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Red Internacional
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CRISIS POLÍTICA. Van siete muertos a manos del ejército en Honduras

Es necesaria una huelga general en Honduras que fortalezca la resistencia y apunte a una salida independiente a la crisis.

Domingo 3 de diciembre de 2017 14:44

Son al menos siete las personas asesinadas los últimos dos días en Honduras, a partir de la suspensión de garantías constitucionales y la declaración de un toque de queda, anunciado por diez días. La séptima víctima es una adolescente de 14 años, que murió en Tegucigalpa por herida de bala.

Siguen las protestas contra el fraude electoral al candidato de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, Salvador Nasralla, pero el toque de queda y la salida del ejército a las calles, ordenado por el gobierno de Juan Orlando Hernández, ha provocado mayor descontento y la movilización de miles en varios estados del país.

La memoria del pueblo hondureño sobre el último golpe de Estado, vivido en 2009 y una historia de fraudes electorales, lleva a miles a resistir en las calles, contra la militarización.

Así se convocó desde redes sociales a un cacerolazo, que realizaron miles desde las puertas de sus casas –y en algunos casos realizando marchas nocturnas que desafiaron la medida autoritaria–, mientras cientos de jóvenes y trabajadores irrumpen el mandato del toque de queda, por segundo día consecutivo y toman los barrios durante las noches contra la suspensión de garantías. Con barricadas improvisadas, en las entradas a las colonias populares, impiden el acceso a militares, una fórmula probada antes, contra los asesinatos de civiles. Sin embargo, esta lucha ha traído ya al menos siete muertos y decenas de heridos.

Ante el silencio cómplice de los principales gobiernos de la región, el Vaticano encabezado por Jorge Mario Bergoglio ha lanzado un llamado por una salida "pacífica", mismo pedido desde medios oficiales de comunicación, que "piden a Dios", desde primeras horas de las protestas, para que "se calmen las cosas".

Ante la denuncia por fraude, durante el pasado proceso electoral, con al menos mil irregularidades marcadas en particular, el Tribunal Electoral ha pospuesto varias veces el escrutinio de actas y el magistrado presidente volvió a convocar a un conteo para este día, en presencia de observadores de la Alianza de Oposición, que hasta ahora no se han presentado, dicen, por no haber elegido observadores aún.

Esta incertidumbre política expresa el reacomodo de la relación de fuerzas, que pretende imponer la derecha, luego de la masiva participación electoral a favor de la oposición. Los miles de manifestantes que habían salido a defender el voto las primeras horas, han disminuido únicamente por los toques de queda y la salida del ejército.

El repudio al gobierno por estas medidas y la falta de credibilidad en un resultado electoral oficial, aumentan el descontento y el sentimiento de que Orlando Hernández, actual presidente, debe caer.

En Honduras la Constitución ha sufrido múltiples cambios los últimos 60 años, ha sido reformada por golpistas y el ejército, enquistados en el poder las décadas previas, así, la ley justifica la suspensión de garantías individuales, según el Art. 187, medida que implica también la intromisión en cadena nacional del ejército, con disposiciones oficiales. Así fue anunciada la medida en todo el país, minutos antes de sacar al ejército a las calles.

Ante la resistencia de la juventud y el pueblo en Honduras, es necesaria la organización de la población, donde las acciones que ya realizan contra el ejército, sean extendidas por comités de autodefensa coordinados en todo el país. Al mismo tiempo que es necesaria una huelga general que de la fuerza política y contundencia que requiere la lucha en este momento, pues mientras la patronal pretende imponer una normalidad con el ejército en las calles y asesinatos a civiles por las noches, el gobierno busca legitimar un fraude electoral en los próximos días.

El régimen hondureño y la Iglesia han pactado en otras ocasiones, el cierre a las crisis políticas, dejando entre la población muertos y heridos. Por ello, es necesario que esta resistencia cuestione esta nueva crisis y cuál será la salida propuesta por la burguesía. En última instancia, el régimen podrá llegar a un acuerdo, que no merme sus intereses económicos en la región y no moralice la lucha de la población. No podemos confiar en sus salidas y si debemos fortalecer esta salida independiente.

Mientras el pueblo hondureño resiste, los gobiernos de la región y Estados Unidos, preparan una respuesta de aislamiento y por una solución que favorezca sus planes económicos en la región, a esto responde el llamado de "paz" del Vaticano. Debemos solidarizarnos con la resistencia hondureña y exigir el regreso del ejército a los cuarteles de inmediato.

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