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Red Internacional
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Asco. Victoria Villarruel volvió a negar que hubo 30 mil detenidos desaparecidos

En el debate televisivo de candidatos a vicepresidente, la compañera de fórmula de Milei quiso evitar las definiciones negacionistas que repite desde hace décadas. Pero sobre el final del programa no pudo con su genio y volvió a reproducir las mentiras progenocidio de la casta militar. Nuevamente repudiable.

Daniel Satur

Daniel Satur @saturnetroc

Jueves 9 de noviembre de 2023 00:00

Como definió Diego Iung en otra nota, fue “un debate decadente, sin grandes ideas”, en el que tanto Agustín Rossi de Unión por la Patria como Victoria Villarruel de La Libertad Avanza carecieron de planteos y propuestas concretas favorables a las grandes mayorías populares que llevan años perdiendo cada día un poco más.

El debate de candidatos a vicepresidente había generado, al menos en algunos sectores, cierta expectativa. Centralmente por la verba de ambos contendientes, habitualmente cargada de chicanas y chisporroteos. Pero en casi todo el programa especial de “A dos voces” (TN) ni siquiera eso le entregaron a la audiencia. Un fiasco sin ideas ni tole tole.

Parte de esa expectativa se centraba en dos de los ejes propuestos de antemano para el debate: “seguridad y defensa” y “justicia, derechos humanos y transparencia”. Es decir los temas que, al menos a priori, prometían calentar el ambiente, sobre todo porque Villarruel es parte de los sectores que avalan todo lo hecho por la dictadura cívico-militar-eclesiástica y llevan años pidiendo la liberación de torturadores, violadores, desaparecedores y apropiadores de bebés.

Pero, con notorio cálculo político-electoral, la compañera de fórmula de Javier Milei sorprendió al intentar evitar hacer mención a todos los clichés que repite desde hace años.

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Al hablar de “seguridad y defensa”, Villarruel reprodujo (tibiamente) los eslóganes del manodurismo y punitivismo efectistas ya clásicos de la derecha. Casi el “programa” del PRO. Pero decidió quedarse ahí y no avanzar con las iniciativas más rancias que circulan por el espectro libertariano, tales como el mayor empoderamiento de las Fuerzas Armadas y hasta la entrada de Ejército a las barriadas populares con la excusa de “combatir al narcotráfico” (tal como lo piden las agencias imperialistas).

Sacando su autorreferencialidad como familiar de un “héroe de Malvinas” (en rigor, su padre fue un jerarca de la dictadura que comandó tropas durante la guerra de 1982), la candidata a vicepresidenta no pareció diferenciarse mucho de su contrincante a la hora de “bancar” a las Fuerzas Armadas. De hecho el exministro de Defensa mencionó algunos “logros” de su gestión en favor de la familia militar que Villarruel no pudo retrucar.

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Hablando de Malvinas, Villarruel tampoco pudo eludir la chicana de Rossi cuando éste le recordó la reivindicación pública que Javier Milei hizo de Margaret Thatcher. Y ni siquiera apeló, como sí lo había hecho en el debate de vices previo a las elecciones generales, al caso del genocida César Santos del Corazón de Jesús Milani, ascendido a jefe del Ejército durante el gobierno de Cristina Kirchner. Se ve que “la familia” le dio un tirón de orejas y le pidió que ahora ni siquiera nombrara al milico más identificado con el kirchnerismo. Cuestión de casta... militar.

Pasado el eje temático de “seguridad y defensa” llegó el de “salud, educación y políticas sociales”. Y tras éste, el tema pasó a ser “justicia, derechos humanos y transparencia”. Allí también Villarruel parecía dispuesta a dejar de lado sus tradicionales diatribas negacionistas y odiadoras de la lucha por memoria, verdad y justicia. De hecho, había preparado su intervención enfocada en una larga lista de casos de corrupción y crímenes sociales como los bolsos de José López o la inundación de 2013 en La Plata que dejó 90 muertos. No hubo ninguna mención a los derechos humanos ni mucho menos a su deseo de liberación de represores condenados por crímenes de lesa humanidad.

Rossi, confiado en el rédito que podía darle enrostrarle a su contrincante el negacionismo que la caracteriza, tomó la palabra y dijo que “durante la última dictadura militar se ejerció un plan de exterminio masivo; no fue una guerra, tampoco hubo excesos y tampoco hubo errores; la construcción de memoria, verdad y justicia es colectiva, nos pertenece a todos los espacios políticos democráticos de Argentina; todavía hay más de 300 argentinos a los que robaron del vientre de su madre y se lo dieron a alguien de la familia militar”. Villarruel no picó.

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Luego el jefe de Gabinete, en una curiosa maniobra argumental, reivindicó al expresidente Raúl Alfonsín por haber sido el primer presidente constitucional postdictadura y, a la vez, recordó la “derogación” (en verdad fue anulación) que en 2003 hizo el Congreso de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida que el mismo Alfonsín había impulsado tras pactar impunidad con los genocidas. Así, Rossi se la rebuscó para hacerle un guiño al radicalismo “basureado” por Milei y ahora distanciado de Mauricio Macri y Patricia Bullrich.

En esa línea, Rossi le dijo a Villarruel: “Tenés el mismo discurso que los militares que mataron a abogados radicales, es terrible. Y Milei en el último debate replicó un discurso del genocida Massera”. Y la acusó de ser la única dirigente política que “rompió” el supuesto “pacto democrático” acordado por las fuerzas políticas burguesas. Pero Villarruel siguió un poco más sin picar.

Hasta que picó. Primero quiso eludir el punto y acusó a Rossi de “vender humo” para “hablar del pasado y esquivar el presente”. Pero cuando el rosarino recordó no sólo las visitas a Jorge Rafael Videla que, de joven, realizaba la candidata libertariana sino también su participación en marchas por la libertad de los genocidas, ella no aguantó y volvió a vomitar su negacionismo abyecto.

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“Hay víctimas de Montoneros y del ERP que no tienen derechos humanos. No fueron 30 mil desaparecidos y lo dice tu propio gobierno, dejen de mentirle a la gente, en el Parque de la Memoria hay 8.751 nombres, ¿dónde están los demás? Dejen de hacer carancheo con los desaparecidos, dejen de usar a los desaparecidos, digan la verdad”, descargó Villarruel.

Sin hacerse cargo de haber marchado por los genocidas y de haber visitado a Videla para hacer campaña por él, Villarruel intentó matizar su discurso. “Me parece que hay que reconocer que hubo víctimas de terrorismo que no tienen derechos humanos. Yo lo que intento reconstruir es una parte de la historia que ustedes borraron, que eliminaron, que pusieron bajo la alfombra. ¿Con los militares que están en prisión preventiva hace diez años qué hacemos?”, dijo con la impostura del lobo que se disfraza de cordero.

El debate terminó y más de una espectadora o espectador sintió la decepción de un intercambio de acusaciones y autodefensas que parecían más un ensayo de sainete que una contraposición de propuestas para que la profunda crisis económica y social no la paguen, una vez más, la clase trabajadora y los sectores populares. Incluso en temas tan sensibles como los derechos humanos, el genocidio y la crimininalización de la pobreza, ambos candidatos parecieron más preocupados por correrse al “centro”, para captar los votos que puede dejar la diáspora cambiemita, que por otra cosa.

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Chicana más, chicana menos, no se puede dejar de marcar una gran coincidencia entre ambos candidatos: la reivindicación incondicional de la supuesta “legítima defensa” del Estado de Israel que desde hace casi un mes descarga una masacre teñida de limpieza étnica sobre el pueblo palestino. Para ninguno de los dos se trata de un genocidio, sino del derecho sionista a combatir al “terrorismo de Hamas”, aún cuando esa acción ya dejó más de 10 mil personas muertas (4 mil de ellas niñas y niños) y cientos de miles de heridos, hambrientos y enfermos en la Franja de Gaza.

Hay quienes en Argentina repudian el genocidio de Hitler contra el pueblo judío y también los genocidios locales contra los pueblos originarios y contra los 30 mil, pero miran hacia Medio Oriente y sólo ven a Israel “defendiéndose”. En algunas cuestiones, más allá de los matices para la televisión, no son los negacionistas los únicos en desplegar cinismo.


Daniel Satur

Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS) | IG @saturdaniel X @saturnetroc

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