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Red Internacional
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BRASIL - IMPEACHMENT. Una nueva encuesta expone la crisis del sistema político brasilero

¿Qué es mejor para Brasil: la vuelta de Dilma Rousseff o la permanencia de Michel Temer? Para el 52% de los brasileros, ninguna de las dos opciones.

Leandro Lanfredi

Leandro Lanfredi Trabajador petrolero | Rio de Janeiro

Jueves 28 de julio de 2016 12:23

Frente a la crisis de representatividad, el diario Folha de São Paulo, la candidata Marina Silva del partido Rede, Dilma Rousseff y ahora el diario de las finanzas Valor Econômico comparten una misma salida: nuevas elecciones.

El diario Valor Econômico, como Folha de São Paulo, analizan los datos de una reciente encuesta (IPSOS) para dar una respuesta que les resulte más conveniente, coincidente con la que Dilma Rousseff y Marina Silva promueven desde hace meses: la convocatoria a nuevas elecciones. Un sector de la elite nacional (golpista o no) comienza a pensar si no valdría la pena una respuesta de este tipo, que diese mayor legitimidad al régimen. En este marco se entiende la propuesta de nuevas elecciones.

Un retrato de la crisis institucional y de representatividad

La encuesta “¿Qué es mejor para Brasil?” ofreció cuatro opciones de respuesta a sus entrevistados: que se quede Temer; que Temer convoque a nuevas elecciones; que Dilma vuelva y se quede hasta 2018; que Dilma retome el poder y convoque a nuevas elecciones.

Para el 38% de las personas entrevistadas, lo mejor sería que el presidente interino convoque ahora a nuevas elecciones para octubre. Otro 14% prefiere que Rousseff retorne y llame a nuevas elecciones.

En relación a la preferencia entre la apartada presidenta y el presidente golpista en ejercicio, Dilma sigue al frente de la disputa ya que para el 20% de las personas, lo mejor para Brasil es que Dilma Rousseff vuelva y complete su mandato, a diferencia del 16% que apoyan el golpe y la continuidad de Temer hasta el final del mandato, en 2018. El 12% de los entrevistados no saben o no respondieron.

El margen de error es de tres puntos porcentuales. Es decir, Dilma es preferida por una minoría mayor que la minoría de Temer. Todo en el marco de que nadie tiene legitimidad y todos están cuestionados. El 52% prefiere nuevas elecciones, pero algunos las quieren encabezadas por Temer y otros por Dilma, y otro 48% quieren otras respuestas, es decir, una gran fragmentación de la opinión pública en el marco de la crisis de representatividad.

La preferencia por Dilma es mayor en el Nordeste donde el 39% cree que la mejor opción es que ella regrese. En las regiones Norte y Centro Oeste la preferencia por Dilma es la menor (13%). El golpista Temer tiene mejor aceptación en la región del Sudeste (18%), región que promovió una de las mayores movilizaciones contra Rousseff. Pero el 18% de aprobación está lejos, muy lejos, de ser una señal de fortalecimiento como quiere mostrar el diario Folha de São Paulo. En síntesis, como otro dato de una realidad fragmentada, de la crisis de representatividad del país, se muestra una continua división geográfica de la opinión pública.

El Instituto IPSOS también consultó a los entrevistados su opinión sobre el gobierno federal. Los datos muestran que la evaluación de la gestión del golpista Temer entre “mala y pésima” creció del 43% al 48% en solo un mes –sin embargo, el número es mejor que la evaluación hecha de la gestión de Dilma en su segundo mandato, que llegó al 81% de “mala y pésima” en la víspera de su alejamiento (marzo de 2016). La gestión de Temer es considerada “buena u óptima” solo por el 7% de los entrevistados - un punto más (dentro del margen de error) del 6% del mes pasado.

El impeachment va perdiendo legitimidad

La encuesta, realizada todos los meses, también señala la caída de apoyo al proceso de impeachment. En marzo de este año había alcanzado el mayor nivel en esta serie de encuestas desde marzo de 2015, llegando a 61%. Ahora es de 48%. Es decir, una mayoría no quiere ni a Dilma ni a Temer y una minoría decreciente aun se mantiene a favor del impeachment. Se trata de otra expresión de la aguda crisis de representatividad del sistema político del país. Resumiendo, ninguna de las respuestas institucionales ofrecidas es del agrado de la mayoría de los 1200 entrevistados.

Los datos muestran que el 34% se opone al impeachment, el mayor número desde marzo del año pasado. Una última encuesta de Datafolha también señaló que el 35% de las personas consideran que los senadores no deberían votar por el alejamiento definitivo de Dilma Rousseff y un 58% opina que sí deberían hacerlo. Aquí también se verifica una caída de los porcentajes que en marzo eran de 68%.

El impeachment, la principal respuesta institucional dada hasta ahora por la elite nacional, viene cayendo en los porcentajes de aprobación, sin que eso fortalezca la vuelta de Dilma.

Qué respuesta dar frente a la pérdida de legitimidad del impeachment

En este crepúsculo del impeachment y del golpista Temer no es de extrañar que uno de los periódicos de negocios más respetado, Valor Econômico, considere esta encuesta para afirmar a los cuatro vientos "la mayoría quiere nuevas elecciones". Cuestión que la encuesta reflejó aunque en forma fragmentada: con Dilma, sin Dilma, con Temer, sin Temer. Es decir, la encuesta expone en su totalidad algo más que la tesis de nuevas elecciones: expone el descrédito del impeachment y de Temer, una débil recuperación de Dilma y fundamentalmente, lo que definimos como crisis orgánica.

La tesis de nuevas elecciones, que aún es muy difícil de ser aceptada, viene siendo impulsada por los partidarios de la presidenta y por dirigentes pro golpe como Marina Silva y algunos de los grandes medios periodísticos nacionales como la Folha de São Paulo. Algunos senadores aceptarían votar por la permanencia Dilma a cambio de la convocatoria de un plebiscito a principios de octubre, para que la población decida si quiere o no nuevas elecciones presidenciales. Si acepta, se celebrarían en 2017. Esta tesis de nuevas elecciones también ha sido abrazada por sectores de la izquierda nacional, grupos que estuvieron a favor del golpe las promovieron como el MES (Movimiento de Izquierda Socialista, corriente interna del PSOL) de Luciana Genro y el PSTU, y ahora también por sectores que se opusieron en su momento al impeachment. En nuestra opinión, esta salida en lugar de restaurar "la democracia al pueblo" servirá para dar legitimidad a un régimen cuestionado, como deja en claro la encuesta que analizamos.

No queremos salvar este régimen podrido y esta Constitución que contiene derechos conquistados por los trabajadores, pero también garantía de impunidad a los militares, a la policía asesina e incluso permite una intervención militar constitucional como defienden los que apoyan al reaccionario Bolsonaro. Por eso, desde Esquerda Diário además de defender la lucha contra Temer sostenemos que se imponga una nueva Constituyente para que sea posible fortalecer estos cuestionamientos en cada lugar de trabajo y no para facilitar la elección de un nuevo ajustador, sea Serra (PSDB), Aécio (PSDB) o Marina (Rede), que a diferencia de Temer contaría con legitimad para avanzar en los ajustes; para terminar con los privilegios de todos los políticos instituyendo que todos ganen como una maestra para terminar con el robo de los recursos nacionales y con la deuda, mientras padecemos la privatización y precarización de la salud y la educación e impedir los despidos, entre otros grandes temas nacionales sentidos por la población.

Una nueva Constituyente dejaría en evidencia para los trabajadores del país que frente a esta democracia de los sobornos, corrupción y explotación es necesario dar una respuesta radical a los problemas del país; una respuesta anticapitalista y revolucionaria para levantar un nuevo tipo de gobierno, un gobierno obrero basado en las organizaciones de lucha de la clase trabajadora.

Traducción: Liliana O. Calo

Artículo original en portugués