ESCASEZ DE AGUA. Uso correcto del agua, ¿una cuestión de convencimiento?

Durante su gira por Coahuila, AMLO llamó a racionar el uso del agua a las grandes empresas y enfatizó en las cerveceras y lecheras.

No es poco conocida la disputa del dueño de Lala con el partido de Morena, y es que fue parte de la campaña “Peligro para México”, que buscaba evitar que López Obrador llegara a la presidencia del país.

El conflicto por el agua sigue siendo un tema aprovechado para las campañas políticas de los partidos del régimen, sin embargo, ninguno puede garantizar que la repartición del vital líquido sea justa mientras sigan amparando a las grandes empresas, solapando el poder que tienen sobre los mantos acuíferos.

A pesar de que AMLO afirmó que el poder económico debe ir separado del poder político, la realidad es que van de la mano, pues mientras miles de familias padecen la falta de acceso al agua, grandes empresas gozan de las concesiones que les brinda la Comisión Nacional del Agua (Conagua), utilizando cantidades exorbitantes para que los trabajadores lleven a cabo la elaboración de sus productos; muchas de ellas son empresas alimentarias.

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En un intento de ponerle límites al presidente del Consejo de Administración del Grupo Lala, Eduardo Tricio Haro, aunque sin cuestionar el acaparamiento privado del recurso, López Obrador convenció al multimillonario de dar 55 millones de metros cúbicos del agua de la que es propietario, gracias a los terrenos que compró en las orillas del río Nazas desde hace más de quince años, para el proyecto de agua saludable en la región de La Laguna, entre Coahuila y Durango, cuyos habitantes se han visto carentes del agua que ha sido concesionada decenas de veces a empresas lecheras y cárnicas.

Así pues, no existe un proyecto contra la sequía de los mantos acuíferos que es cada vez más deplorable, un problema de carácter mundial debido a la sobreexplotación y a la contaminación excesiva del agua por el actual modelo de producción capitalista.

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Lo más crítico es que el presidente mencionó que, “el norte ya no puede crecer a través del uso excesivo del agua”, mientras que en el “sur y sureste padecen inundaciones”, haciendo un guiño a los empresarios para dejar de saquear el norte y empezar ahora también con el sur.

Si bien la infraestructura para el control del agua en el sur sería de gran ayuda para el control de las inundaciones y el abastecimiento de agua para las familias, lo cierto es que seguir dejando en manos de los grandes empresarios el vital líquido sigue significando arrebatar a la población su derecho al acceso al agua.

Como hemos mencionado en otras notas, lo que urge es la coordinación entre la población beneficiaria que la usa para su consumo, no para venderla o producir plusvalor con ella, que junto con los trabajadores del agua, impongan mediante la lucha el control de ésta para que su consumo no se encuentre cercado por el acaparamiento empresarial sino que realmente dependa de las necesidades de las grandes mayorías, para garantizar que sea un derecho y no un privilegio de quienes puedan pagarla.

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