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Un programa de independencia de clase para enfrentar la agenda del gobierno “progresista”

Verónica Landa

Un programa de independencia de clase para enfrentar la agenda del gobierno “progresista”

Verónica Landa

Ideas de Izquierda

La gestión de la crisis por parte del gobierno “progresista” ha sido un nuevo rescate a las grandes empresas. La necesidad de un programa para hacer pagar la crisis a los capitalistas y combatir la restauración del régimen.
Este artículo es una versión de la ponencia presentada por la autora en la Escuela de Verano Anticapitalista y Revolucionaria de la CRT en Barcelona el pasado 23 de julio.

Que el capitalismo es un sistema que nos condena a la barbarie y la muerte, en el que no importa ni nuestra vida ni nuestra salud, lo sabíamos ya. Pero la pandemia lo ha hecho aún más visible.

Que el gobierno más progresista de la historia no era más que un revival de otro gobierno del partido que ha sido y es la pata izquierda del régimen, también lo sabíamos. Pero la pandemia lo ha hecho también mucho más evidente.
El gobierno “progresista” al rescate de las grandes empresas.

¿Cómo ha sido la respuesta en el Estado español del gobierno del PSOE y Unidas Podemos a la crisis del coronavirus? Igual que la de los gobiernos derechistas de Francia o Italia. No ha tomado ninguna medida que pusiera en cuestión los intereses de los grandes capitalistas, muy al contrario, se concedían ayudas a grandes empresas. Ha sido parte del bloque de Estados contra la liberación de las patentes de las vacunas. Está implementando un mega rescate al IBEX35 con los 140 mil millones de los fondos europeos, la mitad de ellos en deuda pública.

Mientras tanto el llamado “escudo social” no ha pasado de medidas coyunturales e insuficientes, que ni siquiera han llegado a todas las personas que realmente lo necesitaban. Con la moratoria de los desahucios se les dio la garantía a los grandes tenedores de vivienda recibirían sus rentas de las arcas públicas, y los desahucios de familias vulnerables no se han detenido en absoluto. La garantía de suministros básicos saltó por los aires con los cortes de la Cañada Real o las constantes subidas del precio de la luz. El paro está en torno al 16%, con la mayor tasa de paro juvenil de la OCDE. Algo que se da junto a una intensificación de la precariedad o se subvenciona, mediante los ERTEs, los costes salaries de las grandes empresas.
Estamos ahora en una quita ola donde la respuesta es igual que en las anteriores. Vemos como con una nueva campaña de criminalización a la juventud intentan tapar que desde marzo de 2020 no se ha tomado absolutamente ninguna medida a nivel sanitario para evitar un nuevo colapso, como, por ejemplo, aumentar el número de camas de UCI.

Era posible otra respuesta a la pandemia: tocando los intereses de los grandes capitalistas

¿Era posible otra respuesta a la pandemia? Claro que sí, pero ningún gobierno al servicio de los capitalistas la quiere. Porque precisamente la única salida en favor de las mayorías pasa por tocar directamente sus intereses.

Ante el retraso de la vacunación, no solo en el Estado español sino en todo el mundo, una medida esencial era poner fin a las patentes para su producción masiva, en la perspectiva de la expropiación de toda la industria farmacéutica. En el mismo sentido el Estado debía garantizar la distribución de todo lo necesario para detectar y para prevenir el contagio, de manera gratuita y masiva, controlando e interviniendo los grandes laboratorios que se ha forrado con la crisis sanitaria.

Por otro lado ¿Cómo puede ser que falten camas en hospitales o mantengamos los centros de atención primaria en condiciones precarias, y no se haya tocado la sanidad privada y sus recursos? La actual crisis planteaba la necesidad urgente de nacionalizar toda la sanidad privada, sus instalaciones, plantillas y laboratorios, para crear un sistema público y único de salud bajo gestión del personal sanitario y de los usuarios.

Unas medidas que debían ir ligadas al refuerzo inmediato de la sanidad pública, con la contratación del personal necesario, en condiciones no precarias, y del fin de las externalizaciones de servicios sanitarios.

Así mismo, para combatir las consecuencias económicas y sociales del coronavirus era fundamental un programa de emergencia que incluyera medidas como la prohibición de los despidos, permisos retribuidos para quien tenga que hacer aislamiento o deba hacerse cargo a menores y dependientes en esta situación, así como una verdadera renta de emergencia equivalente, al menos al SMI, o la subida de las pensiones a 1500€. O para acabar con el paro, imponer reparto de las horas de trabajo, para trabajar todos trabajando menos, sin ningún tipo de reducción salarial.

Además ¿Cómo puede ser que bancos y fondos buitres tengan pisos vacíos mientras continúan los desahucios? Estos pisos se tienen que expropiar, al igual que se intervienen las plazas de hotel necesarias para garantizar vivienda y espacio para que nadie quede en la calle en medio de esta crisis. Además de otras medidas como la suspensión del pago de alquiler para quienes vieron afectados sus ingresos.
Antes hemos mencionado el ejemplo de la Cañada Real, que puso al desnudo la codicia de las eléctricas, y la desidia de los Gobiernos, tanto de Madrid como del Estado. Mientras Naturgy y Endesa tienen beneficios millonarios, aumentan el precio de la luz en pleno invierno y ahora en medio de uno de los veranos más calurosos. Contra estos grandes capitalistas es necesario pelear por “nacionalización” de los sectores estratégicos sin indemnización para las grandes empresas; que las controlen los mismos trabajadores y trabajadoras y las usuarias.

Otra medida elemental, exigida por colectivos migrantes y antirracistas, es la regularización de todas las personas migrantes. Pero el Gobierno no solo se niega, sino que continúa encerrando en CIEs y retoma las deportaciones. Además, de continuar con su política imperialista enviando al ejército a Ceuta y Melilla.
Pero para llevar a cabo este programa, hace falta dinero, la cuestión es de dónde debe salir. Según Forbes, las 100 personas más ricas del Estado español cerraron 2020 con más de 130.000 millones. Y en este listado, hay directivos de empresas que se han hecho más ricos gracias a la crisis. ¿Por qué tenemos que pagar nosotros los efectos de la crisis, cuando son ellos los que se han seguido haciendo ricos durante la crisis?

Por eso, un programa que realmente no descargue la crisis sobre los de siempre debe plantear que todas las medidas necesarias, se financien con los impuestos de un 20% a las grandes fortunas y con un 50% a los beneficios de las grandes empresas, a la vez de que se recuperen los millones del rescate a la banca, se expropia la fortuna de la Familia Real y se les deja de pagar 60 millones al año, se deja de financiar a la Iglesia, así como a la patronal de la educación y la sanidad privada.

Además, la nacionalización de la banca y todo el sector financiero es una medida elemental de autodefensa de la clase trabajadora, acompañada de la creación de una banca estatal única gestionada por sus trabajadores/as, como único modo de evitar una fuga de los grandes capitales, y como modo de concentrar en una inversión dirigida a paliar las necesidades del pueblo trabajador.

Este es el programa que defendemos desde la CRT para evitar que la crisis no la paguemos de nuevo los de siempre, sin concesiones y rebajas. Porque el “no se puede hacer nada más” que repiten desde Podemos y la izquierda reformista, sigue dejando a a miles en la máxima pobreza y precariedad, y sembrando el campo de la extrema derecha.

Somos conscientes que esta aún no es una salida compartida por la mayoría de la clase trabajadora y la juventud, pero cada vez más sectores empiezan a hacer una experiencia con el “progresismo neoliberal”, empezando a pensar que sin organización y sin lucha de clases estamos perdidos.

Un “progresismo” que trata de apuntalar el Régimen del 78 y enterrar el movimiento democrático catalán

Para hacernos pagar esta crisis a la clase trabajadora este progresismo neoliberal está a la cabeza de un intento de restaurar, apuntalar y lavarle la cara a un régimen político en crisis, en el que no se sienten representados millones de personas, sobre todo los y las más jóvenes. Para lograrlo desactivar la que ha sido su principal afrenta es fundamental, nos referimos al movimiento democrático catalán.

No es el primer intento de hacer esto. El primero, el del PP y la ofensiva posterior al discurso del rey, y que fracasó en las elecciones de diciembre de 2017. El primer gobierno Sánchez y el gobierno de coalición mantuvo la represión, condenó a los presos políticos del procés y mantuvo una ofensiva judicial y mediática que llevó al adelanto electoral y a la fracasada operación Illa.

La derrota de la coalición “progresista” en Madrid y las últimas encuestas, dejan claro que, si el gobierno no se sostiene y hay elecciones anticipadas, en la Moncloa entraría la derecha. Para evitarlo, Sánchez necesita consolidar los apoyos parlamentarios de la investidura y en, concreto, a ERC. De ahí los indultos y una normalización en términos autonómicos de la relación con el nuevo govern.
Por su parte, la hoja de ruta de Aragonés pasa por la aceptación de los indultos, abandonar a los más de 3000 procesados, evitar cualquier gesto procesista que tensione la situación y pactar un apoyo mutuo en el Congreso y el Parlament con PSC y Comunes. JxCat lo acepta por no quedarse por fuera de lo que suponen los millones de la UE.

Para que esta restauración autonómica sea posible, hay dos factores importantes: el movimiento democrático catalán ha sido conducido a un retroceso por su dirección y por la represión estatal. Y por otro lado, la entrada de los fondos europeos. Zapatero pensó que el consenso con la burocracia sindical y la patronal y la tregua de la derecha le daban margen para aplicar ajustes; pero le estalló en la cara 15M. Las explosiones del malestar juvenil que hemos visto o los conflictos obreros que se han ido produciendo como Tubacex o Airbus, pueden ser solo un adelanto. A lo que se le pueden sumar un resurgir del movimiento democrático catalán.

Necesitamos una izquierda que “rompa el tablero”

Si algo deja en claro este año y medio de gobierno “progresista” es que es una izquierda socialdemócrata de gestión del capitalismo, que le pone la alfombra roja a la monarquía quitando de su agenda política la cuestión de la forma del Estado, que avala la represión, y que sostiene un Estado imperialista, no tiene nada que ofrecernos.

Además, cuando la izquierda del régimen defrauda las expectativas muchas veces quien lo capitaliza es la derecha, y en tiempos de crisis aguda como estos, también la extrema derecha.

Desde la CRT enfrentamos las trampas de esa izquierda institucional. Nosotros no somos una izquierda que viene a “mover ficha”, como dijo Podemos. Queremos romper el tablero político, acabar con este sistema podrido y sobre sus ruinas crear una sociedad nueva libre de explotación y opresiones. Haciendo eje en el desarrollo de la movilización y la autoorganización, que pelee contra la burocracia sindical y las de los movimientos sociales. Que defienda un programa político anticapitalista y de clase, en la perspectiva de acabar con el régimen, conquistar el derecho de autodeterminación, acabar con la Corona e imponer procesos constituyentes y sentar las bases para conquistar verdaderas repúblicas de trabajadores.


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Verónica Landa

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