La columna de trabajadores de Zanon movilizados se acerca al Ministerio de Economía en Capital Federal, viajaron 1.200 km para llevar el reclamo que desde hace más de una década vienen haciendo.
Miércoles 8 de julio de 2015
Fotografía:Enfoque Rojo
Muchos no durmieron, al cansancio del viaje se le suman las preocupaciones de tener quincenas salariales atrasadas. Llegan a Congreso, no están solos, encuentran solidaridad de otros sindicatos y partidos, marchan firmes con el peso de ser un ejemplo de lucha para la clase trabajadora.
La columna radial va terminando en la AM local y anuncian la entrevista con Guillermo Pereyra, senador nacional y Secretario General del sindicato de petroleros privados. El dirigente sindical dice estar “preocupado y que anoche no pudo dormir”. Según sus dichos, los despidos inmediatos que están negociando en la conciliación obligatoria alcanzan a 236 trabajadores, sumados a los 80 que están dentro de otra conciliación, estos podrían ampliarse a 1.500 en toda la provincia de Neuquén para los próximos meses.
Daniel Vázquez es obrero de la empresa autopartista Lear, tras una larga batalla política y judicial logra entrar y recuperar su puesto de trabajo. Tampoco está solo, lo acompañan organizaciones sociales, y sus abogados. Seguramente anoche tampoco durmió, a los nervios de recuperar el trabajo hay que sumarle la preocupación de ser víctima de algún ataque de la patota sindical.
El conflicto de Lear puso al desnudo la convivencia entre empresarios, gobiernos, fuerzas policiales y burocracias sindicales.Una camioneta policial se mueve y libera el portón del predio de la empresa Monsa, desde el fondo se asoma uno de los diez colectivos de la línea 60 que saldrá a circular debido a una orden judicial. Los trabajadores comenzaron el reclamo por el despido de un compañero, a los días eran cincuenta y un trabajadores despedidos.Defienden sus puestos de trabajo, circulando sin cobrarles a los pasajeros como medida de fuerza.
Guillermo Pereyra explica que los trabajadores deben cuidar sus puestos de trabajo y recuerda la gran asamblea de hace semanas atrás en la que instó a los obreros a bajar el ausentismo por enfermedad y logró según el buenos resultados. La voz del líder petrolero suena latosa, y casi como en un cuento de terror explica que las empresas quieren bajar costos, los trabajadores cobran muchas horas “taxi”, durante el traslado hasta los pozos, cuando duermen, en viáticos y viandas. Claramente el dirigente está haciendo los deberes dictados.
Marcelo Morales es el secretario general actual del Sindicato Ceramista, su voz suave y con tonada apaisanada ha recorrido todos los medios regionales, la explicación es la misma que dieron los distintos dirigentes con el pasar de las conducciones, que dicho sea de paso, siempre se renuevan. Tanto el gobierno nacional como el provincial, hicieron promesas que no cumplieron con acceso a los créditos para la renovación tecnológica, cosa que raramente ocurre con los privados que accedieron a los millonarios fondos de los “créditos del bicentenario”. Llenan planillas, buscan presupuestos, arman proyectos y los vuelven a bicicletear.
Las empresas petroleras están exigiendo mayores beneficios, los conseguidos hasta ahora por la “ley de soberanía energética” no bastan. Es necesario reducir costos, bajar los salarios, devaluar la moneda, hacer infraestructura con créditos que generan deuda pública, el producto Vaca Muerta que le vendieron al mundo, es un progreso en tanto raro.
La voz acongojada del dirigente petrolero continua en la radio: “un petrolero puede ganar mucho, hasta 100.000 pesos, pero si se queda sin trabajo es el abismo, no hay nada. Por eso estamos trabajando para negociar con las empresas y reducir estas horas taxi. Lo más importante es cuidar la fuente de trabajo”. Pero no se queda allí, va por más y afirma: “en cuanto a la paritaria no tenemos nada, no se puede” y se pregunta ¿qué hacemos paro, rompemos todo?, obviamente la respuesta está dada, le llama “equilibrio” y sentencia: “se van terminando las épocas de oro y el paro puede ser el desastre, quizás están buscando un paro para legitimar los despidos”.
El relato construido por Pereyra no es nuevo, es el mismo del SMATA que culpaba a los trabajadores de Lear de poner en riesgos los puestos de trabajo con sus reclamos, en la misma sintonía lo hace la UTA con los trabajadores de la línea 60. El manual del relato burgués que las conducciones burocráticas adoptan es el mismo.
Mientras tanto el camino de ruptura y la decisión de escribir su propia historia en diciembre cumplirá 15 años, fue allá por el año 2000 cuando un grupo de jóvenes acompañados por los trabajadores más antiguos se hicieron de la conducción ceramista desplazando a la burocracia de Alberto Montes.
*Productor periodístico de Cartago tv, investigador del Observatorio Petrolero Sur