Cientos de trabajadores no han cobrado su salario desde finales del año pasado mientras Jaime Valls, secretario ejecutivo de la ANUIES, echa la culpa a las universidades por contratar más personal y no recortar los salarios y prestaciones.
Miércoles 11 de abril de 2018
Siete universidades se encuentran en problemas financieros, y algunas de ellas se han declarado en quiebra técnica debido a que según las autoridades desde hace meses no están en posibilidades de pagar la nómina.
Se trata de la Universidad Autónoma del Estado de México, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Universidad Autónoma de Nayarit, Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, Universidad Autónoma de Tabasco y la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
La Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) se comprometieron en gestionar atención y apoyo financiero a las universidades con problemas financieros. Declaraciones que sólo se han quedado en el discurso.
Los más afectados por éste problema que se agrava son los cientos de miles de estudiantes que están en riesgo de perder las posibilidades de estudiar -en caso de que cierre la universidad- y los trabajadores administrativos y académicos que no están recibiendo su salario y ven en riesgo su trabajo.
Haciéndose eco de las posturas del gobierno federal, Jaime Valls Esponda aseguró que las universidades deben de aceptar su “corresponsabilidad” sobre su situación financiera, debido a que las prestaciones contractuales a los sindicatos han sido “muy perjudiciales”.
En entrevista para El Universal afirmó que: “La solución es sentarse, ver y plantear la problemática y poner un freno porque si se sigue contratando más personal, se siguen dando más prestaciones y construyendo más edificios, el déficit va a seguir creciendo. Es como en una casa: tienen que solucionar el tema y ajustarse a sus ingresos, no pueden gastar más de lo que tienen. Es contabilidad elemental: a cada cargo corresponde un abono y si no hay, tienes que solucionarlo con deuda, pero, ¿cuánto tiempo? Son soluciones insostenibles.
Como podemos ver Valls defiende bien los intereses del gobierno, ya que no cuestiona la reducción del presupuesto a las universidades públicas y la apuesta del Estado por privatizarlas. Además hace alusión a que los trabajadores tienen que ajustarse para sobrevivir con los salarios de miseria.
Otra cuestión que nunca mencionará es cómo estas universidades, las menos protegidas por el presupuesto federal están siendo vaciadas por sus mismos rectores, peor aún, algunos de ellos incluso se han prestado a la operación de desvío de recursos conocida como la Estafa Maestra en la que se utilizaron 128 empresas fantasmas para desviar más de 3,400 millones de pesos y además se utilizaron once universidades para maquillar estos desvíos, entre ellas la Universidades Autónoma del Estado de México, Autónoma de Morelos y la Juárez Autónoma de Tabasco.
Estas once escuelas recibieron como comisión poco más de mil millones de pesos, dinero que no se refleja en las arcas de esas instituciones, los 2,400 millones restantes, al parecer, tomaron el rumbo de las campañas electorales priistas.
Así, mientras una cúpula de funcionarios hacen y deshacen con el presupuesto federal, incluyendo a los rectores universitarios en general, la mayoría de los trabajadores de las universidades tenemos que realizar otras actividades o tener otro trabajo para poder cubrir las necesidades de nuestra familia.
Trabajadores, académicos y estudiantes tenemos que salir a luchar juntos para que se aumente el presupuesto a las universidades a través de cobrar altos impuestos a los grandes empresarios y reducir los millonarios salarios de los funcionarios públicos de alta jerarquía.
Además es necesario que los sindicatos universitarios se pongan a la cabeza de la lucha que tienen que levantar todos los trabajadores del país por un salario digno que cubra la canasta básica, por un aumento salarial de emergencia (más allá del nefasto 3% que se negocia cada año) y contra todas las reformas estructurales que precarizan cada vez más nuestra vida.