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Martes 20 de septiembre de 2016
Este domingo se dio por concluida la Cumbre de Países No Alineados en la Isla Margarita con una declaración final sin decir cómo llevarla a cabo.
Desde hace muchos años el Movimiento de Países No Alineados perdió su relevancia significativa a nivel internacional. Durante el llamado período de la Guerra Fría buscó ubicarse como una alternativa para las naciones que no apoyaron a Estados Unidos o la ex Unión Soviética, pero desde la caída del muro de Berlín, en 1989, sus encuentros internacionales dejaron tener impacto.
Aunque en este caso específico buena parte del evento giró a una serie de resoluciones internacionales en vísperas de la 71 Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas que da comienzo este martes. Sin embargo para el gobierno de Maduro tuvo su significancia por cuestiones de política interna y por eso realizó todos los esfuerzos de conseguir la mayor presencia de los representantes internacionales.
Es que la relevancia para el chavismo al realizarse la Cumbre en Venezuela, está en función en momentos en que el país sufre una agobiante crisis económica, una fuerte inestabilidad política, buscando mostrar que no es un país aislado como lo quiere hacer presentar la derecha local y el derechismo continental.
Para el gobierno de Maduro la Cumbre constituyó un gran éxito para la diplomacia venezolana, mientras que para la oposición aglutinada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD) fue un rotundo fracaso. Declaraciones ambas previsibles en el medio de la tensión política interna, y que ya lo venían sosteniendo incluso antes de dar inicio el propio evento internacional. Maduro consiguió tener una declaración de repudio y por la derogación del Decreto de Obama.
La XVII cumbre del MNOAL congregó en Venezuela a 14 jefes de Estado y de Gobierno, una veintena de cancilleres y decenas de otros altos funcionarios en representación de 104 de los 120 países que integran el movimiento, y además de su declaración final, resolvió que Azerbaiyán será la sede de la próxima cumbre en 2019. A la cumbre previa, en Teherán, asistieron únicamente 35 de 120 presidentes, jefes de Estado o primeros ministros, además de los representantes de los demás países.
Una de las resoluciones más aclamadas dentro de la Cumbre fue con respecto al Consejo de Seguridad de la ONU y de la propia ONU que indicaba instar a "transformarlo en un órgano más democrático, eficaz, eficiente, transparente y representativo, en consonancia con las realidades geopolíticas actuales". Incluso en su cierre, Maduro sostuvo que desde su presidencia impulsará una "refundación" de Naciones Unidas, la ampliación del Consejo de Seguridad y la transformación de los mecanismos de funcionamiento de la organización internacional.
Esta propuesta no es nueva para el gobierno nacional, recordemos que ya en la 69 Asamblea General de la ONU (2014) Maduro llenó de elogios a la ONU afirmando que "La Carta de Naciones Unidas es uno de los poemas más hermosos que podemos leer". Un enaltecimiento a un organismo dominado históricamente por las principales potencias del mundo, que surgió a imagen y semejanza de los países más poderosos que salieron vencedores en la Segunda Guerra Mundial. Resaltando que “Nunca antes la humanidad tuvo un centro de reuniones para la paz y la vida”, para finalizar que "Reivindicamos el sistema de Naciones Unidas por encima de cualquier crítica que se pueda hacer”.
Y en ese entonces, luego de legitimar al "Estado Mayor" de las grandes potencias que bajo la bandera de la ONU han hecho cada intervención militar, Maduro propuso “una transformación profunda", una "refundación democrática" del Consejo de Seguridad, alimentando esta reaccionaria ilusión entre los pueblos que son sometidos por las potencias imperialistas. Esta ilusión reaccionaria es la que alienta también la propia Cumbre de Países No Alineados, donde el grueso de ellos apoyó la coalición internacional liderada por Estados Unidos y bajo mandato de las Naciones Unidas contra Irak durante la guerra del Golfo en 1991.
La declaración final recoge demás una serie de resoluciones que suelen votarse en las propias reuniones anuales de la Organización de las Naciones Unidas, y no pasan de afirmaciones generales que de tanto en tanto recogen estos encuentros y que en la mayoría de las veces contradice diametralmente con las políticas internas que los distintos gobiernos de los países miembros llevan adelante.
Es decir, una declaración de supuestos países No Alineados, pero que en eventos como la ONU saben bien cómo alinearse en función de sus intereses, y no en el bienestar de los pueblos que dicen representar. Por ejemplo, el gobierno de Colombia, que es parte del MNOAL, es más que sabido que se ha venido alineando históricamente con el propio imperialismo estadounidense, y aquí solo para poner un ejemplo.
Así, la declaración de la MNOAL en Isla de Margarita, sin detallar mecanismos para ponerlos en práctica, acuerda “revitalizar” el Movimiento y cuestiones como:
La Cumbre, si bien estuvo bastante en función de la política nacional para el gobierno, su resultado mismo no incidió mucho en la tensión política reinante y la correlación de fuerzas entre la oposición y el gobierno, si bien desviaba en cierta manera la atención de la acuciante situación económica y política que vive el país. Aunque sí Maduro consiguió la representación de 104 países más allá de que la presencia de Presidentes o Jefes de Estado fue menor que las cumbres anteriores.
Pero también, a juzgar por el contenido de la declaración conjunta de los integrantes del MNOAL, la Cumbre también terminó siendo funcional a la ONU en el sentido que no se distancia de las resoluciones que este organismo ha venido votando, incluyendo la propuesta de las reformas que se proponen para el Consejo Seguridad. Una ONU que ya ha llenado de elogios Maduro, tal lo expresara en la Asamblea General del 2014 en Nueva York, a sabiendas de su real papel en el tablero de la política internacional.