Con matrículas que rondan los 2.000 euros ¿es suficiente para garantizar el acceso a la universidad a los miles de estudiantes que han sido expulsados demandar una rebaja del 30%?
Jueves 15 de marzo de 2018
Foto: ID.es
Varios militantes del Sindicato de Estudiantes dels Païssos Catalans, junto con activistas de algunas asambleas de facultades, se encadenaron este miércoles en la Sede de Universidades e Investigación de la Generalitat para protestar contra los abusivos precios de las matrículas universitarias y exigir la bajada del 30% de las tasas.
Tal y como describía nuestra compañera Verónica Landa recientemente en este arítuclo esta rebaja de las tasas al “30% dejaría un precio por crédito ligeramente superior al precio del curso 2008/2009, es decir, el previo al “tasazo”” de 2012.
Sin embargo habría que recordar que por esos tiempos ya 66.000 estudiantes habían tenido que abandonar la universidad pública por no poder hacerse cargo de matrículas que superaban con creces los 1.000 euros, más aún si alguna asignatura era de segunda o tercera matrícula.
De hecho la elitización de las facultades pegó un salto con las políticas de recortes aplicadas durante la crisis, pero no nació con ellas. Desde el curso 2004/2005 hasta el curso 2016/2017, 200.000 estudiantes abandonaron las universidades públicas. A estos habría que sumar a aquelos que nunca tuvieron la oportunidad de acceder a ella.
Por ello la lucha por la bajada del 30% de las tasas y la vuelta a los precios de antes de 2012 es una demanda completamente insuficiente para garantizar el acceso a la universidad a los miles de estudiantes que no pueden entrar y a los 200.000 compañeros que fueron expulsados de las aulas en la última década larga.
Más aún si atendemos que en este periodo los salarios han sufrido una deflacción media del 10%, que llega hasta el 30% en las franjas salariales más bajas, aquellos que ingresan 1.000 euros o menos al mes.
¿Bajada de tasas o educación gratuita?
La pérdida de poder adquisitivo- de la clase trabajadora, el aumento del paro juvenil y la precarización laboral que recae principalmente sobre las mujeres, las inmigrantes y la juventud, dan mucho más sentido si cabe el retomar la que fue la principal demanda del movimiento estudiantil del curso 2011/12: la gratuidad.
Así lo pensamos desde Pan y Rosas y No Passaran, y consideramos que este debate se debe retomar en cada centro de estudio, organizando asambleas con estudiantes y docentes, para levantar un movimiento estudiantil que pelee por una universidad publica, suficientemente financiada, gratuita y al servicio de la clase trabajadora.
Queremos una universidad gratuita con becas-salario para que los y las estudiantes de las familias trabajadoras no tengamos que soportar salarios de miseria en trabajos precarios para subsistir. Queremos una universidad que no precarice a nuestras docentes ni al personal no docente. Una universidad pública gratuita radicalmente democrática al servicio de la clase trabajadora.
Por eso como lo hicimos este 8 de Marzo y para continuar la lucha por las demandas históricas del movimiento estudiantil estamos levantando una campaña contra la universidad capitalista y patriarcal-. Contra la universidad-empresa que reproduce el machismo y el racismo en sus aulas, se vende a las empresas y deja a miles de jóvenes sin acceso a la universidad.
