lo tanto no sabes cuándo podremos contar con los mismos para solventar nuestros gastos y los de nuestra familia. Aún así continuamos, con el mismo compromiso que el primer día.
Pero no sin desgastes. Desgastes porque la gestiones en salud no están durando más de 8 meses. Intentan desgastarnos cambiando continuamente las líneas de trabajo, tratándonos como descartables y desvalorizando el trabajo que hacemos con tanto compromiso y esmero. Intentan desgastarnos porque cada gestión nos dice que nuestro trabajo no sirve para nada y porque a ninguna de las gestiones les interesó mejorar nuestras condiciones laborales. Aún así los trabajadores seguimos sosteniendo nuestro trabajo y las prestaciones a la población de la cuenca.
Estas maniobras del macrismo fueron efectivas. Actualmente hay poco más de 300 contratados por locación de servicio en todo el organismo, o sea que se perdió la fuerza de trabajo de más de 100 compañeros. Entre la precarización, la persecución ideológica y laboral que se hizo fueron desistiendo muchos compañeros a lo largo del año. Pero ahora vienen por más. Están despojando de su trabajo y sustento 2 compañeros del área de jurídicos y a 56 compañeros de salud, compañeros nutricionistas que bregaban por la salud nutricional de la población de la cuenca, médicos que atendían los eventos de salud-enfermedad que padece la población de la cuenca, y muchos otros profesionales y no profesionales que trabajan día a día por el derecho y acceso a la salud de toda la población de la Cuenca Matanza Riachuelo.
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La directora actual, la Médica Toxicóloga Susana García, no es excepción de esto. Vino con su persona de confianza y se encerró en su oficina a hacer listas de despidos y contratos haciendo y deshaciendo a su gusto. Hicieron listas que categorizaron y enfrentaron a los contratados: fueron categorizados entre trabajadores de primera, segunda o tercera categoría, bajo promesas de contratos diferenciales. Otro grupo de trabajadores entró en la categoría de “desechables”, que directamente fueron despedidos (algunos ni siquiera fueron notificados de su situación). Porque no confundamos los tantos, se los está despidiendo aunque ellos digan “no les renovamos el contrato”. Son despidos efectivos porque esos trabajadores están trabajando hace años en y para el organismo, y aunque las cláusulas de los contratos digan otra cosa, “son parte” de la Acumar.
Mientras la actual directora de salud de la Acumar juega sus fichas y presenta sus quejas porque su mano derecha gana poco en sus criterios (destaquemos que ningún trabajador del área puede acceder a ese salario ni estar en blanco), deja a la población de la cuenca descubierta despidiendo trabajadores. Mientras la directora se toma unos días de vacaciones, los compañeros despedidos ni siquiera fueron notificados que el día 24 de febrero era su último día de trabajo. Mientras la directora y la coordinadora de salud, Juliana Finkelstein, descansan, los trabajadores pasamos un fin de semana negro sin poder disfrutarlo con nuestras familias porque no sabemos si tenemos efectivamente trabajo. La directora, que se reincorporó el jueves 02 de marzo, no sólo no se anotició de la situación sino que no salió a hablar con los trabajadores que pasaron el día sentados en la vereda esperando una respuesta.
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Por toda esta situación los días miércoles 01 y jueves 02 de marzo se frenó la actividad en el territorio. Todos los trabajadores de salud cumplimos funciones en la sede central del organismo para llevar adelante nuestro reclamo. Esta medida de fuerza se tomó para visibilizar la situación en la que estamos y para reclamar por la reincorporación de todos los despedidos. Ante la falta de respuesta de las autoridades el 03 de marzo se continuarán con las medidas de fuerza, realizará una asamblea la junta interna de ATE con el conjunto de trabajadores, para discutir cómo se continuará de acuerdo a los paros que se realizarán la semana que viene.