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Red Internacional
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OPINIÓN. Un nuevo debate entre candidatos es imprescindible

El debate presidencial de este domingo 4 de octubre nos permitió dejar en claro que solo el Frente de Izquierda levanta un programa para enfrentar el ajuste que se viene, para que la crisis la paguen los capitalistas.

Nicolás del Caño

Nicolás del Caño @NicolasdelCano

Martes 6 de octubre de 2015

Fotografia: Enfoque Rojo

Más allá de los discursos de campaña denunciamos con claridad el “combo” que preparan: pagar a los fondos buitre, devaluación, nuevo endeudamiento y tarifazos. Uno golpe más de las clases dominantes y quienes les gerencian los negocios. Pudimos recordar como eso mismo pasó con la estatización de la deuda privada de los grandes empresarios (como el clan Macri) durante la dictadura, con la hiperinflación del ’89, las privatizaciones y la desocupación menemista, la baja de salarios y jubilaciones con De la Rúa o la devaluación duhaldista. La ausencia de Scioli se debió fundamentalmente a que se hubiera visto en dificultades para continuar con la ambigüedad permanente de decir a cada público lo que quiere escuchar. Para ver la relación entre demagogia electoral y la realidad de lo que piensan hacer Scioli, Macri o Massa basta ver lo que pasó en Brasil en la última campaña, el año pasado. El oficialismo y la oposición prometieron el oro y el moro pero después Dilma terminó aplicando un brutal ajuste contra el pueblo trabajador, apoyado por los supuestos opositores. Lo mismo se prepara en nuestro país.

El debate permitió, a su vez, junto al comienzo de difusión de los spots gratuitos de TV y radio, romper la maniobra de los grandes medios, oficialistas y opositores, de reducir el escenario electoral a los tres candidatos que encabezan las encuestas, intentando invisibilizar al Frente de Izquierda. Coincido por esto en lo que señala el compañero Jorge Altamira en el texto que ha escrito como primer balance, donde afirma que, en este marco, “el debate ha dejado en evidencia que el Frente de Izquierda es el único que encarna en forma explícita las reivindicaciones de los trabajadores”.

En el debate nos tocó una doble tarea, que fue presentar nuestros planteos a la vez que develar la demagogia electoral de los demás candidatos, en un formato que favorecía a quien no quería dar explicaciones e irse por la tangente. El tiempo de exposición era muy limitado y, en particular, no se podía re preguntar. Al no poder repreguntar, Massa, por ejemplo, me dijo que mentía cuando le dije que no tenía autoridad moral para querer imponer un régimen de presentismo a los docentes ya que había estado ausente en casi el 90% de las votaciones de la Cámara de Diputados este año. El que mintió fue él, como hoy muestran varios medios. Si hubiese podido responderle o repreguntar dábamos la fuente y se agotaba la discusión. Macri directamente obvió responder a nuestro cuestionamiento respecto del incumplimiento de las leyes de urbanización de villas en la Ciudad y al compromiso de construir viviendas junto al gobierno nacional para los desalojados de la toma del Parque Indoamericano o a los que vivían en el Barrio Papa Francisco, expulsados de sus viviendas con las topadoras. Tampoco respondió a la pregunta de por qué el PRO se había abstenido en la votación de la Comisión Bicameral del Congreso para investigar la participación de los grupos empresarios en la dictadura. Hubiese querido, obviamente, responderle a la justificación que dio Margarita Stolbizer para compartir alianzas en nueve provincias con el derechista PRO de Mauricio Macri, enemigo de la educación pública.

Pero sobre todo hubo dos temas que esbozamos pero no pudimos desarrollar. El primero es la denuncia del planteo de Massa de llevar el ejército a los barrios populares con el argumento de “combatir el narcotráfico”. Si bien le dijimos que los principales narcotraficantes hay que ir a buscarlos a Nordelta y a otros barrios privados, no pudimos desarrollar las consecuencias nefastas que esta política, aconsejada por la CIA, la DEA y el Pentágono, para desplegar las fuerzas armadas en tareas policiales, tuvo en México, ya que ante una pregunta de Massa para limitar el derecho a la protesta social tuvimos que focalizarnos en ese punto. En México la intervención militar directa con el argumento de “combatir al narcotráfico” provocó más de 70 mil muertos (según cifras oficiales, ya que hay quienes afirman que son más de 150 mil), un aumento de un 600% en las violaciones de los derechos humanos y una colonización de las fuerzas armadas por el poder narco. Es uno de los planteos más nefastos que se han escuchado en la campaña y que hay que salir a cruzar de lleno (dicho sea de paso, no coincido con Altamira cuando sostiene que la caracterización del tema ‘seguridad’ como una consecuencia del entrelazamiento entre el delito organizado y el estado, que valora como uno de los mejores momentos de nuestra intervención, es una corrección de nuestra posición, ya que es algo que el PTS viene denunciando sistemáticamente).

El otro aspecto que me hubiese gustado desarrollar es la relación entre las demandas que denominamos democrático-radicales que están en el programa del FIT, y que hemos popularizado, como que todo funcionario político gane igual que un docente y que sea revocable o la elección directa de los jueces y terminar con los poderes de monarca de la figura presidencial, con nuestro planteo estratégico, que es terminar con este régimen político y social capitalista y reemplazarlo por un gobierno de los trabajadores. Si bien señalamos en el primer bloque que el Frente de Izquierda lucha porque la crisis la paguen los capitalista y un gobierno de trabajadores, el tiempo no nos permitió desarrollar que la pelea hoy por la ampliación de los derechos democráticos del pueblo trabajador ("una democracia más generosa" decía Trotsky) favorece la lucha por terminar con este sistema y el estado que lo preserva.

En los temas debatidos hubo escasez de tiempo y hay muchos otros temas en torno a los cuales discutir.

Por todo esto, en numerosas entrevistas radiales posteriores al debate, y en las redes sociales, venimos reclamando un nuevo debate entre los candidatos presidenciales.


Nicolás del Caño

Es diputado nacional por el Frente de Izquierda y dirigente del PTS. Es autor del libro Rebelde o precarizada. Vida y futuro de la juventud en tiempos de FMI.

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