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Red Internacional
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Mundo Obrero. Vigo: los trabajadores de la automoción salen a la lucha contra la precariedad

Los trabajadores de la empresa Faurecia-Asientos de Galicia, empresa viguesa del sector de la automoción, se movilizan para defender sus condiciones de trabajo. La CIG ha llamado ya a la huelga indefinida a partir del próximo martes.

Martes 13 de febrero de 2018

A pocos días del referéndum en la factoría de OPEL de Figueruelas, hoy propiedad del grupo PSA, donde fue votada la aceptación del lamentable preacuerdo pactado entre los aparatos de CCOO y UGT con la patronal luego de una auténtica campaña del miedo llena de chantajes y presiones, hoy la automoción viguesa vuelve a estar dispuesta a la lucha para defender mejores condiciones de trabajo.

Una patronal a la ofensiva: ritmos más altos, salarios más bajos

Como explicábamos hace pocos días en Izquierda Diario, la patronal automovilística está inmersa en una ofensiva anti-obrera que busca asegurar sus ya abultados beneficios, a costa de precarizar las condiciones laborales de las plantillas.

Como decíamos, “el sector de la automoción viene de una situación de pleno auge en el Estado español. El año pasado se duplicaron las ventas al superar el millón de vehículos nuevos en España, con una facturación de 18.015 millones de euros. Las exportaciones duplicaron esas cifras al alcanzar los 2,29 millones de turismos, a los que se suman 405.000 vehículos industriales, un nivel que no se registraba desde 2007”, según datos facilitados por las organizaciones sindicales. Sin embargo, esto no es suficiente. Ahora ha llegado el turno de los trabajadores de Faurecia, en la localidad viguesa de Valadares.

A pesar de la altísima carga de trabajo, que incluso ha obligado a la fábrica principal de PSA en Balaídos a establecer un cuarto turno de fin de semana, se prevé una caída en la carga laboral después de verano. Será entonces cuando dejarán de ensamblarse en PSA-Vigo los modelos Berlingo y Partner, viéndose afectadas las auxiliares como Faurecia, encargada del 100% de los asientos de las actuales furgonetas y los delanteros de los monovolúmenes que salen de la principal.

Esta es la excusa que utiliza la patronal para recortar hasta 1740 euros a cada trabajador y abrir la perspectiva de un expediente de regulación de empleo a partir de este verano, que podría implicar despidos masivos en la plantilla. Esto es particularmente sangrante, cuando la empresa ha obtenido beneficios por más de 17 millones de euros en el último ejercicio fiscal.

La debilidad invita a la agresión

La patronal está encontrando un apoyo inestimable en los dirigentes sindicales de CCOO y UGT, que insisten en avalar los ajustes y contribuir así a precarizar las condiciones de trabajo de la plantilla. La CIG ya ha anunciado que rechaza frontalmente las medidas de la empresa y ha comenzado a movilizar a los trabajadores, con concentraciones en la puerta de la empresa y el anuncio de una huelga indefinida a partir de este próximo martes.

La automoción viguesa viene de protagonizar unos meses de movilizaciones y activismo sindical: desde la concesionaria de la limpieza, Clece, en huelga el pasado septiembre; la huelga de la principal, PSA, del pasado octubre, rechazando los abusivos ritmos de producción, etc. Todo un reguero de pequeñas luchas contra la precariedad laboral, donde se percibe la fuerte insatisfacción de los trabajadores y la disposición a la lucha. Sin duda, se dan las condiciones para lanzar un conflicto que pueda terminar, esta vez, en victoria para los trabajadores.

Por una alternativa obrera frente al chantaje patronal

El llamado a la huelga de la plantilla de Faurecia por parte de CIG es un primer paso. Sin embargo, si se quiere vencer, la unificación de todos los trabajadores de la automoción y la extensión del conflicto son claves. El propio sector se encuentra escindido en múltiples empresas, con trabajadores divididos a su vez en diferentes escalas salariales o situaciones laborales, eventuales e indefinidos, etc. Se estima que más de 40.000 galegos están empleados en él. Conquistar la unidad del mismo y ponerla a trabajar a favor de mejorar las condiciones laborales es el escenario que la patronal, con razón, más teme. Y ese es el papel fundamental que debe protagonizar la izquierda sindical, con CIG y CUT a la cabeza.

En primer lugar, ganar el apoyo de las otras auxiliares y sobre todo de los trabajadores de la principal, PSA-Vigo, practicando un sindicalismo basado en el activismo y las asambleas de fábrica y taller, para tratar de contrarrestar la influencia desmovilizadora del sindicato de empresa y de los aparatos sindicales que se le parecen como dos gotas de agua. En segundo lugar, rechazar completamente el chantaje y la imposición de la patronal, enfrentando sus propios argumentos y levantando un programa de reivindicaciones para enfrentar la precariedad.

¿Ritmos más elevados y cargas de trabajo agobiantes? Reparto de las horas de trabajo sin disminución salarial. Creación de miles de nuevos puestos en el sector. Trabajar menos, para trabajar todos/as.”

“¿Dificultades económicas para la empresa? Exigimos la abolición del llamado “secreto comercial” y hacer públicos los libros de cuentas. De esta forma le demostraremos a la sociedad a donde han ido a parar todas las ayudas públicas recibidas por el sector y los exorbitados beneficios que todos los años se reparten, al tiempo que nosotros, los trabajadores, recibimos salarios de miseria.

¿Son nuestras reivindicaciones “inviables”? La patronal y sus defensores siempre tratarán de hacer creer que los reclamos de los trabajadores son inviables. Rechazaremos categóricamente tales argumentos. Lo único inviable es condenar a toda la comarca a un futuro de miseria y desempleo de masas, tanto más sangrante, por cuanto su única finalidad es el lucro de una patronal rapaz y explotadora.

Se trata de convertir, ante todo, a Faurecia en un ejemplo de lucha contra la precariedad laboral y conquistar la simpatía de miles. Es por este camino que se puede vencer, rechazando el ajuste y sirviendo así de modelo para otros trabajadores.