Un recorrido por las transformaciones en la industria del neumático, de los 90 a la actualidad.

Lucho Aguilar @Lucho_Aguilar2
Domingo 12 de junio de 2016 01:01
Las condiciones de trabajo en la industria del neumático se fueron transformando en las últimas décadas. Las necesidades capitalistas se fueron midiendo con las fuerzas obreras. Golpe a golpe.
La flexibilización laboral, sellada en acuerdos por fábrica, se profundizó en los años ’90. “Las seccionales eran una escribanía de la patronal”, cuenta Víctor Ottoboni, secretario de prensa de la nueva conducción del SUTNA. “En las negociaciones por empresa lograron meter muchos cambios que favorecieron a las empresas. En 1997 cierra Goodyear y muda su planta a Brasil. Las gerencias lo usaron como amenaza: o aceptan las condiciones o también nos vamos”.
En 1996 Pirelli incorpora el trabajo en equipo, la jornada semanal flexible y el fraccionamiento de vacaciones. Luego los turnos de 12 horas. En 1998 Bridgestone comienza a producir los 7 días de la semana, con el sistema conocido como “6x2”. En 1998 FATE fue introduciendo turnos continuos y el sistema “7x2” que liquida las extras que se cobraban al 200% los fines de semanas y en 2001 incorpora el “trabajo en equipo”, la capacitación y la polivalencia.
El convenio 101/75 se llena de anexos por fábrica. Comienzan a aparecer cláusulas de penalización por incumplimiento de estándares de producción. También el trabajo continuo por equipos, con turnos individuales rotativos, vacaciones fraccionadas y la posibilidad de convocar al personal en algunos feriados.
Las empresas hablan de “cambios tecnológicos” y de “organización del trabajo” en inglés, japonés, italiano y castellano; pero en cada acuerdo de fábrica van sellando el aumento de la explotación obrera.
Los 2000: nuevos ataques, pero con resistencia
La ofensiva iniciada en los 90 permitirá “conquistas patronales” que, en muchos casos, serán duraderas. Entre la ofensiva patronal de 1997 y el crítico 2002 se pierden un 20% de los puestos de trabajo. Igual porcentaje aumenta la productividad.
Pero el mazazo más duro llegaría justamente en 2002. La devaluación haría caer el salario real de los obreros del neumático un 39%. La productividad, comparada con 1997, sería un 40% superior.
La devaluación permitiría un nuevo desarrollo del sector, apoyado en la expansión de la industria automotriz y las exportaciones. Desde 1990 hasta el 2008, la producción de neumáticos en la Argentina pasaría de 5 millones anuales a cerca de 13 millones. El 60 % de esas cubiertas se exportan en dólares y euros.
Con millonarios subsidios, ventajas impositivas y dólar alto para exportar, durante el gobierno de los Kirchner la facturación total del sector pasará de US$ 1.600 millones, a alrededor de US$ 2.000 millones, con un incremento de sus ingresos de un 25 % anual.
No fue magia
Durante “la década ganada”, las patronales del neumático conservarían casi todas las conquistas que habían obtenido durante el menemismo. “Nunca menos” dijeron; y se hizo su voluntad.
Las brutales condiciones de explotación fueron revalidadas en cada uno de los acuerdos firmados en el Ministerio de Trabajo de Carlos Tomada. El nuevo Convenio Colectivo acordado en 2007 confirmaba los anexos por fábrica, las jornadas de 12 horas y los turnos rotativos, los salarios atados a la productividad y la precarización de contratados y tercerizados. La colaboración de Pedro Wasiejko, secretario general del gremio y dirigente de la CTA alineada con el gobierno, sería fundamental.
Cuando los trabajadores del neumático se rebelaron, en el invierno de 2008, las condiciones noventistas fueron sostenidas a fuerza de despidos, “gestiones ministeriales”, militarización de las fábricas, y persecución sindical.
La productividad por hora trabajada en el neumático aumentó un 34% entre 2003 y 2011: le roban a los trabajadores un tercio más que una década atrás. Ni grandes máquinas, ni robots, ni cubiertas que se hacen solas. El “milagro” fue sostenido mayormente por los trabajadores.
El cuerpo de Saúl, el relato de los anónimos tercerizados de Fate, los rotos de Pirelli, el premio zanahoria de Bridgestone. Todo eso ocurrió durante la “década ganada”. El crecimiento de la producción y las superganancias de Fate, Bridgestone y Pirelli se han basado en el aumento de la explotación obrera, de los ritmos de trabajo y la precarización laboral. Sangre y sudor. Pero también rabia. Por eso la rebelión de los obreros del neumático en 2008, con su bandera “Empresas ricas, trabajadores pobres”, sería uno de los hechos reveladores de la Argentina kirchnerista.
Pero de eso hablaremos en una próxima nota.
En esta serie:
1 - Quiénes son los “chupasangre” en la industria del neumático
Derechistas, golpistas, millonarios, evasores: las historias detrás de los dueños del negocio de las cubiertas. Primera de una serie de notas sobre los obreros del neumático.
2 - Sangre y sudor de la industria del neumático
Trabajadores de segunda, cuerpos rotos y destrozados, pasar la vida en la fábrica y premios que no son. La realidad del milagro de la industria de las cubiertas.
4 - “Hay que dejar que ese odio se exprese”
Francia, Brasil, México, Venezuela. Otras historias, de otros países pero de los mismos hombres que hacen las cubiertas que hacen “girar al mundo”.
5 - Del conflicto de 2008 a la conquista del sindicato
La sed insaciable de los “chupasangre” de la industria del neumático tendría sus malos tragos. De la rebelión en las paritarias del 2008 al triunfo del Frente de Unidad en las últimas elecciones.

Lucho Aguilar
Nacido en Entre Ríos en 1975. Es periodista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001. Editor general de la sección Mundo Obrero de La Izquierda Diario.