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Red Internacional
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DERECHOS HUMANOS. Villazo: no damos vuelta la página

A 46 años del Villazo retomamos la historia de esta gran escuela de lucha de la clase obrera de Villa Constitución y en las vísperas de un nuevo aniversario de la dictadura cívico militar levantamos sus banderas porque la impunidad continúa hasta la actualidad.

Lunes 16 de marzo de 2020 10:03

El mes de marzo no es cualquier mes para la ciudad de Villa Constitución, este año se cumplen 46 años de la gran gesta que conmovió a la clase obrera y que conocemos como Villazo y 45 del segundo Villazo, cuando el gobierno de Isabel Perón reprimió brutalmente a los obreros abriendo el camino para lo que vendría unos meses después. En el marco de un nuevo aniversario de golpe genocida cívico y militar, traemos a colación algunas reflexiones en torno a la impunidad que continúa hasta el día de hoy.

Villazos

La enorme pelea que dieron los metalúrgicos de Villa Constitución en Marzo de 1974 contra la burocracia de Lorenzo Miguel, contra la patronal de Acindar y contra el gobierno de Perón fue una de las gestas obreras más contundente pero a la vez menos conocidas de todas las que se dieron en el mismo período, y es necesario saldar esa deuda cuanto antes para que las nuevas generaciones se nutran de la tradición de lucha de la clase obrera villense.

Tras años de intervención de la UOM villense, los efectos del Cordobazo emperzaron a impactar en la clase obrera de la ciudad. En la seccional local comienzaron las diferencias y la organización en torno a ella para enfrentar a la conducción nacional del sindicato, que terminó con la conformación de la Lista Marrón. Esta corriente antiburocrática que se enfrentó a los ataques del gobierno y la burocracia logró aglutinar a la vanguardia metalúrgica, que, junto a la influencia de las corrientes de izquierda y el pueblo de Villa Constitución terminaron haciendo temblar las calles en defensa de sus comisión interna clasista.

No podemos pensar este proceso sin tener en cuenta que la vida y la existencia de todo el pueblo estaba ligado directa o indirectamente, en tanto comunidad obrera, a las tres principales fábricas de la UOM, Acindar, Metcon y Marathon. Esta lucha llevó a que el 16 de marzo la huelga triunfara, no solo por la dureza e implacabilidad de los métodos de lucha sino también por la enorme solidaridad de los sectores populares, derrotando el plan de Perón, Acindar y la UOM de Lorenzo Miguel. Las comisiones internas convocaron un plenario en Riberas del Paraná con la oportunidad de rodear de solidaridad a los triunfantes obreros del Villazo y coordinar las luchas a lo largo y ancho del país. Participaron todas las corrientes de izquierda y los debates estratégicos fueron centrales y marcaron el rumbo de la clase obrera villense y argentina para los años que siguieron.

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En diciembre del ’74 asumió la nueva directiva clasista de la UOM Villa con Piccinini a la cabeza pero el gobierno (el cual ya había decretado el estado de sitio nacional y le había dado rienda suelta a Triple A) ya estaba preparando los ataques y la represión que se concretaron unos meses después. El 20 de marzo de 1975 comenzó el proceso que conocemos como “Segundo Villazo”, demostrando la complicidad de las patronales de Acindar, Marathon y Metcon con la represión y la persecución de obreros y su dirección combativa digitadas, en un primer momento, desde el gobierno peronista de Isabel y López Rega y la burocracia de la UOM nacional y mas tarde profundizada y sistematizada por la dictadura cívico militar en todo el territorio argentino.

El día anterior el gobierno lanzó un comunicado que decía que se había detectado “un complot subversivo tendiente a paralizar la actividad industrial con epicentro en Villa Constitución”, desatando en la madrugada del día siguiente un sitio a la ciudad por parte de las fuerzas represivas: cuatro mil efectivos y quinientos matones a sueldo del Ministerio de Bienestar Social de la Nación, caravanas de Ford Falcon y patrulleros policiales inundando la calle encarcelando a mas de un centenar de obreros y activistas, entre los cuales se encontraba casi la totalidad de la nueva conducción antiburocrática. Villa Constitución se convirtió así en el laboratorio de la represión previo a la dictadura, contra un movimiento obrero que se radicalizaba para defender sus conquistas. Surgió una segunda línea de resistencia que paraliza la fábrica durante 59 días contra las detenciones y la represión, huelga a la que se suman otros sindicatos y, nuevamente, el pueblo de Villa. Tras conformar un comité de lucha, resistir en los barrios, organizar la resistencia junto a otros sectores, el día 59, el segundo Villazo fue derrotado por la acción conjunta del gobierno, las fuerzas represivas, las patronales, la burocracia de la UOM y las bandas parapoliciales.

Acindar es responsable

El caso de Villa dejó al desnudo más que en cualquier otra parte del país, la responsabilidad civil de Acindar en la represión durante el Villazo y su posterior rol en la dictadura comenzada en 1976. La brutal represión y persecución desatada contra los trabajadores de la UOM de Villa Constitución expuso la complicidad de los militares y del propio gobierno peronista con las grandes empresas capitalistas del campo y la ciudad. Sin ir más lejos Martínez de Hoz pasó de ser directivo de Acindar a Ministro de Economía del mismísimo Videla.

Con el apoyo de las fuerzas de seguridad y la iglesia, Acindar fue pionera en la represión a la vanguardia del movimiento obrero instalando uno de los primeros Centros Clandestinos de Detención para los obreros que se enfrentaban a la burocracia de Lorenzo Miguel en 1975 demostrando que el plan de exterminio comenzó antes de 1976 y que tenía el objetivo de cortar de raíz este proceso de organización y radicalización del movimiento obrero, un ensayo de lo de más adelante sería la dictadura cívico militar.

La existencia de un centro clandestino de detención dentro de Acindar, entre otras pruebas contundentes aportadas por los organismos de derechos humanos, familiares, militantes, evidenció directamente la responsabilidad de las patronales en el plan de exterminio. Sin embargo, pasan los años, pasan los gobiernos y los civiles partícipes de la dictadura siguen sin ser condenados por los crímenes aberrantes que cometieron.

Este también es el caso del monstruo Vicentin, que durante la dictadura colaboró con la entrega y el secuestro de obreros y delegados que se encontraban en sus plantas. Al igual que Acindar es una de esas empresas que se enriquecieron durante todos estos años amparados por la impunidad, mientras engrosan sus ganancias a costa del pueblo trabajador. En Santa Fe, Vicentin controla su propio puerto, está exento de pagar una gran cantidad de impuestos y tienen altos índices de muertes obreras en sus plantas. Y, como es de público conocimiento, bajo el gobierno anterior fue protagonista de una enorme estafa tomando préstamos del Banco Nación y aportando a la campaña de Macri, dejando una deuda millonaria que se niega a pagar.

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Como una gran cantidad de empresas que hoy siguen teniendo enormes ganancias y manejan grandes porciones del mercado, Vicentin se enriqueció y consolidó bajo la última dictadura militar haciendo negocios que beneficiaron a ambas partes. Según los testimonios, al menos 22 obreros fueron secuestrados entre enero y noviembre de 1976 señalados por las mismas cúpulas empresariales. Algo similar se vivió, como antes desarrollamos, en Acindar, pero también en el ingenio Ledesma, Ford, Mercedes Benz, entre otras. La causa Acindar cuenta con más de 100 ejecutivos, jefes, miembros de las fuerzas de seguridad y miembros de la UOM imputados por delitos de lesa humanidad, y gracias a la lucha de los organismos, familiares de detenidos desaparecidos y organizaciones de izquierda, recientemente fueron procesados con prisión preventiva dos ex empleados jerárquicos de la planta, concluyendo que Acindar confeccionó listados de personas a detener, dispuso espacios físicos de la fábrica para el centro clandestino y alojamiento de Fuerzas Armadas, entre muchas otras acciones ilegales.

Pasaron muchos años y muchos gobiernos que tuvieron la responsabilidad de juzgar a la pata civil de la dictadura. Sin embargo, y a pesa de la retórica kirchnerista del gobierno de los derechos humanos, los empresarios siguen impunes. No es casual, ya que ningún gobierno decidió abrir los archivos de la dictadura, los cuales permitirían enjuiciar a todos y cada uno de los responsables del genocidio y recuperar la identidad de los niños y niñas apropiados. No solo una gran cantidad empresarios no fueron enjuiciados, tampoco la jerarquía eclesiástica y la gran mayoría de los militares. Por eso también seguimos peleando, para que la impunidad que reina hasta el día de hoy se termine de una vez y para siempre.

No damos vuelta la página ni nos reconciliamos

Hace varias semanas, en un acto en Campo de Mayo, el Presidente Alberto Fernández hizo declaraciones sobre las Fuerzas Armadas que despertaron el repudio de numerosos organismos de DD.HH, familiares de las víctimas del terrorismo de Estado y de diversas organizaciones políticas. Por un lado dijo que esas fuerzas “han venido en estos años de democracia haciendo un esfuerzo permanente por lograr la integración que todos los argentinos les reclamábamos y hoy tenemos fuerzas absolutamente integradas a las sociedad argentina”. Por otro, buscando separar a las tropas con sus antecesores genocidas, afirmó que “hoy todos los oficiales de nuestras tres fuerzas han salido de la democracia y para nosotros eso es una gran alegría”. E incluso fue más allá: “creo que con esto toda la Argentina debe dar vuelta una página, una página que nos distanció mucho tiempo por la inconducta de algunos”.

Y aunque luego, ante el masivo repudio que provino incluso desde sus propias filas, intentó retractarse planteando malos entendidos o interpretaciones erróneas, es evidente la necesidad de generar un discurso de reconciliación con las Fuerzas Armadas contra el que venimos peleando desde el fin de la dictadura hasta la actualidad. Algo que, pese a todos los intentos de los gobiernos que pasaron por la Casa Rosada desde 1983 a la fecha, no les resulta tan sencillo.

En esta nota desarrollamos varias aristas de la impunidad reinante por las cuales no estamos dispuestos dar vuelta la página que desea el presidente. Pero además, la idea de unas Fuerzas Armadas hijas de la democracia es absolutamente falsa: existen muchos militares que actuaron en dictadura, cumpliendo diversas tareas y misiones en favor del proyecto genocida que hoy siguen en actividad, algunos con altos cargos. Ejemplos como el del general César Milani como Jefe de las FF.AA de Cristina Fernández, o el de más de 400 hombres y mujeres que continúan con su identidad robada, o el secreto guardado por el Estado respecto al destino nuestros 30.000 compañeros y compañeras detenidos desaparecidos, demuestran que las Fuerzas Armadas siguen teniendo mil lazos de continuidad con ese pasado que Fernández, mágicamente, quiere dejar atrás. Su sincericidio no tuvo en cuenta que los efectos de la dictadura cívico-militar-eclesiástica siguen actuando sobre la vida de millones de personas, y que sobre miles de ellas lo hace incluso sobre sus cuerpos y sus familias.

El debate está abierto, pese a los intentos de Fernández de dar por terminada la discusión. En este nuevo 24 de marzo es imprescindible batallar contra ese discurso que dice que hay que dejar la historia atrás y reconciliarnos con los genocidas, y por eso la importancia de organizarnos de manera independiente de los gobiernos que la sustentan, exigiendo verdad y justicia y denunciando la impunidad de ayer y de hoy. Desde el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, del cual participamos con el PTS en el Frente de Izquierda, decimos que la lucha contra la impunidad no contempla una vuelta de página. Vamos a seguir exigiendo cárcel común y efectiva para los genocidas militares, empresarios y eclesiásticos, la apertura de los archivos de la dictadura y la restitución de la identidad de los jóvenes apropiados, decimos No al FMI y al pago de la deuda externa que nos somete a la miseria y enfrentamos el ajuste de los gobiernos nacional y provinciales. Por los 30.000 detenidas y detenidos desaparecidos. No olvidamos. No perdonamos. No nos reconciliamos.