El lunes 29 de junio, el Presidente Enrique Peña Nieto recibió a los reyes de España, Felipe VI y su esposa Letizia, quienes vinieron para establecer y afianzar lazos de colaboración entre ambos gobiernos, lo cual sólo beneficia a los grandes empresarios de ambos países.
Martes 30 de junio de 2015
El presidente Enrique Peña Nieto entregó a los reyes la máxima distinción otorgada a ciudadanos extranjeros: la Orden Mexicana del Águila Azteca "por su esfuerzo para fortalecer los lazos de amistad y cooperación que unen a su país y México".
En la ceremonia de bienvenida de los reyes, el mandatario mexicano indicó que “entre los países de la Unión Europea, España es el segundo socio comercial de México (después de Alemania) y nuestra segunda fuente de inversión extranjera directa (después de Estados Unidos)”, también mencionó que actualmente hay más de cinco mil empresas con capital español en el territorio nacional. El gobierno de Peña Nieto, señalado por millones como el responsable de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, se arrodilla ante los reyes de España, otorgándoles la máxima distinción gubernamental a ciudadanos extranjeros. Éstos son los representantes de la monarquía, casta parásita y odiada por millones de trabajadores y jóvenes al otro lado del mar. Luego, en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, el Jefe de Gobierno del Distrito Federal les entregó “las llaves de la Ciudad de México” a los monarcas españoles, mostrando también su sumisión.
Fortaleciendo al capital imperialista español
La realidad es que ambos países mantienen fuertes lazos económicos de inversión en infraestructura, finanzas, empresas explotadoras de fuentes energéticas, telefonía, manufactura, etc. España ha incursionado en América Latina, el patio trasero norteamericano, buscando afianzar la presencia de sus empresas. Aunque no ha significado -en el caso particular de México- desplazar significativamente la influencia norteamericana, el imperialismo español busca ocupar cada vez mayor espacio en determinadas ramas y sectores de la economía nacional. Al servicio de ello, sin duda, está también el viaje de los reyes españoles.
México es el tercer destino de inversión de España, después de E.U. y Brasil. En 2014, el intercambio comercial entre ambos países fue en ascenso (hasta 10 699 millones de dólares), donde el petróleo fue el principal blanco de las exportaciones de México a España, representando el 75% de las mismas.
Lo cual beneficia sólo a las capas empresariales de ambos países y en particular a las empresas imperialistas españolas, mientras que la gran mayoría de la población sufre la falta de empleo, los bajos salarios y la precarización de sus derechos laborales.
Algunas de las empresas españolas más importantes en México son: los bancos BBVA-Bancomer y Santander; la telefónica Movistar, que en España presenta grandes conflictosdebido a las malas condiciones en que mantiene a sus empleados; Gas Natural Fenosa e Iberdrola en el sector energético; recordemos también a las empresas Abengoa y Elecnor, participantes en el conflicto de la construcción de un gasoducto y una termoeléctrica en los Estados de Morelos, Puebla y Tlaxcala; la constructora Obrascón Huarte Lain (OHL), que hace poco representó un grave escándalo de corrupción que obligó a renunciar al secretario de comunicaciones del Estado de México, Apolinar Mena Vargas, caso ligado a un escándalo de fraude de la empresa. Sin embargo, OHL sigue operando con pretensión de crear un nuevo aeropuerto en la Ciudad de México.
Por el lado de la inversión de empresas mexicanas en España destaca el grupo Bimbo, que recientemente se postuló por la compra de la compañía Panrico en España y Portugal, con la condición de que en España se resolviera el conflicto con los trabajadores despedidos, algunos con más de 40 años de labor, y que se encuentran en lucha por sus derechos.
Carlos Slim y Alberto Bailleres, el primer y el tercer hombre más ricos de México respectivamente (siendo el primero, el segundo hombre más rico del mundo), también han hecho grandes inversiones en España.
Mientras Peña Nieto, Miguel Ángel Mancera y otros representantes de la “clase política” declaran su amistad con los exponentes de la monarquía española, los trabajadores de ambos países deben fortalecer sus lazos, para enfrentar a las grandes empresas que explotan y oprimen a ambos lados del océano.