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Red Internacional
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Declaración. Venezuela: que se publiquen todas las actas, no a la represión de Maduro, ninguna confianza en la derecha proimperialista

Continúan las movilizaciones contra los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) y recrudece la represión. Publicamos el pronunciamiento de la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS).

Martes 30 de julio 19:22

Una generalizada protesta en muchas ciudades del país, con peso decisivo de sectores populares, ha sido la respuesta al grotesco intento de fraude en las elecciones presidenciales del #28Julio. El chavismo gobernante (hay otro en la oposición) responde con represión (con parapolicías y algunos muertos), pero no le alcanza. Es un cuadro profundamente contradictorio, porque las genuinas y legítimas aspiraciones democráticas y sociales del pueblo que se moviliza, implican no solo derrotar al gobierno hambreador y represivo, de capitalismo salvaje, de Maduro, sino también que asuma otro sector reaccionario, encabezado por una exponente de la burguesía tradicional, que siempre que pudo intentó pisotear también la voluntad popular, opuesta históricamente a los más elementales avances en materia de derechos laborales y sociales, además, subordinada en todo a los intereses del imperialismo estadounidense. Si bien enfrentamos al gobierno de Maduro, así como también a la oposición de derecha que representa Edmundo y María Corina, el pueblo tiene derecho a conocer los resultados concretos y que se respete la voluntad popular.

Hay elementos claves que indican el fraude electoral. La noche de la totalización de los resultados, a mitad del proceso el gobierno decidió impedir el acceso a testigos del principal candidato opositor (Edmundo González, en representación de María Corina Machado), quedando estos con menos de la mitad de los datos totalizados. Se negó a darle copias de las actas a los testigos en numerosos centros de votación y, para rematar, el acta con los resultados finales no se imprimió en la sala de totalización del CNE, a la vista de todos los testigos, como debe ser y está estipulado, sino que la imprimió directamente el presidente del organismo, Elvis Amoroso, no se sabe dónde, y se la presentó al resto de rectores.

Estas denuncias las han hecho, no solo los voceros de ese sector patronal vinculado a Estados Unidos, sino también voceros de los partidos de derecha señalados como colaboracionistas (porque efectivamente mantienen relaciones más amigables con el gobierno, estando por dentro del régimen político). En ese contexto anunciaron que Maduro “ganó” con 51% de los votos, con una ventaja de 700 mil votos sobre González, quien habría sacado 44%. No bastando con los vicios anteriores, el CNE también ha evitado las auditorías que corresponden, de acuerdo a las propias normas del proceso, luego de anunciados los resultados, para completar la verificación. El órgano electoral, en la mañana de ayer 29, se apresuró a acreditar oficialmente a Maduro, sin permitir las debidas auditorías.

El mando de las FFAA convalidó todo esto, incluso antes del anuncio del CNE. En un libreto similar a elecciones fraudulentas anteriores -como las de la farsa de “Constituyente” de 2017-, se pronunciaron en seguidilla, el vocero del Gobierno, el Ministro de la Defensa (Vladimir Padrino López) y el CNE, todos en la misma línea.

No avalamos el resultado fraudulento del CNE. Esto no quiere decir que otorguemos plena credibilidad a las cifras y las actas que da María Corina sobre las que no hay ningún control independiente. Sin embargo, las maniobras y trampas del CNE son evidentes.

El “triunfo”, en unas elecciones tan decisivas, no concitó grandes celebraciones en las calles, como sería de esperar; ni los propios votantes oficialistas tenían la moral para “celebrar” lo que casi nadie creía. Tampoco hubo al momento grandes acciones de rechazo, el llamado de María Corina tampoco fue a la protesta. Sin embargo, el pasmoso silencio y la tranquilidad con que amanecían la capital y en general la mayoría del país el 29, fueron rotos desde mediados de la mañana con un cacerolazo que fue in crescendo rápidamente y decantó luego en las movilizaciones y protestas en muchas zonas de Caracas y en cualquier cantidad de ciudades a lo largo del país. Ese proceso, que hemos venido mostrando con énfasis y detalles desde La Izquierda Diario, ha tenido importante componente de espontaneidad, en tanto la línea de Machado hasta ahora no ha sido llamar a este tipo de protestas.

Un enorme hastío con el gobierno de Maduro

El enorme hastío con un gobierno tan nefasto como el de Maduro y las Fuerzas Armadas, bajo el cual ha habido una destrucción sin precedentes de los derechos laborales y las condiciones de vida del pueblo, junto a una sistemática y persistente represión contra los trabajadores y luchadores sociales, es lo que se termina expresando en estas protestas, siendo el centro motorizador el fraude frente a un gobierno que, todos lo sabemos, se ha mantenido en el poder no precisamente gracias a la voluntad mayoritaria del pueblo. La gran paradoja es que depositan su confianza en quienes también gobernarán contra los intereses de las grandes mayorías obreras y populares.

Un gobierno reaccionario y autoritario como el de Maduro y las FFAA, con sus políticas brutalmente antiobreras, empuja a los trabajadores y sectores populares hacia los partidos de la derecha tradicional proimperialista, al ser la única alternativa visible, ante la ausencia de fuerzas visibles de izquierda que expresen los intereses de los trabajadores y sectores populares. Lo decimos porque los planes económicos de María Corina y Edmundo González, no son muy diferentes a los de Maduro, en cuanto a privilegiar las ganancias empresariales, de los grandes comerciantes y los intereses de los ricos, por encima de cualquier otro interés o derecho de los trabajadores y el pueblo, ¡y eso no se aplica sin represión! De hecho, avanzarían a partir de lo andado por Maduro, que ha hecho gran parte de ese trabajo reaccionario a favor del capital privado. Por eso decimos que hay una gran contradicción entre los que se encuentran en las calles y en quienes depositan su confianza.

El gobierno orquestó unas elecciones con proscripciones políticas, intervención e inhabilitación de partidos o de candidatos. Pero el golpe más duro en este proceso de inhabilitaciones y proscripciones lo tuvieron organizaciones o políticos que se ubican a su izquierda, pues fueron los únicos que se vieron imposibilitados de presentar candidato. Las elecciones estuvieron marcadas por mecanismos perversamente antidemocráticos, e incluso durante la campaña una cantidad de personas han sido detenidas o cerrados sus negocios por haber dado apoyo a la campaña de Edmundo González, e incluso integrantes de su comando electoral en estados y a nivel nacional. De conjunto, se llevan a cabo unas elecciones presidenciales fraudulentas.

Somos solidarios con las movilizaciones y comprendemos plenamente la rabia expresada con la demanda de que se cumpla la voluntad expresada por la mayoría del pueblo en los votos. Exigimos que cese el fraude, que el gobierno dé acceso como debe ser a todos los datos, actas y vías de auditoría. Nos oponemos claramente a la represión de este gobierno antiobrero y antipopular y por la libertad a los detenidos; pero advertimos a los que se movilizan que no deberían tener confianza alguna en que un gobierno de Edmundo va a ser un gobierno a favor de los intereses de las mayorías trabajadoras y pobres del país. Alertamos que la oposición usa como base de maniobra para sus negociaciones y sus pactos por arriba al pueblo que se moviliza en las calles, y no será la primera vez no solo María Corina sino todo el arco opositor.

¿Por qué es muy contradictoria la situación?

María Corina Machado es todo, menos una “demócrata” y representante de intereses “populares”. Siempre que pudo fue golpista en época de Chávez, en el “Carmonazo” (2002) que, apoyado en los militares, suprimió de un plumazo Constitución y poderes públicos electos, así como el largo paro patronal y sabotaje petrolero (2002-2003) con que los ricos, la mayoría de la clase media y Bush hijo, pretendían imponer su voluntad a la mayoría popular que respaldaba a Chávez. Desconoció los resultados del referendo revocatorio (2004) que decidió que Chávez continuara su mandato. Boicoteó las elecciones legislativas de 2005 porque se negaban a reconocer al Gobierno. Estuvo MCM también en las movidas destituyentes de 2014 -desconociendo los resultados de las elecciones de 2013-, y ya con un Maduro aislado de cualquier mayoría popular, en 2019 María Corina estuvo en el ala extrema de la ofensiva de Trump, llamando ella abiertamente a la intervención militar en el país.

No está de más recordar que, coherente con esa estirpe, es furibunda defensora de Uribe Vélez y todos los desmanes del paramilitarismo asesino contra el pueblo y la juventud colombiana. Así como apoya las barbaridades del Estado de Israel y su genocidio contra el pueblo palestino.

Su programa económico no es menos salvaje contra el pueblo y los intereses nacionales que el que han venido imponiendo Maduro y las FFAA. Como hemos explicado insistentemente en la campaña “La clase trabajadora no tiene candidato”, María Corina y Edmundo están porque se siga pagando la deuda externa a expensas de la salud, la educación, los servicios públicos y demás necesidades del país; no se oponen en lo más mínimo al contubernio patronal Estado - empresas privadas que desconoce y pisotea hoy los derechos laborales, al contrario, su dogma es total libertad para el capital privado, sin importar derechos de los consumidores y los trabajadores; quiere “privatizarlo todo”, empresas públicas, servicios e, incluso, la educación, si hoy con Maduro padecemos inclementes y constantes tarifazos en los servicios básicos, no menos que eso tendríamos con el plan de MCM.

¿Quieren todo eso las personas que votaron masivamente por Edmundo y hoy se movilizan decididamente contra el fraude? Por supuesto que la mayoría del pueblo pobre que sale hoy a la calles no aspira un programa de ajuste que mantenga o profundice el sacrificio de los derechos y necesidades de los de abajo en favor de los ricos de siempre y los nuevos ricos surgidos con el chavismo. Sin embargo, los sentidos comunes “antiestatistas” por derecha, contra “los controles”, contra “lo público” y lo “regalado”, lo “subsidiado”, no pueden subestimarse, están bastante extendidos, gracias al desastre en que terminó el chavismo.

Sin embargo, y como, además, MCM y Edmundo hicieron una campaña en la que conscientemente no le daban ningún protagonismo a su programa, sino al aspecto democrático y del sufrimiento de tantos años de las mayorías, lo que está en el centro de estas movilizaciones no es el apoyo a un programa económico de ultraderecha y antiobrero, sino el hastío, el acumulado de sufrimientos y agravios, y en especial el rechazo al abuso y autoritarismo de un gobierno que pretende una vez más burlarse a placer del voto popular y permanecer en el poder “a la mala”, “porque sí”.

El pueblo movilizado, en el peligro de ser base de maniobra de este sector patronal y proimperialista

María Corina logró ascender del lugar muy minoritario que siempre tuvo en el arco de la oposición de derecha, a partir de los sucesivos fracasos de los que encabezaban en cada momento y de criticarlos por derecha, en clave de que no eran lo suficientemente firmes. En 2013 le cuestionaron a Capriles no llevar hasta el final el “descargar la arrechera” (rabia) contra el supuesto “fraude”, lo tildaron de traidor y cobarde por no seguir con el llamado a las calles. En 2019 estuvo entre las que presionaban a Guaidó para que pidiera abiertamente intervención militar, mientras este se defendía diciendo que eso no era tan fácil como “pedir una pizza”.

Tras cada fracaso en que se quemaban los líderes del momento, iba quedando María Corina como “aguerrida”, como la que no transaba. Pero hoy María Corina no está llamando a descargar la rabia en las calles ni mucho menos pidiendo intervención militar extranjera. Tiene, por ahora, la “moderación” que entonces le cuestionaba a los otros.

Siendo María Corina hija de una de las familias burguesas tradicionales del país, siendo una política burguesa, cuyas motivaciones no son otra que defender los intereses del gran capital, y supeditada a los interes geopolíticos de Estados Unidos, se mueve acorde a esos intereses, y los grandes capitales internacionales y nacionales quieren orden en el país, orden para sus negocios, los cuales están haciendo “en paz” con el gobierno actual. Si Maduro se queda, Fedecámaras y demás cámaras empresariales, los tenedores de bonos de la deuda, las transnacionales petroleras y mineras, no tienen mayor inconveniente, dado el carácter totalmente patronal, proempresarial y en gran medida entreguista de sus políticas. Ahora bien, si tuviera que irse, exigen una transición ordenada, sin traumas.

La transición política que busca MCM, si se diera, no es la transición hacia “la libertad” y el “bienestar del pueblo”, es la transición ordenada que necesitan los grandes capitales y el propio gobierno estadounidense, en la que lo fundamental de la política económica y laboral del gobierno actual se mantendría, con otras modalidades y formas, seguramente. Pero no se alterarían en modo alguno la prioridad de intereses en favor del país y del pueblo, no es una transición para eso.

En ese marco, la decidida y legítima protesta popular, busca ser usada como base de maniobra de María Corina y estos sectores, en el marco de las intensas negociaciones que hay en curso. Negociaciones donde son los intereses de los arriba los que entran en juego, tanto los de la casta cívico-militar gobernante como los que representan MCM y Edmundo. Para María Corina y Edmundo, es más importante y decisivo lo que diga el gobierno de Estados Unidos -que por vez primera no sale a cantar fraude y desconocimiento de una vez, sino que se mantiene declarando generalidades, en sintonía con las negociaciones que desde antes vienen teniendo con el Gobierno- que la justa rabia popular. Las movilizaciones de los de abajo le sirven solo como activo y presión para lo que negocien, donde el peso lo tienen la voz de Estados Unidos, los mandos de las FFAA, los gobiernos de Brasil, Colombia, María Corina y los partidos de la PUD. Si bien Estados Unidos, al inicio de la crisis no ha buscado escalar con condenas abiertas o medidas de presión contra Maduro, como ha venido haciendo con las sanciones que se emitían en automático, esto puede cambiar de un momento a otro con políticas más belicosas como lo hizo en otras ocasiones anteriores.

En todo esto hay que considerar el lugar de Venezuela en la disputa entre Estados Unidos, China y Rusia, siendo que es mucho lo que está en juego para el país, en América Latina y para la política de Estados Unidos en la región. Un gobierno de Edmundo González éste se alinearía con Estados Unidos, y se transformaría en un punto de apoyo para la política estadounidense en la región además de la ya aliada Argentina con el gobierno de Milei, sobre todo si vuelve Donald Trump a la Casa Blanca, pues México y Brasil – países claves de la región – además de Colombia, están dirigidos por gobiernos que no son afines al trumpismo. A su vez, implicaría un golpe para el posicionamiento de China y Rusia en la región. Por otra parte, muchos de los países de América Latina que gritan fraude y se llenan la boca hablando de democracia y derechos humanos, fueron impulsores de golpes de Estado, como la OEA de Almagro y la embajada norteamericana que organizaron el golpe en Bolivia y legitimaron el golpe en Perú.

La lucha por una perspectiva independiente de la clase trabajadora

Esta situación que estamos viviendo ahora no deja de ser expresión de esa encerrona y callejón sin salida a la que han conducido al pueblo trabajador tanto Maduro como la oposición. Desde la Liga de Trabajadores por el Socialismo fuimos claros en plantear que ninguno de los candidatos defendía los intereses de la clase obrera y sectores populares, sino que, por el contrario, coinciden en continuar y profundizar las políticas capitalistas y de ajuste a los trabajadores. Por ello desplegamos la campaña “La clase trabajadora no tiene candidato” que impulsamos con los compañeros y compañeras del Partido Socialismo y Libertad (PSL), del PPT-APR (Patria Para Todos – Alianza Popular Revolucionaria), Marea Socialista y la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS, que impulsa La Izquierda Diario en Venezuela). Esto ante la proscripción política del Gobierno, que impidió la posibilidad de candidaturas que expresarán los intereses de la clase trabajadora, y contra el consenso patronal, capitalista, reinante en todas las candidaturas, denunciando desde el primer momento el fraude gubernamental y la brutal represión. Esta campaña tomó como sus ejes centrales la cuestión de la independencia de los trabajadores y un programa político con la perspectiva anticapitalista de que los trabajadores deben gobernar, que se puede leer en la Declaración unitaria, llamando a votar nulo. Esa fue nuestra categórica posición.

Desde nuestra plataforma informativa y de redes sociales seguimos difundiendo ampliamente las movilizaciones, exponiendo y repudiando constantemente la represión. No podemos, sin embargo, dejar de señalar que el pueblo que se moviliza no debería depositar confianza alguna en que un eventual gobierno de Edmundo/MCM sería un gobierno a favor de los derechos e intereses de la clase trabajadora y el pueblo pobre. Hoy quien aparece al frente de este hastío popular es indudablemente María Corina, en medio de la derrota que pesa sobre la clase trabajadora y los sectores populares, no hay ningún protagonismo de sus organizaciones (desmanteladas y debilitadas al extremo por el chavismo, primero cooptadas y estatizadas en época de Chávez, luego reprimidas y vaciadas bajo la catástrofe con Maduro). Eso es parte fundamental del carácter profundamente contradictorio de estas legítimas y contundentes acciones de protesta popular. Un carácter que no puede perderse de vista, a la par que se siga con atención el curso de los acontecimientos.

Que el gobierno muestre las actas, basta de trampa y fraudes y de represión policial y parapolicial. Solo con la movilización obrera y popular de manera independiente podremos luchar por los plenos derechos democráticos del pueblo y clase trabajadora, así como por mejores condiciones de vida, por la libertad de los trabajadores presos, contra el ajuste y los tarifazos vengan de cualquiera de los grandes factores en pugna, uniendo a los sectores que luchan en el marco de una perspectiva propia de los trabajadores. En tal sentido desde la LTS seguimos luchando por la construcción de un partido revolucionario anticapitalista enfrentando a todas las variantes patronales.