Uruguay va este domingo a elecciones generales en un clima de apatía y pasividad. Además de elegir presidente y legisladores, 2,7 millones de uruguayos están llamados a votar en dos plebiscitos, uno convocado por la central sindical para reformar la Seguridad Social y otro impulsado por la derecha para legalizar los allanamientos nocturnos. Conversamos con Damián Recoba, editor de La Izquierda Diario Uruguay para conocer la situación y las perspectivas.
Sábado 26 de octubre 23:51
Este domingo 27 de octubre unos 2,7 millones de uruguayos están llamados a las urnas para elegir al próximo presidente y a los legisladores para el período 2025-2030. Ese día también tendrán que votar a favor o en contra en un plebiscito propuesto por la central sindical PIT-CNT para reformar la Seguridad Social, y otro propuesto por los partidos que conforman la coalición oficialista que pretende que sean habilitados los allanamientos nocturnos.
Según las últimas encuestas el candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, lleva la delantera en una campaña donde por primera vez no intervienen los referentes históricos como Vázquez, Astori o Mujica. Sin embargo, no le alcanzaría para ganar en primera vuelta por lo que se iría a un balotaje el 24 de noviembre.
En segundo lugar se ubica el candidato oficialista, Álvaro Delgado, del Partido Nacional, que reúne detrás de sí a las cuatro fuerzas políticas de la derechista Coalición Multicolor que apoya al actual Gobierno de Lacalle Pou. En tercer lugar se ubica Andrés Ojeda, del Partido Colorado, también de la Coalición.
Para ganar en primera vuelta se necesita el 50 % más 1 de los votos emitidos y según la última encuesta de la consultora Factum, el Frente Amplio (FA) alcanzaría el 45,5 %, el Partido Nacional (PN) el 25,1 % y el Colorado (PC) el 15 %. Datos similares arroja la última encuesta de la consultora Cifra que no incluye la proyección del sector que se mostró indeciso. Mientras que La Diaria publicó una encuesta de Usina de Percepción Ciudadana que, sumando la proyección de los indecisos dio 47 % para el FA, 25 % para el PN y 16 % para los colorados.
En cuanto a los plebiscitos, se requiere más del 50% de los votos válidos para hacerse efectivos. En el caso del promovido por el PIT-CNT que busca revertir la reforma jubilatoria de Lacalle Pou que aumentó la edad de retiro, propone la equiparación de las jubilaciones y las pensiones al salario mínimo nacional, además de la posibilidad de acceder a la jubilación a los 60 años en lugar de a los 65, y eliminar las administradoras de fondos de ahorro previsional (AFAP) (con la que las empresas privadas hacen negocios con los ahorros previsionales de los trabajadores). Es por este motivo que el plebiscito de Seguridad Social fue atacado por los empresarios, los medios de comunicación, el oficialismo, pero también por los principales economistas del Frente Amplio que armaron una plataforma llamando a votar abiertamente por el NO y hasta el propio candidato Yamandú Orsi se posicionó en contra.
Para analizar más en profundidad la situación en Uruguay hacia las elecciones de este 27 de octubre conversamos con Damián Recoba, editor de La Izquierda Diario en ese país y militante de la Corriente de Trabajadores por el Socialismo (CTS).
¿Cuál es el balance del Gobierno de Lacalle Pou y cómo llega la derecha a estas elecciones?
La derecha, a través de la Coalición Multicolor, mostró bajo el mandato de Lacalle Pou que gobierna al servicio de los capitalistas nacionales y extranjeros. Aunque no pudieron avanzar con todo su programa, en estos últimos 5 años concretaron algunas de sus ideas centrales.
La Ley de Urgente Consideración (LUC), que fue finalmente aprobada (a pesar de que el plebiscito de marzo de 2022 estuvo cerca de hacer caer parte de su contenido), fue un paquete de leyes que significó una avanzada regresiva que abarcó distintas áreas, desde una mayor represión estatal hasta medidas de corte privatista, de recortes de derechos y de asfixia hacia las empresas públicas a partir de la falta de inversión, infraestructura y recursos humanos.
Las consecuencias de estas políticas las ha sufrido el pueblo trabajador con la pérdida del poder adquisitivo del salario, la extensión del trabajo precario, a lo que se le suma la pérdida de calidad en servicios básicos como la salud y la educación. En momentos críticos del país, como sucedió con la crisis hídrica durante el año pasado, la falta de previsión e inversión en la empresa de Obras Sanitarias llevó a que no se pudiera ni siquiera garantizar un servicio tan básico como agua potable segura y de calidad.
La Coalición Multicolor continuó la línea extractivista y de saqueo de los recursos naturales que vienen implementando los sucesivos gobiernos (la papelera UPM, Proyecto Neptuno, hidrógeno verde, Data Center de Google, etc.), todos proyectos a medida de las multinacionales, sin el más mínimo cuidado del medio ambiente ni empleos de calidad para sus trabajadores.
Luego de muchas idas y venidas el gobierno logró finalmente aprobar una reforma jubilatoria que recorta derechos, extiende la edad jubilatoria, y a su vez da más oportunidades de negocios al capital financiero vía la extensión de la cobertura de las AFAP (Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional) en detrimento del estatal BPS (Banco de Previsión Social). Sin tocar, además, las jubilaciones de privilegio que tienen por ejemplo los altos mandos de las fuerzas armadas.
La derecha neoliberal que quiere profundizar el régimen punitivo y de mano dura (que llevó a nuevos récords a la población carcelaria en condiciones inhumanas) se vio envuelta en escándalos de corrupción y complicidad con el narcotráfico como el caso Marset, que llevó a la renuncia de funcionarios de primera línea, o al caso Astesiano, que obligó al relevo de toda la cúpula policial, entre otros, dando cuenta una vez más de que se trata de planteos hipócritas que en última instancia solo buscan la persecución de los pobres, mientras favorecen y apañan a los poderosos que hacen negocios turbios e ilegales.
¿Cómo se desarrolló la campaña electoral?
En el marco de una desaceleración económica que ya lleva 10 años, esta campaña electoral no muestra nada nuevo. Hay un consenso generalizado entre todos los partidos del régimen de cuidar los pilares de este modelo socio económico que se implementó en el país a partir de la dictadura y que tuvo su continuidad y profundización durante todos los gobiernos democráticos posteriores.
En este sentido solo hay diferencias de matices y distintos énfasis que apuntan a seducir al electorado, pero con grandes coincidencias en los ejes centrales. La campaña furibunda contra el plebiscito de la Seguridad Social que llevan adelante todos los principales partidos da cuenta de este consenso pro empresarial en función de los negocios de las multinacionales y en contra de las necesidades populares.
Las y los trabajadores perciben que no hay nada muy distinto, por eso la apatía y la pasividad con que se transita esta campaña. No hay nuevas ideas y en todo caso lo que aparece como distinto no es más que meros efectos del marketing político. La aparición de Andrés Ojeda, con sus grandes inversiones en publicidad, da cuenta de este fenómeno.
En esta campaña se pudo ver un marcado giro al centro del Frente Amplio. ¿A qué se debe?
En su afán por llegar al gobierno, el Frente Amplio viene moderando aún más su discurso, sin plantear mayores diferencias con los partidos de la coalición derechista.
Esta apuesta por la moderación extrema no es de ahora; durante el propio gobierno multicolor, y en pos de cuidar la “institucionalidad”, se abstuvo de plantear medidas profundas frente a los escándalos de corrupción que atravesaban la gestión de Lacalle y compañía (por ejemplo frente a los casos de Astesiano y Marset).
El FA ya venía en la política de no "hacer olas" desde comienzos del gobierno de Lacalle y luego impulsó el plebiscito contra solo una parte (un tercio) de la LUC. Como desde hace un año y medio viene arriba en las encuestas, apostaron a no hacer grandes cuestionamientos para no arriesgarse a "auyentar" a un sector del electorado más de centro. Se podría decir que le funcionó una estrategia de cierta "división de trabajo" entre una burocracia político-parlamentaria que hizo oposición discursiva en el parlamento (muchas veces votando cosas en común con el gobierno, como varios artículos de la LUC), y la burocracia sindical que desarrolló la movilización controlada, con paros generales parciales, marchas, etc.
En este marco Yamandú Orsi fue el ganador en las internas del Frente Amplio para la presidencia y es quien lidera esta moderación discursiva durante la campaña. Una demostración de esto es que ante la amenaza de una corrida contra los bonos de deuda uruguaya y hacia el dólar por parte de las AFAP, como medida extorsiva para evitar un triunfo del SI en el plebiscito de la Seguridad Social, Orsi anunció a Gabriel Oddone como eventual ministro de economía de un nuevo gobierno del Frente Amplio.
La designación de Oddone, así como la oposición cerrada al plebiscito por parte de los principales candidatos, intentan llevar tranquilidad a los mercados, empeñándose en mostrar que nada grave pasará si gana el Frente Amplio y que el progresismo también es garantía de oportunidades de negocios y grandes ganancias para el empresariado.
Oddone, que es un representante de los empresarios, rescata como positiva la política económica de la dictadura llevada a cabo por Alejandro Veigh Villegas. Por otra parte, sostiene que el ex ministro de economía argentino durante el menemismo y la Alianza, Domingo Cavallo, “es un gran profesional del que siempre se aprende escuchándolo”, o en declaraciones televisivas afirmó que el plan de ajuste de Ricardo López Murphy en 2001 en Argentina “era técnicamente muy bueno, pero no tuvo en cuenta las restricciones políticas”.
Las señales que ha dado el Frente Amplio a las y los trabajadores también son claras, los anuncios de que los salarios pueden perder poder adquisitivo y que no habrá mayor espacio fiscal para dar dinero a la educación pintan de manera concreta que las grandes mayorías populares no tienen mucho para esperar.
Por su parte los sectores que critican esta orientación dentro del Frente Amplio, ya sea el Partido Comunista, el Partido Socialista, el Partido por la Victoria del Pueblo, entre otros, están reducidos a la impotencia o la complicidad, terminan siendo el mal menor dentro de una coalición que viene profundizando la política histórica durante sus tres gobiernos de garantizar un régimen económico y social al servicio del gran capital, más allá de algunas concesiones democráticas (como el derecho al aborto o el uso de cannabis medicinal) conseguidas tras una larga lucha de las mujeres y distintos movimientos de la sociedad civil.
¿Qué otras fuerzas se presentan a izquierda del Frente Amplio?
En estas elecciones se presentan bajo un mismo lema la Unidad Popular en conjunto con el Partido de los Trabajadores y el Frente de Trabajadores en Lucha. Si bien para quienes militamos en la Corriente de Trabajadores por el Socialismo (CTS) es importante el reagrupamiento de las fuerzas de izquierda, en este caso consideramos que más que aportar en la perspectiva de la independencia de clase, esta alianza genera confusión.
Solo para recordar, existen sectores internos de peso en la Unidad Popular como el Movimiento 26 de Marzo que promueven una estrategia de conciliación de clases con la burguesía nacional, bajo la formulación de un "gobierno antioligárquico y antiimperialista", lo que ha llevado a este grupo a apoyar hasta hace algún tiempo a procesos políticos como el chavismo en Venezuela.
En lo que respecta a su práctica política a nivel nacional, el 26 de Marzo ha navegado entre el sectarismo extremo en su estrategia en los sindicatos, llamando a la conformación de una nueva “Confederación Sindical”, y su estrategia de conciliación que se vio desplegada, por ejemplo, en el primer momento del surgimiento del movimiento Un Solo Uruguay en 2018, que expresaba los intereses de la burguesía agraria.
Es por este motivo, que en momentos donde es más necesario que nunca ofrecer una alternativa a la juventud, a las mujeres y a lxs trabajadorxs y poner sobre la mesa un programa por la fundación de una izquierda anticapitalista y socialista, no nos parece correcto realizar acuerdos con proyectos políticos que reivindican al Frente Amplio fundacional, o, como en el caso del Frente de Trabajadores en Lucha, reivindican a viva voz la trágica experiencia del estalinismo.
Por otra parte, hay que señalar que sin ser una opción por izquierda al FA, en esta elección se destacó la emergencia del partido Identidad Soberana de Gustavo Salle. Haciendo gala de un supuesto discurso antisistema, Salle combina denuncias correctas contra la entrega de los recursos naturales, o su apoyo a la papeleta del SI en el plebiscito de la Seguridad Social contra los intereses del capital financiero; con una política reaccionaria con respecto a los derechos de las mujeres y de la diversidad sexual, así como una posición contraria a las vacunas del Covid-19 y la denuncia de una "Plandemia" basada en teorías conspiranóicas.
En todo este combo de denuncias de Salle contra la corrupción y la “Agenda 2030”, desde la CTS y La Izquierda Diario sostenemos que existe una agenda de los capitalistas, basada en redoblar la explotación y la opresión contra la clase trabajadora y los sectores populares, con guerras y masacres en el mundo, a la que debemos oponerle una agenda de lxs trabajadorxs, las mujeres y la juventud. El problema de la entrega nacional no se resolverá en los marcos de un capitalismo “soberano”, sino de la mano de la ruptura con el capitalismo, algo que Salle obvia por completo.
¿Cuál es su posición frente a los plebiscitos?
En el caso de la Seguridad Social, la campaña por el plebiscito ha permitido desarrollar los argumentos de la izquierda contra el injusto sistema de las AFAP que se agrava con la ley aprobada en 2023. El actual sistema busca condenarnos a trabajar hasta morir, y, en el mejor de los casos, vivir con una jubilación miserable. Por este motivo creemos crucial lograr una gran votación para la papeleta blanca, para colocar en la Constitución volver a la edad mínima de retiro a los 60 años, nivelar las jubilaciones mínimas con el salario mínimo nacional, y terminar de una vez por todas con el gran negocio del capital financiero con el ahorro de cientos de miles de trabajadores y trabajadoras, que significan las AFAP.
En lo que respecta a la habilitación de los allanamientos nocturnos, creemos que no es una solución para los problemas de violencia y el narcotráfico. Este plebiscito se centra en el microtráfico en los barrios populares, haciendo la vista gorda a los verdaderos narcos que mueven toneladas de droga y utilizan el sistema bancario para lavar activos. Ese es el narcotráfico que hay que combatir y al que la justicia y el sistema político evitan referirse, porque entre otras cuestiones, financia a partidos políticos que sistemáticamente se niegan a votar una Ley de Financiamiento de los Partidos Políticos.
Otro punto fundamental por el que estamos en desacuerdo con la habilitación del allanamiento nocturno es porque ataca una conquista democrática básica como la inviolabilidad del hogar. Dejar en manos de la discreción del sistema de justicia y de las fuerzas represivas esta prerrogativa, nos parece por demás peligroso para nuestras libertades más elementales.
Ninguno de los candidatos de los partidos del régimen dará respuestas a las genuinas demandas populares, somos las y los trabajadores quienes nos tenemos que organizar en los lugares de trabajo y estudio y en los barrios para las luchas que se vienen.
En este marco electoral desde la CTS llamamos a votar en blanco en las elecciones nacionales y votar la papeleta del SI en el plebiscito de la Seguridad Social.
Se hace más necesario que nunca construir una alternativa política anticapitalista, obrera y socialista que luche por terminar con este régimen social, que mientras destruye el planeta explota y lleva a la miseria a la mayoría de la población. Son las y los trabajadores, con independencia política de cualquier proyecto capitalista, los que pueden dar una salida progresiva a la crisis.
Durante esta campaña desde la CTS (junto a Pan y Rosas y desde La Izquierda Diario) hemos participado activamente en distintas actividades de apoyo al plebiscito por el SI a la reforma de la Seguridad Social y seguiremos militando en la perspectiva de poner de pie un gran partido de la clase trabajadora que luche por terminar con la explotación capitalista.