Reproducimos la Declaración de la Corriente de Trabajadores por el Socialismo (CTS) llamando a construir un Frente de Izquierda y los Trabajadores en Uruguay
Viernes 21 de septiembre de 2018
Una alternativa de los trabajadores, las mujeres y la juventud en la situación política actual
Tres periodos de gobiernos confirmaron lo que algunos sectores de la izquierda socialista veníamos diciendo desde hace décadas acerca que el Frente Amplio no es una alternativa para los trabajadores.
Al igual que sucedió en el resto de Latinoamérica con la ola de gobiernos post-neoliberales, en Uruguay el Frente Amplio se erigió en un garante de estabilidad para los negocios de los capitalistas y las multinacionales.
En los aspectos más estructurales en estos 15 años no hubo cambios a favor de los sectores populares; sino que se profundizó un sistema económico en línea con los requerimientos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y los organismos multilaterales de crédito.
Desde el pago puntual de la deuda externa, pasando por la extranjerización de la tierra y los monopolios sojeros, el modelo extractivista, las zonas francas y demás medidas que garantizan los negocios para las multinacionales, el Frente Amplio de la mano de Astori, Vázquez y el propio Mujica se ha esforzado por mostrarse como una opción atractiva para la “inversión extranjera” y el capital especulativo.
Las privatizaciones continúan avanzando (por ejemplo con las PPP), así como los subsidios y exoneraciones fiscales para los empresarios mientras los trabajadores y el pueblo apenas han logrado volver a las condiciones de vida previas a la crisis del año 2002.
Cientos de miles de trabajadores, luego de años de supuesta bonanza para las economías exportadoras de materias primas, apenas llegan a salarios que cubren el 25% de la canasta básica, y a la vez se mantiene el trabajo precario y de mala calidad, en especial entre los jóvenes. El fantasma del desempleo, con los permanentes cierres de empresa, es otra amenaza que se mantiene para los trabajadores, mientras hay una salud y educación de primera y de segunda para ricos y pobres.
Según estudios, al 2016 en nuestro país se generaba una riqueza equivalente casi dos veces al Producto Interno Bruto (PIB) y el 62% se concentraba en el 10% más rico de la población. Mientras que la cuarta parte de la renta neta estaba en manos del 1% de los ricos y más de la mitad de ese 25% pertenece al 0,1% del sector ultra rico de apenas unas 2.500 personas. Este es el Uruguay que se va configurando después de tres mandatos del FA y de la tan mentada “redistribución de la riqueza”.
La derecha tiene diferencias de tiempos y de matices, pero su programa apuesta a profundizar un ajuste que traerá sin duda más miseria, junto a más mano dura y represión para enfrentar las consecuencias o el descontento que pueda surgir.
Los partidos tradicionales son los representantes directos de las patronales y empresarios, los mismos que se fueron de los Consejos de Salarios porque quieren recortar aún más los ingresos de los trabajadores, los que reclaman recortar el gasto social y los que piden más militares en las calles y reforzar el aparato represivo.
Por fuera del Frente Amplio, la Unidad Popular ya mostró que no es ninguna alternativa, y por eso termina apoyando las propuestas retrógradas de los autoconvocados o defendiendo los privilegios militares cuando se opuso a la reforma de la caja militar, mientras que a nivel internacional defiende gobiernos como los de Maduro en Venezuela, que descargan el costo de la crisis sobre el pueblo trabajador.
Por un Frente de la Izquierda y los trabajadores
En el reciente Congreso del PIT-CNT, la dirección mayoritaria encarnada en la Corriente Gerardo Cuestas (PCU – Articulación) demostró su ligazón y su compromiso con el gobierno del Frente Amplio. Hay una intención manifiesta de “no hacer olas” garantizando la gobernabilidad y el tiempo necesario para que el Frente Amplio elija su candidato y asegurarle un nuevo mandato.
Sin embargo, los tiempos de los trabajadores y el pueblo son otros y es necesario comenzar a configurar un polo de independencia política que permita dar una salida a las luchas en curso. Desde 2014 se vienen sucediendo los cierres de fábricas y talleres con total impunidad empresarial y todo el aval implícito del gobierno y la dirección del PIT-CNT. Ecolat, Fripur, La Spezia, Impresora Polo y ahora Pili, Motociclo y Saman son solo algunas. En la mayoría de los casos, son hechos de estafas empresariales o vaciamientos encubiertos, pidiendo créditos al Estado para luego vaciar empresas e irse a otros lugares como Paraguay, modelo que hoy la burguesía uruguaya utiliza para extorsionar a los trabajadores con la necesidad de “bajar los costos de trabajo”.
De no lograr dar una salida por izquierda, la burocracia sindical y el Frente Amplio lograrán mantener desarmada ideológica y políticamente a la clase trabajadora. Esto es importante, ya que la burocracia no solamente actúa como agente de la descomposición ideológica y programática en el movimiento obrero, sino como agente de su propia descomposición social como clase, garantizando despidos y rebajas en las condiciones laborales que profundizan la pauperización y descomposición en las filas del proletariado.
Tenemos que luchar por recuperar los sindicatos constituyendo alas de izquierda clasistas y antiburocráticas que enfrenten la política de seguidismo al gobierno, que luchen por la democracia obrera y se delimiten claramente de aquellos dirigentes oportunistas, semi burocráticos y con métodos caudillescos que tampoco son una alternativa para los trabajadores.
Vivimos momentos dramáticos para el hermano pueblo argentino, y las ilusiones en que en Uruguay nada pasará, se revelarán como una quimera más pronto que tarde cuando el capital financiero y los grandes grupos económicos comiencen a apretar las clavijas pidiendo mayor ajuste. Estas semanas observamos cómo, al ritmo de la devaluación argentina, el Banco Central tuvo que vender 500 millones de dólares para evitar una subida brusca del precio del dólar. El gobierno le ofrece a los especuladores recomprar sus Letras de Regulación Monetaria y dolarizar sus carteras, previniéndose de una posible corrida cambiaria. Sin embargo, el total de posiciones de grupos financieros en LRM alcanza los 8.100 millones de dólares, mientras las reservas utilizables del Banco Central se encuentran en los 7.200 millones.
Y con el tiempo se irán intensificando las voces en la burguesía y el propio gobierno que hablarán de “atraso cambiario” y de la “pérdida de competitividad” con respecto a Argentina y Brasil. Están preparando una devaluación y desde la izquierda obrera y socialista debemos levantar en común un programa alternativo.
Por una salida desde la clase obrera, las mujeres y la juventud
Necesitamos levantar un programa que comience por el no pago de la deuda externa que ya trepa a tres cuartas partes del PBI. Que proponga la nacionalización de la banca y del comercio exterior para evitar la fuga de capitales. Estamos en un país que desde 1980 tiene el proyecto de “plaza financiera”, de creación de empresas offshore y de especulación financiera, y los sucesivos gobiernos del Frente Amplio nada han hecho para desmontar los pilares del mismo. Por eso hay que levantar un programa que ataque estos pilares.
Contra el intento de devaluación, es necesario luchar por salarios igual a media canasta básica familiar. Y frente a la impunidad de las patronales que cierran empresas, hay que exigir la estatización bajo control obrero de las unidades de producción y la confiscación de bienes a la patronal.
Es necesario un bloque que se posicione claramente contra los intentos de subir la edad jubilatoria y contra la intención de las patronales de ir hacia una reforma laboral.
Ante esta situación política, la necesidad de un Frente de Izquierda y los Trabajadores cobra aún más actualidad. Necesitamos un bloque político independiente de quienes no estuvimos ni con el gobierno ni con el campo en enero pasado. Un Frente que agrupe a obreros y obreras y estudiantes que luchan cotidianamente por recuperar las organizaciones populares para la lucha de clases, combatiendo a las corrientes burocráticas del movimiento obrero y estudiantil.
Necesitamos un bloque donde se exprese el masivo movimiento de mujeres que lucha por sus reivindicaciones y que es parte también de una lucha internacional contra el capitalismo y el patriarcado.
Un Frente en defensa de la independencia política de los trabajadores que no sea furgón de cola de los proyectos de ninguna variante burguesa; con independencia de clase y que en base a un planteo obrero y socialista impulse la movilización de los explotados contra el gobierno y las patronales.
Un Frente que sea una referencia política de aquellos que luchan contra la burocracia sindical y su política de darle gobernabilidad al gobierno aislando o conteniendo los conflictos y que luche por un gobierno de los trabajadores.
El Frente Amplio usó la legislación de contenido “popular” a favor de sectores oprimidos como factor de cooptación y desmovilización de los movimientos sociales, extendiendo la idea de que se puede terminar con las injusticias mediante transformaciones graduales dentro de los marcos del capitalismo y su parlamentarismo. Pero escudándose luego en el funcionamiento del mismo sistema a la hora de justificar las limitaciones que se les imponen a estas mismas leyes, o cuando el poder judicial defiende la impunidad de los represores de la dictadura, o cuando desde el poder presidencial se usa el recurso del veto a la hora de bloquear la aprobación de una ley o mediante decreto se impone la esencialidad para romper una huelga.
La lucha por un gobierno de los trabajadores debe desenmascarar todas estas limitaciones en contra de los trabajadores y oprimidos del régimen democrático burgués, como a su vez a sus sostenedores por “izquierda”.
Creemos que un Frente de estas características podría ser motivador y entusiasmante para despertar a la militancia en sectores de la juventud, la mujer y los trabajadores.
Ponemos esta propuesta a consideración de las organizaciones políticas, sociales y estudiantiles que reivindican la independencia política de la clase obrera y el pueblo pobre y que luchan por una salida obrera, revolucionaria y socialista para la crisis capitalista.