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Entrevista. Vito Martino & Los Inolvidables: “El rock and roll de verdad es político, es picante, es resistencia”

La Izquierda Diario charló con Ezequiel “Vito” Martino, voz cantante de la banda afincada en Córdoba que se propone recuperar algo del espíritu original del rock al galope de historias y buenas canciones. De su encuentro con Jorge Serrano de Los Decadentes a la participación en el Cosquín Rock, conversamos también sobre el actual panorama musical.

Augusto Dorado

Augusto Dorado @AugustoDorado

Viernes 29 de marzo de 2019 19:56

De paso por San Telmo, como parte de los preparativos para la fecha que compartirán con La Franela este sábado 30 en La Trastienda (Balcarce 460, CABA), el creador de Vito Martino & Los Inolvidables, Ezequiel “Vito” Martino, recibió a La Izquierda Diario para compartir con nosotros algo más que su música (que está disponible tanto en formato físico como en Spotify y en algunos videos de Youtube).

Dispuestos a tomar un café, Vito nos cuenta que incursionó en algún momento de su vida en el estudio de Ciencias Económicas y luego Comunicación Social y que gracias a materias como Sociedad y Estado en el CBC de la Universidad de Buenos Aires (UBA) pudo adoptar un punto de vista sobre la realidad diferente al del sentido común. “Entender que las fuerzas de seguridad monopolizan la fuerza para resguardar el poder del Estado, para qué lo hacen… Todo eso es revelador”, comenta mientras nos acomodamos al sol en una de las mesas a la calle de un bar “notable” y pintoresco.

Pareciera que algunas de esas ideas de rebelión guían de alguna manera el camino de Vito y su banda (que está compuesta por Facu Ávila en guitarras, Pedro Fabbroni en bajo y Franco Groso en batería) porque en varios pasajes de la charla aparece la cuestión de la resistencia y la pelea contra lo que impone la industria musical. Las armas elegidas: la independencia artística y las canciones. “Ahí viene el sol, tengo una sensación, un amor real, una revolución”, abre Real, el disco que están presentando. Tal vez un poco guiño a los Beatles, otro poco a esta manera de ver el mundo.

Vito Martino se muestra auténtico porque es el mismo antes, durante y después de que se haya encendido la lucecita roja que indica que se está grabando la nota. Dice las mismas cosas y del mismo modo: honesto y frontal.

LID - ¿Cómo surgió Vito Martino & Los Inolvidables? ¿Son una banda oriunda de Córdoba?

VM - Estamos hace unos 7 años en Córdoba, donde la banda se reformó. Editamos un primer disco que se llamaba Chicas perdidas, en el que cantamos con Manuel Moretti de Estelares y que fue producido por Manza Esaín. Y con aquel primer disco bajo el brazo me fui a vivir a Córdoba, yo tenía un nene de 3 años. Primero a Córdoba Capital y después a La Calera, que está a unos 20 minutos… Es sierra chica. Ahí además de tener la banda produzco discos. Es una vida más tranquila, digamos.
La primera formación es de 2009: ahí nos juntábamos con Lulo Esaín, con Diego Panich… Me acuerdo que salíamos nosotros de ensayar y entraba Acorazado Potemkin y quedaba el baterista sentado en la batería (risas)… Ahí se trabajó todo el primer disco, se grabó acá en Buenos Aires y se masterizó en Puro Revolver. Y después me fui al interior. Siempre tenía esta idea de irme porque yo crecí en Misiones, buscaba esa cosa de cercanía “plaza-bomberos-correo-municipalidad”…

¿Por qué tiene este nombre la banda?

Surge de una mezcla: mi apellido es Martino y siempre me gustó mucho la película El Padrino, de ahí viene Vito, además de que tengo ancestros italianos. Y lo de Los Inolvidables me sonaba a Spaghetti Western, aunque también podría ser el nombre de una banda de cumbia (risas)… Pero como me gusta mucho la música popular me pareció que estaba bueno ese cruce de mundos. Además yo soy muy fan de Tom Petty & The Heartbreakers, entonces este nombre compuesto me gustaba porque suena a “una pandilla que está tramando algo”, más que a un solista y la banda que lo acompaña. Es una banda de rock que tiene sus personajes adentro.

También un poco hay referencia a música que me gusta como la obra de Ennio Morricone, creo que el nombre tiene ese condimento. Vimos que quedó bien porque terminó siendo un nombre un poco “cabrón” en relación a la industria musical porque a veces tenés que plantarte y defender tu espacio… Ahí volvemos a Tom Petty en “I Won´t Back Down”… Hay como un carácter en el nombre en el que, casi sin querer, quedó en contexto con lo que es para una banda trabajar y promocionar lo suyo. Hay un par que manejan todo y uno tiene que buscar una grieta en la que meterse…. Igual desde que empezamos tampoco teníamos la ingenuidad de que todo sería un camino de rosas, pese a que crecemos con esa educación de que “todo va a ser muy lindo” y al final ves que no. Pero no nos quejamos, no hay autocompasión en Vito Martino & Los Inolvidables.

¿Cómo fueron tus comienzos y tu acercamiento a la música desde tu experiencia de pasar una infancia en el interior?

El inicio que recuerdo fue en Buenos Aires porque mi viejo siempre fue mecánico y me acuerdo que salía a probar los autos conmigo -que tendría 3 o 4 años- y ponía música: cassettes de Beatles, Creedence, Rolling Stones, Nino Bravo… Y recuerdo muy bien que la canción que me impactó fue “Rock´n´Roll Music”, la versión de los Beatles de ese temazo de Chuck Berry. No fue algo intelectual, sino algo que me transmitía al cuerpo, una cosa tremenda. De más grande lo estudié a Chuck Berry y la verdad que es el rock and roll posta, es político, es picante, es un negro que se plantó. Escuchás hoy en día “School Days” y notás que fue “The Wall” antes de The Wall (por el disco de Pink Floyd)… ¡“Rock´n´Roll Music” me erizaba la piel! Creo que a la larga eso me termina salvando la vida, me ayudó a no ser “mañana otro tipo infeliz”, como dice Dargelos de Babasónicos en una canción. Así que viene de ahí mi acercamiento, relacionado con mi padre que también era un gran bailarín de rock…

¿Cómo es la vida de un músico y productor independiente en Córdoba? ¿Tenés que recurrir a otro tipo de trabajo para vivir o te podés dedicar de lleno a la música?

Con los muchachos de la banda también tocamos como “backing band” de otros artistas o grabamos en sus discos, un poco en la tradición de Motown (sello norteamericano de música Soul en los años ´60, NdeR), donde un mismo grupo tocaba diferentes géneros. De hecho, hace poco hicimos un disco onda alternativo, he tocado bajos Rickenbaker con púa en discos de otros… Me divierte y me gusta porque es distinto, capaz lo que nosotros hacemos –de algún modo- tiene más toques de folklore y otras cosas. También alquilamos equipos… Nos arreglamos. Es el viejo lema, “gana menos pero hacé lo que te gusta”.

Tiene algo parecido a la docencia porque capaz viene un artista que compuso sus temas en su habitación y cuando se va de nuestro estudio se va habiendo crecido, con un disco que suena profesional en mano. De algún modo es ayudar a empoderar a los colegas.

Uno de los principales temas de Real, el disco que están presentando, es “Construir” que cuenta la historia de alguien que se va del “centro” hacia el interior…

No deja de ser una cuestión política: dejo la Capital y me voy… También tiene que ver con algo más doméstico: en un momento con mi hermana coincidimos viviendo en Buenos Aires y ella decide volverse a Misiones, que es donde crecimos. A mí me impactó de algún modo porque me dí cuenta que era algo que me hubiera gustado hacer. Entonces “Construir” terminó siendo una canción dedicada a todos aquellos que vivimos una especie de micro exilios. La gente del interior en la Capital, vos pasás por una obra en construcción y están escuchando chamamé o música peruana, yo los comprendo. Terminó siendo una canción para la gente que añora un poco su lugar… “Get back to were you once belonged”, como dice Paul McCartney en el tema.

Tuvimos la suerte de cantar este tema con Jorge Serrano de Los Auténticos Decadentes, que a la vez tiene mucho que ver con el interior: recuerdo que al escuchar las voces que nos mandó, era eso, era “un pueblo”. Cerraba totalmente, todo tiene que ver con todo en esa canción. También hay un toque de acordeón de Mario Loyola, que es el acordeonista de Sabroso (como una big band de cuarteto de Córdoba que son tremendos), así que el tema también tiene esa cosa de Córdoba.

Hay gente que nos dice: “esta canción es como la historia de mi vida”, y está bueno porque es un poco la historia de mi vida también.

¿Cómo se dio esa relación con Jorge Serrano de los Decadentes?

Tenemos amigos en común y básicamente le escribí comentándole de qué habla la canción. Él casualmente vive en Villa Gesell y un poco tenía que ver con él también. Enseguida me dijo “Bueno Vito, ¿dónde querés que grabe?”. Una humildad increíble, como son todos los grandes. A veces no cobrás dimensión pero Jorge es un tipo muy grande… Para mí está en las grandes ligas, como Andrés Calamaro, Spinetta, todos nuestros grandes… Es un tipo que sabe hablarle a la mal llamada “gente común”. Le gustó la canción y la grabó. Fue también en parte la confirmación de ese camino que uno emprende muy en solitario, de creer en algo y encontrar pequeños hitos que van confirmando que “es por ahí”.

En ese camino también llegaron a tocar en el Cosquín Rock ¿cómo se dio? ¿Cómo fue la experiencia?

Eso fue porque la marca de cerveza Quilmes eligió esta canción nuestra, “Construir”… En realidad fueron Bebe Contepomi, Quilmes y José Palazzo (organizador del Cosquín Rock) que eligieron la canción, a una semana de que empiece el CosquínRock… Me llamaron a mi casa, salimos al aire en la radio Mega… Y llegamos al Cosquín Rock apadrinados por Quilmes al escenario de ellos, que es al lado del escenario principal del festival. Estuvo buenísimo porque siendo nosotros de Córdoba y habiendo logrado bastante en la provincia, no habíamos tenido la posibilidad de llegar ahí. Fue muy linda experiencia sobre el escenario, pero también rescato cosas “de fan”: estar atrás del escenario principal y cruzarte con Pablo Memi, el bajista de Los Ratones Paranoicos… Siempre me pareció un crack, tiene todo el groove del mundo… Esas cosas están buenísimas. Me ha pasado que en un concurso Rock del País Juanse dijo que una de nuestras canciones fue de las más lindas que había escuchado, eso me encantó pero yo estaba copado con conocer a Memi, por esa cosa rítmica, compartir ese backstage con colegas es buenísimo… Hablar también con Germán Daffuncchio de Las Pelotas, gente con la que uno se crio y se formó musicalmente, porque en definitiva es una educación el rock and roll. Yo me formé yendo a recitales de Cerati y de León Gieco.

Me nombraste a un montón de artistas pero para definir a Vito Martino & Los Inolvidables, ¿qué influencias son las más notorias?

Apuntamos al viejo arte perdido de hacer buenas canciones. Nos interesa eso. Capaz por una cuestión de formación, uno se crió escuchando “canciones de radio”. Quizás son fórmulas, pero muchas veces en el mainstream hay canciones que son muy poderosas, que son buenísimas. Nos gustan las buenas canciones y las historias. Yo siempre digo que calzarse una guitarra en Argentina es un tema: vos mirás para atrás y tenés a Lebón, Spinetta, Charly García que es “Dios”, Fito Páez. Así que hay una tradición que honrar, por suerte, que nosotros tratamos de continuar. Hay un respeto por esa tradición y a la vez tratás de hacer tu propia cosa.

En cuanto a las historias, me gusta Bob Dylan como aborda estas cuestiones de los héroes cotidianos, también es algo que hace Jorge Serrano.

Hablando de historias, ¿“Paraguay” es un tema que remite a tu infancia?

Claro, yo crecí en la triple frontera. De hecho, fui a una escuela de frontera. A 1 km. estaba el río Paraná, del otro lado estaba Paraguay, el tema es como un romance ahí en la triple frontera. Tiene como esa cosa “western”, hay algún parentesco con el chamamé por la cuestión armónica con el género country. Paraguay es un hermoso país, que aún conserva su lengua madre. Yo iba al colegio de frontera y mis compañeros hablaban guaraní, sobre todo cuando no querían que se enteren de algo los porteños (risas). Es increíble pero vos llegando de Buenos Aires, sos un poco “el invasor”. Era difícil, pero con el tiempo te van aceptando. Hay un choque cultural que es interesante. “Whiskería” también es un tema que remite a esos paisajes, habla de esos lugares que hay al costado de todas las rutas.

Volviendo al panorama del rock en general ¿te parece que la industria le está dando menos bola al rock?

Sí, yo creo que es cíclico. Ahí surge el debate de si –por definición- el rock no debería ser “subterráneo”. Tenés el rock de “rockeros bonitos, educaditos” pero… Me parece que el rock en algún momento va a volver. Nuestro disco se llama Real y un poco tiene que ver con eso, el buen rock es real, es una expresión auténtica, es resistencia. Como banda del mal llamado “interior” nos interesaba transmitir otra cosa, no ser una réplica de lo que emite la “porteñidad”, nunca quisimos ser los “Babasónicos de Córdoba” o “Los Guasones de Córdoba”. Nuestra propuesta tiene al acordeonista de Sabroso y tiene a Jorge Serrano que es el que escribió “Gente que no” (de su época en Todos Tus Muertos). Quizás nuestra resistencia es más sutil, pero es una forma. Yo soy rockero y me considero un rockero de estirpe, con mucho orgullo. Porque en realidad, la primera resistencia es contra los padres y una vez que uno puede trabajar eso, el resto de las resistencias creo que son manejables. No sé si no sería una buena noticia que el rock trate ser sepultado para que vuelva a ser efervescente y que alguien escriba como Joe Strummer (de The Clash) de vuelta. Me llama la atención que en esta era no haya unos pibitos pateando el tablero, quizás los hay pero no los muestran…

¿Ves algo interesante en la escena musical nueva?

Hay muchas cosas que me parecen pose… Yo escucho a Moura diciendo “Hay que salir del agujero interior” y no sé si alguien lo volvió a hacer. Un Miguel Abuelo, gente tan disruptiva no veo… Me parece que los Babasónicos siguen siendo picantes, siguen como tirando algunas “semillitas de maldad” en el mainstream y me parece que eso suma porque aparte lo hacen con mucha sutileza. De lo más nuevo, he escuchado estas bandas mendocinas pero no es mi palo… Habría que ver cuando baje el snobismo quién queda… Porque la prensa a veces si no tiene la “nueva cosa inglesa” empieza con la movida “de Uruguay” o “de Mendoza” o “La Plata”. No compro mucho eso, me cuesta ver gente que se planta y conmueve sobre un escenario. También es cierto que para ser eso necesitás años de trabajo.

En Buenos Aires, arrancan el año en La Trastienda

Vamos a tocar en La Trastienda este sábado 30 con La Franela. Ahí presentaremos Real, nuestro nuevo disco. Y vamos a adelantar un poquito lo que se viene, porque estamos preparando material nuevo, estamos trabajando en una sorpresa con Marcelo Moura… Hacemos reversiones de varias canciones, con himnos del rock, creo que es un lindo trabajo el que estamos encarando. Así que van a tener un adelanto de lo que se viene.

¿Te gustaría agregar algo más?

No, nada… Simplemente un aguante a La Izquierda Diario, sigan adelante…

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Las tazas de café ya se habían vaciado hacía rato. El mediodía pedía cambio, tal vez por porrones de cerveza. Pero Vito seguiría su periplo ante otros medios, parte de la preparación para la batalla principal que lo encontrará junto a sus colegas – Los Inolvidables- sobre el escenario de La Trastienda. Todo parte de una misma lucha: la de recuperar un poco esa esencia del rock que se te sube al cuerpo. Como lo hacía el viejo Chuck Berry.