Culpan de reducciones y recortes al gobierno federal y recurren al presupuesto 2021.
Lunes 28 de diciembre de 2020
Están en verdadera bancarrota, a juzgar por los números rojos que presentan algunas universidades públicas del país. Se destacan la Universidad de Guadalajara (UdeG), la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), entre otras.
Como un verdadero “drama lo que se vive en la educación superior”, declaró el rector Ricardo Villanueva Lomelí, de la Universidad de Guadalajara (UdeG), quien además mencionó que, en 2015 la UdeG recibía mil 461 millones 794 mil 70 pesos, mientras que para el 2020, bajó a 137 millones 673 mil 683 pesos.
Las universidades públicas en el país son una conquista histórica para el movimiento estudiantil y las clases trabajadoras mexicanas, sin la cual millones de estudiantes jamás hubiéramos podido acceder a la educación superior.
Incluso en tiempos de pandemia, el movimiento estudiantil debe poner sobre la mesa el conjunto de demandas que garantice la verdadera educación pública, laica y gratuita en las universidades públicas del país, al mismo tiempo que cuestiona al servicio de quiénes están y planteen bajo qué intereses se debe producir la ciencia y el conocimiento.
Así sucedió en la reciente toma de las instalaciones de la Rectoría de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), -cuando se reabrió la vieja discusión al respecto de la gratuidad de la educación dentro de las universidades públicas en el estado- de la misma manera que se puso en tela de juicio el papel de las autoridades universitarias y su burocracia sindical, con salarios muy elevados como el caso de los alrededor de 300 mil pesos que se embolsa el rector Juan Ignacio Camargo Nassar.
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Porque un mundo mejor es posible, según versa la frase, se hace necesario pelear por una educación pública, laica y gratuita ya que, como en muchas otras demandas democráticas, no pueden entenderse si no es en el marco de una lucha más amplia y mayor, es decir, por mejores condiciones de vida, cobrando mayor relevancia el llamado a la unidad en la acción entre estudiantes y trabajadores, sea al interior de las universidades, pero también por fuera de ellas, en las calles y zonas fabriles.
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En años recientes se evidenció más la crisis financiera y de administración en las universidades públicas del país, empero la reducción presupuestal vino desde años atrás, cuando se culpó que era por la disminución en los ingresos petroleros, resultando más que notoria la responsabilidad del llamado "modelo neoliberal", en donde la educación pasó a ser vista como una mercancía más que como un derecho y las universidades públicas pasaron a convertirse en feudos de grupos político-partidistas.
Pudiera parecer paradójico que las universidades públicas estén en crisis presupuestaria, poniendo en completo riesgo el trabajo de la enseñanza, investigación y creación del conocimiento acumulado, precisamente cuando llega Andrés Manuel López Obrador a la presidencia, recordémoslo como se ostentaba un fervoroso convencido de la educación pública con su promesa de crear 100 universidades en todo el país. Pero también recordemos que, previo a la pandemia Covid-19, en agosto de 2019 se hizo público que 11 Universidades de educación superior, entre ellas la UJAT de Tabasco, tenían problemas para pagar hasta la nómina de los trabajadores.
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En tal contexto, el gobierno de Andrés Manuel, dejó muy claro que sus prioridades en educación no son las de los trabajadores y el pueblo pobre, ni mucho menos apostará por una educación gratuita, ya que ofreció su apoyo condicionando el rescate de las universidades a cambio de un estricto programa de “disciplina financiera”.
Este programa debe contemplar el despido de académicos y trabajadores administrativos, la suspensión de nuevas contrataciones y el congelamiento de plazas vacantes. También la reducción de personal de honorarios y la reestructuración del sistema de pensiones y jubilaciones.
Esto, en palabras llanas no se contrapone a las políticas neoliberales -aunque use una retórica negacionista de las mismas- las cuales consideran a las instituciones académicas y de salud, como empresas en busca de la ganancia.
Si quieres luchar con nosotros por una Educación Libre, Laica y Gratuita, así como por tener acceso a los servicios de salud en el país, te invitamos a conocer las Propuestas del Frente de Izquierda Anticapitalista en donde buscamos registrar la candidatura independiente de Flora Aco, trabajadora estatal reinstalada, que quiere ser la voz de los trabajadores, las mujeres y la juventud en las elecciones de 2021.