Formalmente Andrés Manuel López Obrador lleva a cabo su gira en Sinaloa con el objetivo principal de supervisar las obras de dos carreteras. Una que conectará Badiraguato con la población de Guadalupe y Calvo en Chihuahua, y otra que irá de San Ignacio a Tayoltita en Durango. Ambos proyectos prometen dar desahogo a materias producto de la actividad minera en el Estado.
Viernes 30 de julio de 2021
Esta visita se da en el marco de un auge de la violencia en el estado sinaloense, derivado de la confrontación entre células del narcotráfico pertenecientes a tres grupos del Cartel de Sinaloa: una es la facción de Caborca, encabezada por el capo Rafael Caro Quintero; otra comandada por Ismael el Mayo Zambada; y una más dirigida por los hijos de Joaquín Guzmán Loera.
Las filas de estas facciones del crimen organizado históricamente se han valido de miseria que impera en las zonas serranas de Sinaloa. Precisamente, tanto San Ignacio, en el sur, como Badiraguato en el nororiente, son regiones en las que ha primado una situación social de pobreza y carencia de servicios básicos como el acceso a salud y educación pública, así como a fuentes de trabajo digno.
Otro de los factores que enmarcan el contexto de la visita de AMLO a esta entidad es el de una alarmante alza de los contagios de Covid-19 en regiones donde anteriormente el virus no había azotado con tanta fuerza. Estamos hablando de poblados serranos ubicados a lo largo en la franja oriental, colindando con los estados de Durango y Chihuahua como lo son Choix, Chinobampo y Yecorato en el norte, Badiraguato, Sinaloa de Leyva y Mocorito, en la parte centro-norte, así como Cosalá, San Ignacio y Concordia en el sur.
Este repunte de la pandemia -que ha llevado a declarar nuevamente semáforo rojo en la entidad- tiene como epicentros las principales ciudades de Sinaloa: Mazatlán, Culiacán y Los Mochis. Dicha situación crítica tiene como principal causal la voracidad por ganancias económicas de grandes hoteleros así como la indolencia e indiferencia de autoridades de las tres ciudades mencionadas. En ello tiene destacada participación el presidente del puerto turístico mazatleco: Luis Guillermo Benítez Torres, conocido también como el Químico Benítez.
A su vez, AMLO llega a dar certidumbre a las empresas mineras en Sinaloa, particularmente a la Sociedad Minera Real de Cosalá, la cual ha sido fuertemente cuestionada debido a su responsabilidad en el derrame de una gran cantidad de material tóxico sobre el río San Lorenzo, a las afueras de Cosalá, al sur de Sinaloa, acontecimiento que data de abril de este año y en el cual ha habido impunidad total.
De manera extraoficial se habla también de que el presidente atenderá a sectores empresariales del norte de Sinaloa que impulsan el proyecto ecocida de la planta de amoniaco en el sitio Ramsar de importancia internacional del sistema de bahías Santa María-Topolobampo-Ohuira. De hecho, durante los últimos meses el gobierno federal ha cedido ante las presiones de dicho grupo de la burguesía sinaloense.
En cambio AMLO no ha querido atender a trabajadores de salud de Sinaloa, los cuales han enfrentado la pandemia con un sin numero de limitaciones durante los últimos meses. Aunado a esto, durante su recorrido por estas tierras norteñas, el mandatario ha reafirmado su intención de que el próximo ciclo escolar sea reanudado de manera presencial.
En esta gira de AMLO queda nuevamente demostrado que su gobierno prioriza la defensa de intereses de grupos empresariales cuyas acciones han repercutido en el deterioro de la salud de la población sinaloense, tanto en el ámbito de los contagios que se han intensificado debido a la voracidad hotelera, como en el de los desastres ambientales producto de la desmedida y desregularizada actividad minera.