Hoy se presenta el borrador final escrito por la convención constitucional, y desde Archivo Rojo hacemos un video recorrido de las constituciones Chilenas, recordando cómo y cuándo han sido impuestas cada una de estas, beneficiando siempre a las élites económicas del país en alianza con el imperialismo.
Lunes 4 de julio de 2022
Las Constituciones tienen por objetivo nominal "limitar el poder político" de los gobernantes del Estado y consagrar derechos. Sin embargo la sociedad al estar dividida en clases sociales, este aparente "pacto" en realidad es la imposición de un sector de la sociedad sobre otro.
Desde el marxismo se entiende que el Estado es un aparato de dominación de una clase sobre otra y la historia de Chile lo demuestra. Chile ha tenido tres Constituciones estables. Todas ellas surgieron en períodos de transición entre un régimen político y otro, impuestas a sangre y fuego por las élites gobernantes y las clases dominantes que ellas representan.
La Constitución de 1833 de carácter conservadora, centralista, librecambista y censitaria surgió después de la derrota del bando liberal en la guerra civil de 1829, una guerra cuyos bandos eran igualmente burgueses. Este bando representaba al ejército patriota y a los pueblos de regiones. Su proyecto era federal. En 1827 logró reunir a delegados de provincias y redactaron una Constitución.
La oligarquía de Santiago y Valparaíso quería un proyecto de país unitario y centralizado basado en el intercambio mercantil. Al no contar con un ejército contrató a un mercenario que derrotó al ejército liberal de Ramón Freire.
Los liberales derrotados fueron fusilados. Diego Portales, el ideólogo de la Constitución, gobernó con brutal mano dura ejerciendo crueles castigos a la población y abriendo camino a la guerra con Perú y Bolivia tras su discurso nacionalista y guerrerista, introduciendo la influencia de inglaterra en la minería. La Constitución fue escrita por una minoría conservadora, sobre la sangre de muchos chilenos, excluyendo por casi 1 siglo a la población de la participación política.
En 1925 el país había cambiado tanto que la clase dominante tuvo nuevamente que transformar su esquema político de dominación. La burguesía chilena, temerosa de la revolución bolchevique, decide apostar por un cambio constitucional.
Esta Constitución mantuvo los mismos derechos de propiedad, forma de Estado (presidencialismo) y la división de poderes. Sin embargo, incluyó la obligación del Estado de la "protección social" del trabajo, la industria y las obras de previsión social.
Alessandri buscaba pasivizar al movimiento obrero surgido de huelgas y protestas durante finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. La burguesía chilena no era capaz de contener la organización y lucha de los trabajadores, debido a las condiciones terribles de explotación conocidas como "cuestión social". Recurre a masacres y actos de represión brutal.
Pese a declarar la "protección de derechos", el Estado aplicó nuevas masacres y la nueva Constitución derivó en la dictadura de Ibañez. Esta Constitución permitió la creación del Código Laboral que buscaba institucionalizar a los sindicatos impidiendo su independencia y autoorganización.
La Constitución de 1925 fue escrita principalmente por Alessandri y buscaba pasivizar al movimiento obrero insistiendo que la única forma de resolver sus demandas era la vía del Estado. A su vez esta "protección" no estaba dada para los campesinos quienes eran todavía la mayor parte de la población y la concentración de tierras y el atraso tecnológico siguió favoreciendo a la clase terrateniente. Después este problema estalló en tomas de terreno durante el período de reforma agraria.
La Constitución de 1980 creada en la Dictadura Militar de Pinochet por una comisión jurídica de civiles, quitó el carácter de "protección de derechos" y creó la figura del Estado subsidiario, aquel que no garantiza derechos universales sino que subsidia a la empresa privada para que ésta otorgue servicios. De esta manera nacieron las clínicas, colegios y pensiones privada. Las AFP se crearon en Dictadura y llevan más de 40 años usando el dinero de los pensiones para especular en el mercado.
Esta Constitución profundizó el saqueo de los recursos naturales y abarató el valor del salario. Pinochet dando un gesto de falsa democracia convocó a un plebiscito también en el 80, sin prensa libre, sin libre opinión, ni observadores objetivos, con detenidos desaparecidos, fusilados y exiliados. Pinochet buscaba consagrar legalmente las condiciones creadas tras el golpe militar.
Hoy vivimos, otra vez, el nacimiento de una nueva Constitución que será plebiscitada el 4 de septiembre del 2022. La Convención Constitucional, compuesta de 155 representantes, fue creada a instancias de la rebelión popular de 2019 como una manera de desviar la movilización y evitar la caída revolucionaria del presidente de derecha Sebastián Piñera. Los partidos del régimen para evitar que la rebelión refundara el país creó un itinerario de elecciones para escribir una nueva Constitución, en oposición a la exigencia de asamblea constituyente libre y soberana que hacíamos en las calles. Mientras se reprimió la rebelión y encarceló a cientos de jóvenes conocidos internacionalmente como presos políticos.
El texto final vuelve a un "Estado social de derecho", ahora "plurinacional". No obstante se repite un esquema republicano de Constitución, conservando el derecho a la gran propiedad capitalista y la influencia del imperialismo. Por eso los bancos internacionales y el gobierno norteamericano consideran un éxito el proceso constitucional.
La historia muestra que ha sido la clase capitalista la gran triunfadora de los procesos de transición política y que las constituciones sólo han contorneado nuevos sistemas económicos igualmente basados en la explotación y la opresión. Si bien hay quienes se contentan con tener una constitución que por primera vez en la historia de Chile será plebiscitada y no impuesta por dictadura o guerra civil, lo cierto es que la estructura social de dominación de clases quedará intacta y por tanto el carácter del Estado seguirá siendo capitalista.
La historia ha mostrado que la movilización y organización de las y los trabajadores y el pueblo es la única vía de arrebatar a los poderosos y millonarios cada derecho que nos niegan abriendo camino a otra sociedad.
Nancy López
Profesora. Agrupación Nuestra Clase