La moneda mexicana llegó a 16.88 unidades por dólar, el valor más bajo desde 2015. ¿Quiénes ganan y quiénes pierden?
Miércoles 12 de julio de 2023
Este miércoles 12 de julio, el peso cotizó a 16.88 unidades por dólar, una apreciación de 0.98 % y de 16.6 centavos respeto al martes anterior.
La razón: la publicación del dato de inflación en la Unión American, que en junio descendió a 3 %, un dato importante porque para el mismo mes de 2022 había llegado a 9.1 %. El índice dólar (que cuantifica la fortaleza de esa moneda frente a una canasta de seis divisas) bajó 1.13 % en la jornada de este miércoles y tocó un mínimo de 15 meses.
De acuerdo con Gabriela Siller, directora de análisis económico de Grupo Base, entrevistada por el diario El País, “Si el peso sigue la misma tendencia observada desde julio del año pasado, podría apreciarse hasta 16.74 pesos por dólar este año”.
Según la economista, la depreciación del dólar trae como consecuencia que la mayoría de los tipos de cambio con el billete verde avancen. Y el peso mexicano es el que lleva ventaja con una apreciación de 0.98%.
Hasta este mes, la moneda mexicana se ha apreciado 13.8 %. Esto se debe al mayor ingreso de remesas, en especial desde Estados Unidos, así como la inversión extranjera directa, además de las decisiones de política monetaria del Banco de México (Banxico), de mantener altas las tasas de interés, actualmente en 11.25, son los principales factores que han favorecieron la apreciación del peso.
A su vez, los ingresos de divisas por petróleo, turismo, exportaciones y remesas, sufren el impacto de la depreciación del dólar. Según el Bank of America, el peso es la moneda que más terreno ganó a nivel internacional.
“Los niveles en los que se encuentra en estos momentos el tipo de cambio peso-dólar, por debajo de las 17 unidades, no son sostenibles con la estructura de la economía mexicana”, sostuvo Jessica Roldán Peña, economista en jefe de Casa de Bolsa Finamex, entrevistada por El Economista.
Roldán señaló que la moneda mexicana se mantendrá en los niveles actuales de 16-17 unidades por dólar hasta la próxima reunión de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, que tendrá lugar los próximos 25 y 26 de julio.
La expectativa es que la Fed suba su tasa de interés en al menos 25 puntos base, lo cual según la economista de Finamex llevará a una depreciación de la moneda mexicana.
De acuerdo con el punto de vista de Roldán Peña, el “super peso” en 16 unidades por dólar no será sostenible a mediano plazo pues considera que “no hubo una mejora estructural en las finanzas públicas de México, ni tampoco un aumento sustancial en la productividad de su economía.”
La otra cara del “super peso”
Aunque el presidente López Obrador presume el super peso, el panorama no es tan halagüeño como lo quiere mostrar.
Con la depreciación del dólar, las remesas pierden poder adquisitivo. Por la misma cantidad de dólares recibida al cambiarla por pesos, el importe es menor. Se reduce capacidad de consumo de las familias que reciben dinero de los migrantes en EEUU, en el marco de que, aunque parece estar contenida la inflación, los precios de los productos de la canasta básica siguen subiendo.
Desde el punto de vista de la macroeconomía, “los exportadores no tienen forma de adaptarse a apreciación tan rápida”, según señaló Siller en una entrevista a Univision.
Es decir, las compañías automotrices o las fábricas maquiladoras reciben menos utilidades ante la baja del dólar, porque cobran en dólares y, por lo tanto, llegan menos proyectos de inversión y se generan menos empleos, que pagan en pesos mexicanos y cuando el dólar le gana a la moneda nacional obtienen un beneficio económico de esta maniobra. Este problema de los exportadores, de acuerdo con Siller, lleva a que las exportaciones mexicanas sean menos competitivas que las del resto del mundo.
Lo que no incorpora esta economista en su análisis es la perspectiva de una recesión en Estados Unidos, un factor que puede frenar las exportaciones y los nuevos proyectos de inversión, en el marco del lento crecimiento de la economía mundial, que no se ha recuperado de la crisis de 2008 sino que más bien se vio sacudido por la pandemia y la ruptura de las cadenas de suministro.
Sin embargo, el gobierno de López Obrador, al igual que sus predecesores, mantiene importantes incentivos para las inversiones, como el sostenimiento de la precarización laboral y el impulso de los megaproyectos que apuntan a crear o renovar la infraestructura para la instalación de parques industriales y centros de logística y distribución en distintos puntos de México.
De qué depende la economía
Más allá de los aumentos al salario mínimo, que benefician al sector más empobrecido de la clase trabajadora, el grueso de las y los asalariados tiene ingresos que no alcanzan a cubrir los gastos básicos de una familia, como alimentos, vivienda, transporte, telecomunicaciones. Se vive a crédito, con intereses altos gracias a la política monetaria del Banco de México. La apreciación del peso no trae ningún beneficio al pueblo trabajador.
El tipo de cambio en sí mismo no gobierna el destino de la economía. La baja productividad se debe a la subutilización de los avances tecnológicos, pues el valor de mercancías y servicios está dado por la cantidad de trabajo humano socialmente necesario para producirlos. Si con más tecnología y nuevos procesos se produce más cantidad en menos tiempo, cada cosa que se produce contiene menos valor.
Con la incorporación masiva de innovaciones tecnológicas aumenta la composición orgánica del capital, del trabajo muerto encarnado en la maquinaria e insumos con respecto al trabajo vivo, en el marco de la producción capitalista bajaría la tasa de ganancia del capital.
Pero en una sociedad sin explotación ni opresión, la implementación de innovaciones a gran escala y el reparto de las horas de trabajo entre todas las manos disponibles implicaría tiempo libre para que todes pudiéramos dedicarnos al ocio creativo, al ocio productivo, al deporte, al arte y al descanso.
Quedarían en el basurero de la historia los días grises de vivir para trabajar porque el salario no alcanza para vivir. Como escribió Lenin “Es preciso soñar, pero con la condición de llevar a la práctica los sueños”.