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Red Internacional
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Opinion. Una reflexión obrera antes de las PASO

Siendo un trabajador, y de cara a las próximas PASO a nivel nacional, una reflexión de porqué votar a la Izquierda en dichas elecciones, mirada desde una perspectiva obrera.

Edgardo Videla Delegado Comisión Interna de Cuyoplacas | Mendoza

Jueves 10 de agosto de 2017

Consciente de ser un obrero, un tipo con los pies puestos dentro de una fábrica, entiendo desde ese lugar, (mi lugar), que es justamente la consciencia, el primer requisito para desarrollar un sentido de pertenencia y de empatía con millones de obreros como yo.

Entender que soy un obrero, asalariado, y dependiente de una patronal, me hace reconocer mis intereses y los de otros trabajadores, que están diametralmente opuestos al de mis empleadores. Ellos privilegian sus ganancias por sobre el desarrollo y el progreso de las familias obreras, poniendo un abismo de diferencia entre el nivel de vida de patrones y obreros.

Una vez que sabemos de qué lado estamos, tenemos un enfoque más certero sobre cual es nuestro lugar en la sociedad, y por consiguiente una mejor mirada sobre los gobiernos y las diferentes situaciones políticas, que incluyen esta obligación que la Democracia nos impone de tener que elegir periódicamente a nuestros representantes.

Del Pasado al Presente

Históricamente y a nivel internacional, la ideología de Izquierda surge como expresión de las clases obreras del mundo, dada su necesidad de liberarse de la opresión a la que el desarrollo de los sistemas capitalistas las venía sometiendo, con mayor crudeza a fines del Siglo IXX y principios del Siglo XX. Históricamente la Izquierda ha sido la ideología adecuada para los obreros conscientes de su clase.

En Argentina la aparición del Peronismo, como Movimiento en algunas ocasiones, o como camaleónico Partido Político, en otras ocasiones, ha deformado la consciencia obrera desde sus orígenes. De la mano de la magnificación de sus principales y emblemáticas figuras, Perón y Evita, se construyó una clase obrera argentina despolitizada, y dependiente de la benevolencia paternalista de algún gobernante que reparta de forma más equitativa entre trabajadores y pobres, las migajas que se les caen a los ricos, a la oligarquía nacional. Y entonces, a la espera de este Mesías Justicialista que reflote la doctrina del General, la clase obrera argentina deposita periódicamente su confianza, en cualquiera que venga en nombre de ese pasado de reivindicaciones populares, así caímos en Menemismo, Duhaldismo, y Kirchnerismo, y los ricos empresarios o terratenientes siguieron y siguen siendo los mismos.

Como siempre digo, con Cobos, con Jaque, con Paco Pérez, o con Cornejo, en Mendoza, los Millán, los Vila-Manzano, los Pescarmona, y algunos otros siguen siendo millonarios, sin importar que Partido gobierne, solo actúan como administradores garantistas de los negocios de los dueños de la provincia.

Trabajador Despolitizado

El peor vicio que el Peronismo inculcó a la clase obrera argentina fue la despolitización, remachada a fuego y sangre luego por la última dictadura militar. Durante décadas, el trabajador promedio siente fastidio por desperdiciar un par de horas del domingo votando, según él, para que nada cambie. Pero la actitud de este obrero es la misma que puede tener cuando realiza un juego de apuestas, en este caso, el tipo emite su voto, y se sienta a esperar que por arte de magia su vida mejore. Si esto no pasa, en las próximas elecciones apuesta por otro político, y vuelve a esperar el milagro. Así, los parámetros de lo que es bueno o es malo para la vida cotidiana del laburante se desvirtúan completamente, ya que al depositar de este modo la confianza en un gobernante, se siente sin responsabilidad ciudadana, y queda sometido a la voluntad del mismo, y esto te lleva a creer que si te mejoran la placita del barrio, es un buen gobierno, aunque se deba pagar fortuna por los bienes y servicios básicos.

Esta situación de obreros despolitizados, lenta pero sostenidamente, viene superándose en la provincia en los últimos años, no casualmente, desde que el FIT se instaló como tercera fuerza política en Mendoza.

No tan Distintos

Si bien desde su concepción los dos partidos mayoritarios de Argentina, Radicalismo, primero, y Peronismo después, levantan la bandera de la representación de las mayorías, el Peronismo está vinculado al pueblo, desde una mirada sumamente populista, y el Radicalismo, hoy parte de Cambiemos, se lo vincula con la oligarquía, ambos con más interés en mantener las divisiones de clases, que en la verdadera justicia social. Y esto se ve claramente en los últimos diez años de nuestra historia, que representan, justamente, los dos modelos entre los que pretenden encerrar a los trabajadores, planteándolos como modelos antagónicos cuando en realidad, tiene muchos puntos de comparación.

Mientras el gobierno Kirchnerista ingresó a miles de adultos mayores al sistema jubilatorio, jamás abrió los añejos juicios de los jubilados con el Estado. Mientras Cambiemos toma esta falencia kirchnerista vendiéndola como una reparación histórica para “los viejos”, les quitó gran parte de la medicación gratuita con la que contaban.

Para Cambiemos, los Derechos Humanos, son un “curro”, o minimizan uno de los periodos más oscuros de nuestra historia. El Kirchnerismo bajaba el cuadro de Videla en la ESMA, pero ponía al, hoy encarcelado por delitos de Lessa Humanidad, Milani, al frente del Ejército. O a Sergio Berni al frente de la Gendarmería, esa que golpeaba brutalmente a los trabajadores de Lear, o los choferes de la 60 en la Panamericana de Buenos Aires. Como hoy lo hace la Gendarmería de Patricia Bullrich, de Cambiemos, con los trabajadores de Pepsico. En esta línea, ayer, con los K, desaparecía Julio López y Luciano Arruga, hoy con el Macrismo desaparece Santiago Maldonado. Desaparecidos en Democracia en ambos gobiernos. Y podríamos seguir, hablando de como el Kirchnerismo hizo un culto del asistencialismo y los planes sociales sin salida laboral, a como Cambiemos le quita pensiones a personas discapacitadas. Pero para no irnos tan lejos en la distancia y en el tiempo, vamos a remitir unas palabras a la actualidad provincial.

El mejor alumno

Si la línea de gobierno de Macri, está generando nuevos pobres, desempleo, exclusión social, cierre de empresas, tarifazos, etc., que Mauricio te señale como su mejor alumno, debería causar vergüenza, pero para el Gobernador Cornejo, esto es un elogio.

No hay un verdadero parámetro para medir las dos gestiones, ya que durante la gestión de Paco Pérez , que llegó a un cargo, como muchos otros, colgado de la pollera de Cristina, el Kirchnerismo no se desarrolló como una verdadera corriente en la provincia, sino más bien como un movimiento impulsado por sectores progresistas, convencidos de portar una mística romántica, que ninguno de los dirigentes reales del peronismo menduco, tenían el menor interés en explotar.

Prueba de esto es la vergonzosa desbandada post era K, que hoy se ve graficada con tres listas para una elección interna, en donde Juani Jofré , se presenta como el “pollo de Cristina” aunque Cristina mira para otro lado en la única foto que se sacó con él, mientras que Félix, es un clásico “cacique” del interior provincial, y Tanús, un resabio de la gestión Pérez, dispuesto a pegarse o despegarse de Cristina, según convenga.

Lo que resalta de la actual gestión, la del mejor alumno de Macri, es el autoritarismo, y los permanentes ataques a los laburantes, principalmente a quienes se atreven a no obedecer sumisamente el destino que el poderoso gobernador y su séquito de déspotas funcionarios dictan. El Item Aula contra los docentes, paritarias a la baja en el Estado, cientos de empleados públicos en la calle, papelones vendimiales, incendios y accidentes en cultura, represión a los Feriantes de Guaymallén, y a trabajadores de ATE, modificación de Convenios Colectivos de Trabajo, y la creación del mamarracho jurídico llamado Oficina de Conciliación Laboral Obligatoria, entre otras cosas, quedan opacadas ante la persecución ideológica contra militantes y Legisladores del Frente de Izquierda, que apunta a desafueros e imputaciones.

Voto al FIT

Por todo lo expresado parecería ser que el voto hacia el FIT, es casi un mandato moral para un laburante, pero también, más allá de razones históricas y las ya expresadas hacia las otras opciones de elección, al voto hacia el FIT, también es imprescindible fundamentarlo y darle sustento.

Coherente con la historia y con su discurso, el FIT, sus representantes y militantes, vienen ofreciendo la mejor alternativa a quienes ya no esperan el cambio que anunció el oficialismo en su campaña, o no desean volver a la soberbia que la gestión anterior usaba para justificar una desdibujada línea de gobierno.

Pero no solo de desilusión está compuesto el voto por Izquierda. Que Noelia Barbeito, tanto como los demás legisladores, y la militancia partidaria haya estado al lado de los trabajadores del Casino de Mendoza, de la EPTM, al lado de los docentes bastardeados por el gobierno Cornejista, con el Item Aula, y una persecución constante por parte de la DGE y de Jaime Correa, el antiguo CEO de Vila, ya fundamente mi decisión, y espero que la tuya, de votar al Frente de Izquierda.

Que el FIT denuncie cada dieteazo en la Legislatura, donde se allanan todas las diferencias ideológicas y políticas para unificarse, todos, Radicales, Pro, Massistas, Peronistas y Radicales, en un ingreso mensual que ningún trabajador tendrá jamás. Mientras todos los Legisladores del FIT se mueven en colectivo, como muchos trabajadores, y alquilan, como muchos más. Ya le da sustento a mi elección por la Izquierda.

Yo voto al FIT, porque propone correr las barreras, estirar los límites, que es la obligación de la clase obrera. Porque cuando la jornada laboral era de 16 horas, llegó a doce horas, y luego a ocho, y la Izquierda propone seis horas, que trabajen nuestros compañeros desempleados junto a nosotros, que todos tengamos el sueldo que nos permita vivir, y el tiempo que nos permita disfrutar. Disfrutar del arte, el deporte, de nuestros afectos, ¿o acaso vivir bien es patrimonio de nuestros patrones, y de los funcionarios que les garantizan la riqueza?

Yo voto al FIT, porque la perspectiva de su política está pensada desde la mirada obrera, por lo tanto te propone ser parte de una transformación, no esperar a que un cambio llegue desde la política, sino que el cambio lo generen los laburantes, los jóvenes y las mujeres, dictando desde las fábricas las leyes que deben proclamarse en los espacios políticos.

Compañero laburante, animate a ser parte del FIT, no esperes otro cambio que el que generes por vos mismo.