Una combinación explosiva crece en los últimos tiempos. Por un lado, precios inaccesibles y por el otro, un descenso en la oferta de los alquileres para vivir producto de una tendencia en aumento: alquileres temporarios a turistas y en dólares. Atrás quedaron las épocas en las que se podía elegir donde y como vivir. Las consecuencias de un mercado inmobiliario copado por los intereses empresarios.
Celeste Vazquez @celvazquez1
Martes 28 de marzo de 2023 11:20
Paula terminó viviendo en el barrio porteño de Almagro en un departamento que es muy caro para lo que son sus ingresos, no por elección propia. “Cobró $170.000 pesos por mes y gasto $ 70.000 solo en alquiler” le cuenta a La Izquierda Diario. Pero claro, sus gastos asociados a la vivienda implican mucho más. Sumando expensas y servicios, poder vivir en un techo de una manera más o menos digna (ni siquiera muy digna) le cuesta casi $100.000. “Vivo con lo que me queda y haciendo malabares”, agrega.
“No me quedó otra que agarrar este alquiler porque no encontraba otra cosa, y eso que busqué meses sin parar”, sigue. La queja de Paula es la de muchos y muchas. Podríamos decir que es la de la gran mayoría de la población inquilina: un universo estimado entre los 6,5 y 7 millones de personas. Para ellos, el sueño de la casa propia es un imposible
desde hace años, pero resulta que ahora también les es imposible alquilar.
Cuando Sara la escuchó a Paula se sintió identificada. “Mi alquiler es más barato, pero igual casi no tengo resto para vivir porque soy jubilada y cobro la mínima”. Con ese escaso ingreso, por debajo de los $80.000, tiene que hacerle frente a un alquiler de $30.000 más unos $10.000 de servicios en Monte Grande, provincia de Buenos Aires. Otra cosa que la une a Paula. Tampoco eligió vivir allí donde vive. “Si fuera por mí viviría cerca de mi hija y nietas. Pero no se pudo. “Después de buscar mucho tiempo, fue lo más barato que encontré y por miedo a perderlo lo acepté".
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Cada vez es más recurrente encontrar inquilinos que se quejan no sólo de lo difícil que les resulta encontrar viviendas para alquilar por los precios desorbitantes, sino también por la poca oferta que encuentran. Atrás parecen haber quedado los tiempos en que se podía elegir dónde vivir.
Precios por las nubes
Según un relevamiento del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), durante el mes de febrero, con el monto de un salario mínimo se pudo cubrir solo el 86% del aquiler de un monoambiente en CABA, que tuvo un valor aproximado de $78.000. El resto de los datos del informe mencionado grafican de manera contundente lo locura en la que se convirtieron los precios para decirlo sin pelos en la lengua.
Poco y caro
Además de los elevados precios en los alquileres, desde hace tiempo se consolida otra tendencia, muy dañina también para los inquilinos, en grandes ciudades y centros turísticos como Ciudad de Buenos Aires, Mendoza, localidades de la Patagonia. El descenso en la oferta de alquileres para ser usados como vivienda y el aumento en la oferta de alquileres temporarios que le reditúan más dinero a propietarios y empresarios del sector.
La situación empieza a ponerse muy peligrosa como para que nadie en el Estado haga algo. pic.twitter.com/UeRcFXgUaM
— Inquilinos Agrupados (@InquilinosAgrup) March 18, 2023
El fenómeno es descripto por diferentes especialistas en el tema como “efecto Airbnb”, en referencia a la empresa estadounidense creada en 2008, promotora de los alquileres con fines turísticos a nivel mundial.
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En CABA, un informe realizado por el Gobierno porteño indica que durante todo el año pasado se redujo en un 30% la oferta de alquileres para vivienda. Y en esa misma proporción aumentó la cantidad de la oferta de alquileres temporarios.
¿El motivo? La rentabilidad. Según un estudio de la consultora PxQ, alquilar una propiedad de una manera tradicional deja muhísimo menos dinero a propietarios e inmobiliarias que hacerlo de manera temporal. Por ejemplo, en Almagro mientras por un alquiler para vivienda se obtiene una renta anual del 2,3%, por un alquiler temporario de apenas 15 días se obtiene una renta de 5,4% y 7,2% por 20 días.
Un mercado inmobiliario copado por intereses empresarios
Las consecuencias están a la vista. Inquilinos viviendo dónde y en las condiciones que otros imponen: los grandes grupos inmobiliarios y desarrolladores. Una medida urgente como la implementación de un plan de obras públicas orientado a satisfacer las necesidades populares de vivienda existentes no forma parte de la agenda del Gobierno del Frente de Todos, pero tampoco de todos los anteriores, como el último del expresidente Macri. Así, pasan los años y las necesidades habitacionales de las familias trabajadoras y mayorías populares siguen sin resolverse.
Las políticas gubernamentales al respecto son muy pocas y no alcanzan a revertir el déficit habitacional. Un estudio, en base a los datos preliminares del Censo 2022, realizado por Tejido Urbano indica que en los últimos 12 años (entre el Censo del 2010 y el del año pasado), se realizaron más de 3,9 millones de viviendas, de las cuales el Estado construyó menos del 12%. Un dato que releva la prioridad del tema habitacional para quienes gobiernan.
EL CENSO DEL 2022 REFLEJA CASI CUATRO MILLONES MÁS DE VIVIENDAS: ¿QUIÉN LAS HIZO?
Entre 2010 y 2022, se construyeron en la Argentina más de 3,9 millones de viviendas.
Si queres saber quien las hizo podes ver la nota completa en:https://t.co/lqungkUtbs pic.twitter.com/N8DZkYJagx
— Tejido Urbano (@tejido_urbano) February 27, 2023
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