Familias trabajadoras de la ciudad enfrentan una segunda ola de la pandemia con crecientes contagios en nuestra ciudad mientras las decisiones de los gobiernos continúan por fuera de las necesidades de las mayorías. Desocupación, inundaciones, contagios y paritarias a la baja: un combo que golpea a la clase trabajadora.
Miércoles 14 de abril de 2021 13:54
Este fin de semana la situación de numerosos barrios de la ciudad se vio agravada por las inundaciones. Desde hace años cada tormenta fuerte azota a decenas de familias que sufren la enorme angustia que provoca la pérdida de sus pertenencias e incluso de sus vidas. Ya en las inundaciones de 2015 las pérdidas materiales para las familias fueron enormes y en 2018 la ciudad vivió el crimen social de Cintia y Ezequiel, que murieron tras derrumbarse la barranca en el barrio Stella Maris. Los reclamos de los vecinos y las vecinas son recurrentes, sin embargo, el gobierno de Berti no llevó adelante ningún tipo de obra que evite esta problemática.
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Estas pérdidas materiales en los barrios más vulnerables significan hipotecar el futuro en una ciudad que se encuentra entre el índice de desocupación más alto a nivel nacional. A la par de la desocupación aumenta la precarización laboral por lo que “no queda otra” que agarrar los trabajos con las peores condiciones y peores remunerados, sobre todo las mujeres y los jóvenes. Si hay algo que dejó al desnudo la pandemia es que se abrió un escenario de profunda crisis social y las condiciones de vida de las mayorías empeoraron sustancialmente.
No es la lluvia, es la responsabilidad del Estado. Para no quedar a merced de las inclemencias del tiempo es necesario que se destinen presupuestos para la realización de un plan de obras públicas controlados por los vecinos y los trabajadores, que incluyan la construcción de viviendas populares y la infraestructura necesaria para que cada lluvia no sea una catástrofe. Berti mira para el costado a propósito dándole lugar al creciente negocio inmobiliario, orquestado por Autocrédito y otros empresarios locales. La salida de fondo para el problema de la vivienda sería un verdadero plan de obras públicas.La plata está, como lo anunció Alberto Fernández que reconoce que pagarle al FMI es detrimento de la construcción de viviendas.
Descontento que crece en los lugares de trabajo
Pero hay más. La pandemia también golpeó duramente a los trabajadores siderometalúrgicos de la región, donde los empresarios buscan flexibilizar, precarizar, rebajar los salarios y negociando paritarias a la baja, empeorando las condiciones de trabajo y de vida. Bochornoso el cierre de acuerdo paritario de Caló de 35,2%. Un sueldo de 37mil pesos como se encuentra en los talleres de la zona o entre los contratados y tercerizados de Acindar, continúa muy por de bajo de la canasta familiar. Hay bronca y descontento entre los trabajadores, es por eso que se vuelven necesarias las medidas de lucha por el salario justo y asambleas únicas para decidir entre todos los metalúrgicos, efectivos, contratados y tercerizados sin distinción de ramas y empresas.
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Y no solo los empresarios explotan a los trabajadores. En las últimas semanas de crecimiento de contagios en todo el país, la precarización laboral en la salud se convirtió en una discusión nacional a partir de la enorme pelea que están dando los autoconvocados en Neuquén. Salvando las distancias, nuestra ciudad no es ajena a esta situación, ya que la semana pasada los trabajadores y trabajadoras del Hospital SAMCo realizaron un paro para reclamar los pagos adeudados de los salarios del mes de febrero a los monotributistas. El gobierno de Perotti alineado con el gobierno nacional que no tomó ninguna medida para enfrentar la pandemia, demostró una vez más desinterés en el cuidado de la salud de los trabajadores de la salud y la población. Y tan poco le importa, que ya tenemos el primer caso positivo de una docente de una escuela primaria de Villa Constitución.
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"Las penas son de nosotros y las vaquitas son ajenas". Claramente hay un plan de conjunto entre los gobiernos y los empresarios contra la clase trabajadora, porque somos nosotros los que no llegamos a fin de mes ni podemos pagar el alquiler, los que tenemos pérdidas antes las inundaciones, los que nos contagiamos yendo a trabajar y en las escuelas, los que utilizamos la salud pública desfinanciada, y podemos seguir nombrando.
Ante este escenario, ¿qué decisiones toma el peronismo?
Hubo dos reuniones: una que terminó con un acuerdo entre Berti y el Ministro de Seguridad de la Provincia, Jorge Lagna, y otra entre Jorge Berti y Hugo Burguez junto a la Ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic. Estas reuniones significaron por un lado darle más poder a la santafesina de Perotti, y por el otro, reforzar a la Gendarmería Nacional. Berti viajó y participó de la reunión en Nación con el Subsecretario Provincial Hugo Burguez, ya que este fue quien realizó el contacto a través del Ministro de Defensa de la Nación, Agustín Rossi. Si algo sobra en el Frente de Todos son los contactos y los lugares de poder que tanto menciona el peronismo, de esta forma operan en conjunto para garantizar el control social y las ganancias de unos pocos.
No es casual que el único presupuesto que aumenta sea para las fuerzas de seguridad. Tampoco es casual que este año de campaña electoral vuelvan a expresarse públicamente referentes, concejales y funcionarios hablando de inseguridad en medio de este contexto de pobreza, marginalidad y descomposición social. Estas fuerzas que son utilizadas en la pandemia con el objetivo de controlar al “enemigo invisible”, reforzando la presencia policial en las calles, estimularon los asesinatos de cientos de jóvenes en todo el país “que no respetan las medidas” como lo es el caso de Ezequiel y Ulises en la vecina ciudad de San Nicolás.
Por fuera de estas reuniones está la clase trabajadora que comenzó a asomar la cabeza con enormes peleas que emergen del hartazgo de la explotación con salarios miserables. Lo podemos ejemplificar con la lucha que vienen dando los trabajadores y trabajadoras de la carne de ArreBeef en Pérez Millán, que hace dos meses se plantaron contra los salarios de hambre y por condiciones dignas de trabajo, siendo un ejemplo para todos los trabajadores. Si como efecto dominó esa lucha contagia en el país provocando que otros trabajadores se movilicen, los gobiernos tienen preparadas sus fuerzas para reprimir. Es por eso que no dudaron en reprimir a estos trabajadores y trabajadoras junto a sus familiares.
Repasemos las luchas de nuestra ciudad de los últimos años las respectivas respuestas del gobierno: en las puertas de la multinacional Nitron reprimieron a los vecinos y las vecinas para ingresar fertilizantes tóxicos; en las puertas de Tenaris la santafesina hostigó a los metalúrgicos que peleaban por sus puestos de trabajo para defender al multimillonario Paolo Rocca, que violó en reiteradas oportunidades el DNU que prohibía las suspensiones y despidos; y también lo hicieron amedrentando y persiguiendo a los vecinos y vecinas de Barrio Unión que pelean por las tierras que heredaron de sus abuelos para defender el negocio inmobiliario de Autocrédito.
No hay dudas de que se vienen tiempos difíciles, por eso los gobiernos juntos a los empresarios necesitan de las fuerzas de seguridad. Hay que golpear donde más le duele rompiendo las divisiones que nos imponen. La clase trabajadora tiene todas las de ganar si lleva adelante una política de unidad de todas sus filas entre ocupados y desocupados para impulsar acciones en común entre sectores en lucha. El camino es la coordinación de estos sectores para pelear contra los gobiernos y empresarios que quieren descargar las consecuencias de la pandemia sobre las espaldas de las y los trabajadores.