En esta época desde los distintos gobiernos, las publicidades y los medios nos desean a todos y todas que pasemos una feliz navidad. Pero ¿en estas fiestas todos pueden pasarla bien, dar regalos y comer cosas ricas? Acá algunas reflexiones de un obrero de GUMA.
Martes 22 de diciembre de 2020 18:20
Tengo la suerte de tener trabajo y por eso asegurado el pan dulce, unas sidras y la comida. ¿Pero puedo decir feliz navidad?
Seguro que lo diré al estar con mi vieja, mis hijos y mi compañera, pero no estoy bien. Recuerdo cuando era un niño, mi vieja soltera y empleada doméstica, para navidad nos acostaba temprano porque no teníamos ni para el pan dulce. Escuchaba a los niños de mi edad tirando pirotecnia y riendo, disfrutando del regalo de Papá Noel. Y con mis hermanos en la oscuridad y con los ojos abiertos, sintiendo a mi vieja llorar.
Hoy sé que muchos niños, madres y padres no van a tener una feliz navidad, sé lo que se van a sentir, lo sentí yo en carne propia.
En este año millones de trabajadores, muchos de ellos mis vecinos, conocidos, parientes, fueron despedidos. Si ya era difícil con un sueldo, sin él seguro que no van a poder tener lo mismo que tengo yo. Veo que mi familia vende sus pocas cosas de la casa para poder pagar la luz, asisten a ferias para poder subsistir y este gobierno que te quita hasta esa posibilidad.
Con el espíritu lleno de bronca por la injusticia, que en el mismo año donde millones quedaron sin trabajo, sin obra social, sin saber como llenar la olla, en el mismo año te pasan por los noticieros que el dueño de Mercado Libre, los bancos y diversas empresas ganaron como nunca. Claro, no es casualidad, es consecuencia de que ajustan sobre los trabajadores y benefician a esas empresas.
Y otra vez tenemos que soportar como con Macri y ahora con Fernández, el robo de los jubilados (pobre mi vieja) y todo para seguir pagando la deuda. Mientras el FMI exige reforma laboral y jubilatoria. Son insaciables.
Donde hay plata para la policía y nada para las docentes, donde los trabajadores de limpieza cobran 20 mil pesos y si piden aumento, los echan.
Les tenemos que parar la mano, los tenemos que enfrentar, uniéndonos todos los que sufrimos estos ataques. Somos millones, si nos unimos en una misma lucha vamos a ser una fuerza poderosa. Vamos a poder luchar por lo que necesitamos más allá de los gremios, más allá de la región. También lo tenemos que hacer en forma democrática, discutiendo y decidiendo entre todos sin que nadie nos imponga nada. Tenemos que formar esa unidad para hacer realidad que la crisis la paguen ellos, los capitalistas, y no los trabajadores.
Desde el MAC y La Red de precarizados estamos luchando por hacerlo.