En el Ayuntamiento de Girona están pasando cosas extrañas. Asumió como alcalde el número 19 de la lista de Convergència i Unió. Cuando asumió no hizo uso de la fórmula correcta. Y, ahora se junta con el PP y Ciutadans.
Guillermo Ferrari Barcelona | @LLegui1968
Viernes 26 de febrero de 2016
Albert Ballesta, el nuevo alcalde de Girona y que reemplaza a Carles Puigdemont, ha llegado a un pacto con el Partido Popular y Ciutadans para definir su sueldo, por 73.000€ y el personal municipal. Este pacto “contra natura” llegó luego de negociaciones con ERC que quería limitarlo a 68.000€. La situación del ayuntamiento gerundense no puede ser más extraña.
En primer lugar, tenemos un alcalde (igual que los del resto de los municipios) que quiere ganar un pastón. Piensen que ganaría 73.000€ de sueldo más 28.000€ de dietas anuales. Con la décima parte de ello (y menos aún) nos obligan a vivir a millones de trabajadores. ¿Por qué tiene que ganar más de 100.000€ más coche oficial, dietas especiales; mientras la gran mayoría de la población la está pasando canutas?
En segundo lugar, se da una situación más bien cómica. Desde las elecciones del 27S, tanto ERC como CDC junto a personalidades han hecho una lista común por el soberanismo, Junts pel Sí. Lista que ha concitado todas las críticas posibles por parte de los partidos unionistas, como el PP o Ciutadans (y el PSC). Siendo esto así, ¿Cómo se explica un pacto de CDC con el PP y C’s? Por puro oportunismo político: “sino le gustan mis principios, aquí tengo estos otros”.
Demasiadas cosas extrañas
Aun siendo así, el pleno del Ayuntamiento de Girona fue más bien caótico. Ciutadans se bajó del pacto, por órdenes de arriba. Rivera no aprobó un acuerdo con fuerzas independentistas, mientras se está fraguando el pacto de investidura anticatalanista. Oportunismo centralista. El PP hizo un mutis por el foro, mientras se abstenía. Y el resto de las fuerzas le votaron en contra. El alcalde se quedó sin salario, pero tiene 28.000€ de dietas (¿podrá vivir con ello?).
Las cosas en Girona se están sucediendo de una manera sumamente extraña. Luego que Carles Puigdemont lo abandonará para ocupar la presidencia de la Generalitat, se dio una tras otra. Por un lado, Puigdemont impuso que el número 19 de la lista de CiU fuera quien le reemplazara. El President obligó a que 17 regidors renunciaran para imponer su candidato. Luego, cuando asumió Ballesta, lo hizo con una fórmula errónea con la cual no podía investirse. Hubo que repetirla. Una situación inédita.
Y, ahora éste pacto con la derecha españolista. De todas maneras, no es extraño del todo que CiU haya pactado con el PP. Hay que recordar que los Presupuestos fueron pactados con los populares durante dos años consecutivos. La derecha catalana con la derecha española no es una “yunta” del todo rara. Jordi Pujol y José María Aznar caminaron el mismo camino a finales de los 90, mientras Artur Mas era Conseller de Economia.
Esto es una muestra más de la importancia que tiene para Convergència, el derecho de autodeterminación en Catalunya. “La pela es la pela”. Están más preocupados por los privilegios para las grandes empresas y sus representantes, que los derechos democráticos y sociales de los trabajadores y el pueblo.