La gobernadora bonaerense y su ministro lanzan un “Instituto de Liderazgo Educativo” con todos los clichés impulsados por el Banco Mundial. Mientras, la escuela pública hace aguas por todos los costados.
Martes 3 de abril de 2018
Mediante una resolución publicada la semana pasada en el Boletín Oficial de la Provincia de Buenos Aires, el gobierno de María Eugenia Vidal decidió crear “un organismo denominado ’Instituto de Liderazgo Educativo (ILE)’”. La medida lleva la firma del Director General de Cultura y Educación, Gabriel Sánchez Zinny.
Según indica la resolución, el nuevo organismo tendrá como objetivo “consolidar un sistema integral de formación docente”. Tecnología educativa, pensamiento computacional, estrategias pedagógicas y gestión institucional serán “las áreas de prioridad”.
“Diseñar y proponer acciones de capacitación, acorde a la normativa y realizar propuestas de contratación a expertos nacionales o extranjeros para realizar estudios, investigaciones o tareas estadísticas”, son algunos de los objetivos del ILE, según lo que está publicado en el Boletín Oficial.
El ILE estará a cargo de Consejo Consultivo encabezado por un director con rango equivalente al de “director provincial” y un director ejecutivo con rango equivalente a “director de repartición docente”. Según dice la resolución, el Consejo se completará con dos representantes de la Dirección General de Cultura y Educación, y tres miembros elegidos por el director.
Así, quienes estarán al frente del Instituto serán funcionarios políticos puestos a dedo por Vidal y su ministro. Ni siquiera integrarán el Consejo Consultivo miembros de la comunidad educativa real, docentes, no docentes y estudiantes. Todo muy digitado.
El plan oficial de montar un ILE está en sintonía con lo propuesto por la Gobernadora en su discurso en la apertura de las sesiones legislativas el 1 de marzo, en el que habló de “robótica en las escuelas” y de una supuesta “necesidad de modernizar la educación”.
Meritocracia y criterio mercantil
El nombre del Instituto bien puede pensarse como una “declaración de principios” del gobierno de Cambiemos. La palabra liderazgo remite nada menos que al lenguaje empresarial-gerencial, a la meritocracia y al crecimiento y posicionamiento individual en el marco de una institución o de la sociedad misma. Muy a tono con el criterio que quieren imponer.
Ese criterio es el mismo que guía al macrismo con su “Operativo Aprender”, la serie de exámenes estandarizados impulsados por el Gobierno para imponer un criterio mercantil y productivista en la educación. Los docentes saben, y por experiencias similares en Chile, Méjico y Ecuador, que este tipo de reformas basadas en evaluaciones externas y estandarizadas vienen siendo impulsadas y aplicadas desde hace más de diez años en toda América Latina por impulso y con financiamiento del Banco Mundial.
Según se informa, las temáticas “prioritarias” para el período 2018-2020 en materia educativa son “la tecnología educativa y pensamiento computacional”, la “inclusión”, las “pedagogías activas y de innovación”, el “liderazgo educativo” y la “gestión institucional”. Todos clichés que, aún sonando bien en su formulación, remiten a una lógica de formación técnica-funcional para el mercado.
Lo peor de todo es que estos planes de Vidal y compañía se proyectan mientras las escuelas sufren todo tipo de problemas de infraestructura, hay miles de chicos del nivel inicial sin vacantes, cierran los bachilleratos de adultos, ofrecen migajas de aumento salarial a los docentes y pretenden imponer el presentismo. Vidal “invierte” presupuesto en la creación de un “Instituto de Liderazgo Educativo” y pretende hablar en nombre de la “calidad educativa” parada sobre una educación pública quebrada y a la que contribuye a seguir hundiendo.
Organizar la pelea en defensa de la educación pública
Para enfrentar el plan del Gobierno de ajuste y vaciamiento es de primer orden organizar la pelea en defensa de la escuela pública y la pelea por un sistema educativo público, único, científico, gratuito y laico, al servicio de los intereses de la clase obrera y los sectores populares.
Es necesario luchar por imponer que el 10 % del PBI sea destinado a la educación pública, sobre la base del no pago de la deuda externa, de impuestos progresivos a las grandes fortunas y del quite del subsidio a la educación privada laica y religiosa.
En este camino es muy importante que el conjunto de las y los docentes tomen el paro y la movilización del 5 en sus manos, para imponer a las conducciones sindicales un plan de lucha serio, con la fuerza de los miles de trabajadores de la educación en la Provincia, planteando una continuidad de paros escalonados acompañado por movilizaciones masivas junto a las familias que vienen demostrando su apoyo a la pelea por la escuela pública.