El móvil de La Izquierda Diario salió a la calle para saber qué opinan las y los trabajadores sobre los aumentos de luz, gas y agua; transporte público; si sus salarios aumentan en paralelo y si llegan a comprar los alimentos básicos y necesarios.
Lunes 8 de agosto de 2022 09:55
Tras los nuevos aumentos en los servicios públicos, transporte y alimentos, el móvil de La izquierda Diario salió a la calle, esta vez por el barrio de Lugano, para saber cómo viven, en el marco de una crisis económica y social, las y los trabajadores. Contaron que los sueldos quedaron muy por detrás de la inflación y que no pueden llegar a cubrir los gastos básicos del mes.
Aumenta todo ¿quiénes ganan y quiénes pierden? Que los precios aumenten todos los días, tienen responsables: son los grandes empresarios con el aval del gobierno. Por ejemplo, uno de los entrevistados decía: “Todo aumenta, menos el sueldo. También aumentó el dólar, pero si baja, los aumentos quedan instalados igualmente”. Este procedimiento se entiende de la siguiente manera: los empresarios quieren vender en Argentina a precio dólar, como si estuvieran exportando, pero a las y los trabajadores les pagan en pesos y cuando la patronal gana más, no aumentan los sueldos. Es un negocio redondo para el empresariado y más miseria para la clase trabajadora.
La necesidad de implementar medidas de fuerza para enfrentar el tarifazo junto a los usuarios populares es una urgencia y parte de esta realidad. Algunas de las opiniones en las calles fueron: “En el interior se paga más en las tarifas del transporte público, asumo que están buscando equilibrar con respecto a la Capital, pero no nos está dando el bolsillo”; “Me parece mal que aumenten el transporte público, estábamos en $ 18 y se fue a $ 27. Durante el día debo tomar entre 8 a 9 colectivos, soy vendedor”; “Antes le cargaba $ 300 a la SUBE y viajaba una semana, ahora la carga es el doble o triple para viajar la misma cantidad de días”.
Las empresas de los servicios de luz, como Edesur en la CABA, durante 30 años, no invirtieron un solo peso en mantenimiento, no renovaron las máquinas. Las distribuidoras dicen que no pueden invertir porque no tienen plata, pero continúa la fuga de capitales, mientras que a la clase trabajadora le van a quitar los subsidios en los servicios de luz y gas, además de implementar el tarifazo en el servicio de agua. No hay costos para estas grandes empresas.
Sobre los aumentos de luz, gas y agua, expresaron: “Alquilo, tengo dos trabajos y estudio. Debido a los aumentos, estoy buscando otro trabajo porque no llego a fin de mes”; “Estamos en un momento muy crítico como para que aumenten los servicios básicos”; “Hay que reducir los gastos porque esto se viene complicado y a todos nos va a afectar”.
Cuidar la luz y el gas, usar lo indispensable es la rutina de los días para las grandes mayorías. A pesar del frío, en lo que piensan muchas familias, no es en cómo calefaccionarse, sino en cómo evitar facturas que se lleven todo el sueldo. El macrismo impuso la idea que las tarifas de servicios estaban regaladas y con ese argumento, aplicó un tarifazo que llegó a superar el 2 mil por ciento. El gobierno del Frente de Todos, lejos de sus promesas de campaña, nunca retrotrajo esos tarifazos. Ahora, a pedido del FMI, avanza en un plan de nuevos aumentos y quieren convencer al pueblo trabajador, que no queda otra que subir aún más las tarifas.
A las familias trabajadoras, les cuesta muchísimo pagar las facturas, aún sin los nuevos aumentos. Los que peor la pasan son los más pobres, los que no tienen acceso a la red de gas y usan garrafas o tienen luz con un medidor prepago. “Uso garrafa, estaba $ 600 y ahora cuesta $ 1000”, decía unos de los entrevistados.
Los empresarios no paran de ganar desde las privatizaciones del gobierno de Menem por dos vías: por un lado, los segmentos de tarifas y por el otro, los subsidios que les da el estado. Además, según el INDEC, en el segundo semestre de 2021, más del 43% de la población, no tienen acceso a alguno de los servicios públicos.
El gobierno de Macri nos dejó los tarifazos y ahora el gobierno del Frente de Todos avanza con los nuevos aumentos segmentados. Pero ninguno cuestiona el esquema privatizador que convirtió, un derecho como acceder a estos servicios, en un negocio.
Hace falta nacionalizar integralmente toda la industria energética bajo la gestión de trabajadores, profesionales y expertos. Así se podría planificar racionalmente el servicio, siendo de esta manera, accesible y de calidad para las mayorías populares.