Denuncias. Villa 31: Milei habla contra la casta, pero usa los métodos de punteros políticos del PRO y el PJ

Hace una semana, la legisladora porteña de La Libertad Avanza, Lucía Montenegro, visitó un comedor en el barrio Padre Carlos Mugica y luego subió fotos y videos en sus redes sociales con el hashtag sin miedo al pueblo.

Quienes sí tienen miedo, lamentablemente, son los vecinos de la Villa 31 que trabajan para una de las "cooperativas" administradas por la derecha, que convocó a este almuerzo con la legisladora de Javier Milei, bajo la extorsión de dejarlos sin trabajo.

"Si no venís a esta reunión que va a estar esta señora importante, no venís más a trabajar", amenazó la puntera. Y así pasó con varios trabajadores y trabajadoras que barrían veredas, por la mitad de un salario mínimo, sin derechos laborales, teniendo que conseguir ellos mismos los elementos de limpieza.

— "Nos dijeron si ustedes no apoyan a Javier Milei los dejamos sin trabajo. A mí, la verdad, la política no me interesaba, yo quería ir a trabajar. Cumplía mis horas de trabajo. Pero esta mujer me dejó sin trabajo, a mí y a otras compañeras y compañeros" -relata Pedro, un trabajador de la "cooperativa", a quien le pidieron afiliarse a La Libertad Avanza.

Lucía Montenegro, antes ya había hecho otra recorrida por el barrio, junto a Victoria Villarruel, la defensora de genocidas de la última dictadura cívico-militar, que acompaña a Javier Milei en la fórmula presidencial.

"No es la primera vez que pasa, siempre pasó esto" -denuncia Juana, otra vecina de la Villa 31, que vive ahí hace más de 20 años- "Javier Milei hace toda una campaña diciendo que es política nueva, contra la casta, contra la vieja política y hace lo mismo que siempre hicieron los punteros del PJ y del PRO. Acá y en muchos otros barrios".

"Para mí una cooperativa de verdad no tiene que ser con puntero político. Para mí debería ser un grupo de personas que decidamos todo en asamblea, lo que vamos a hacer. Y que la paga sea a todos por igual. Y que se trabajen menos horas, capaz cuatro horas, con varios turnos, así hay más gente trabajando. Y hay que comprender al compañero o a la compañera, y los problemas que pueda tener, porque a veces tienen hijos, o problemas de salud", plantea Juana.

"Cuando yo estaba en la cooperativa tenías que estar en campaña y si no podías por cierto problema, te suspendían y esos días no te los pagaban. Me hacían repartir boletas y por ahí se ponían a pelear con los del otro bando y estábamos nosotros en el medio, a veces con chicos" -denuncia Florencia, una de las trabajadoras afectadas por este manejo punteril. Se trata de un espacio manejado por el PRO, primero la campaña era por Patricia Bullrich, ahora es por Javier Milei.

"Les pasa a muchos en distintas cooperativas o comedores, que manejan punteros políticos, pero tienen miedo de hablar. Porque nos hostigan, que nos vamos a quedar sin trabajo y la gente tiene necesidades, quiere trabajar y se tiene que quedar callada" -explica Pedro.

Los vecinos de la 31 también denuncian que los punteros que manejan comedores muchas veces se niegan a dar comida con la excusa de que "faltan cupos"; y que la mercadería se almacena y se vende. Estos manejos punteriles, se suman al recorte de provisiones que hizo el Gobierno nacional y replicaron los gobiernos locales. El problema son "los que mandan", y no quienes bancan la olla para sus vecinos y dan de comer a los niños y niñas del barrio.

Los liberales de Javier Milei y la derecha Juntos por el Cambio, culpan a la ayuda social por el déficit fiscal, y de hecho el gobierno del Frente de Todos, con Sergio Massa, implementó ajustes en las partidas sociales del Presupuesto, por orden del FMI. Pero se destina solo el 0,4% del PBI a la asistencia; mientras las grandes empresas se llevan 5 puntos en exenciones impositivas.

Quienes realmente "viven del Estado" son los patrones de estas grandes empresas. Mientras el ajuste cae sobre los trabajadores y los sectores más pobres del pueblo: que soportan largas horas de trabajo por un salario que no alcanza, o se la rebuscan con changas y complementan con programas de trabajo. Se necesita trabajo genuino y con derechos, para todas y para todos.

En la primera parte de la campaña, en la Villa 31, ofrecían 5 mil pesos a los vecinos y vecinas para que fueran a votar por un candidato. ¿Cómo comprobaban que lo hicieran? Primero los llevaban con un micro, luego les pedían foto o filmación con la boleta en el sobre, adentro del cuarto oscuro.

Se sabe, se conoce que esto ocurre, pero "la gente no habla porque tiene miedo".

"¡Cómo vas a filmar si es secreto el voto!" -se indigna Juana, que se animó a contar esto. Para los sectores más precarizados del pueblo trabajador, no solo no hay derechos laborales, sino que además se vulnera el más elemental derecho democrático: poder elegir candidatos y candidatas sin ningún tipo de coerción directa.

"Yo no quiero a ninguno de los dos, porque ninguno de los dos tiene lo que yo quiero" -explica Juana.

Y agrega: "Por ejemplo la mano dura. Yo vi el debate. Sergio Massa tiene propuestas parecidas a Javier Milei, nada más que las esconde un poquito. Acá ya hay mucha policía y hostigan todo el tiempo a los pibes, que encima no les dan la oportunidad de tener un laburo. Y el tema de los desalojos que hubo acá en la 31 o en provincia de Buenos Aires, en Guernica".

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"Es nuestro derecho ir a protestar y nadie nos puede sacar ese derecho, porque sino ¿quién nos escucha a nosotros?" -se planta Juana- "Nos quieren sacar un derecho que es la protesta social, que es nuestra. Yo voy a protestar porque yo quiero exigir mis derechos y quiero que me escuchen. Pero ellos están proponiendo mano dura".

La valentía de hablar de estas trabajadoras y trabajadores toma mucho más valor cuando muestran, sin pelos en la lengua, todas las formas de hostigamiento y extorsión que sufren a diario. Frente a la situación actual y ante la "Argentina que se viene", el derecho del pueblo trabajador a la protesta, a la resistencia y a la lucha por otro futuro, es lo más valioso a defender.

Más de 10 millones de personas dependen de los comedores barriales, en el país. Y también son millones los que reciben un salario social, como contrapartida de trabajos precarios y sin derechos; así como otras asistencias necesarias para subsistir.

El próximo gobierno capitalista se prepara para continuar con las órdenes de ajuste y las políticas inflacionarias del FMI, que exige más recortes y devaluación.

Denunciar los métodos punteriles y plantear una forma de organización democrática de las trabajadoras y trabajadores más precarizados, en alianza con todos los sectores del pueblo trabajador, es el camino para enfrentar lo que se viene. Ahí está la fuerza social para construir una salida a la crisis.

En esta nota, se cambiaron los nombres de los entrevistados, para resguardar su identidad.