En plena pandemia la zona de Quintero - Puchuncaví registra un nuevo peak de dióxido de azufre.
Miércoles 27 de mayo de 2020
La agrupación Mujeres de Zona de Sacrificio Quintero - Puchuncaví en Resistencia denunció mediante un comunicado público el día 24 del presente mes, que la bahía presentaba “gases emanados del complejo industrial”.
Con indignación y rabia en su declaración reclamaban la inacción de los organismos estatales frente a la continua contaminación en la zona, pese a que hace un año (28 de mayo de 2019) la Corte Suprema de Justicia sentencio a favor de la comunidad, ordenando al conjunto de las autoridades competentes de medio ambiente, salud, interior y otras carteras, investigar, evaluar y diagnosticar sobre los elementos, compuestos y gases emanados por el cordón industrial y las consecuenciasa la salud de las personas y al ecosistema.
El día domingo 24 de Mayo, el olor a gas invadió la bahía (Ventanas, Horcón, Pucalán y Quintero) y dio inició a una nueva alerta ambiental para la comuna de Quintero, luego que una de las estaciones de monitoreo registrara un peak de dióxido de azufre, de 565 microgramos por metro cúbico (ug/m3), entre las tres y cuatro de la madrugada.
Mientras el anunció de la intendencia recomendaba a los “grupos sensibles” la realización de actividad física “de intensidad ligera y de corta duración, con tiempos de recuperación prolongados”, cabe destacar que los “grupos sensibles” son personas con enfermedades cardiovasculares y/o pulmonares, niños, adultos mayores y embarazadas, es decir, el mismo grupo de riesgo del coronavirus.
La población ha estado expuesta durante años a la aguda contaminación, producto de las consecuencias de la avaricia empresarial y el beneplácito de los organismos estatales.Esto ha producido un incalculable daño a la salud de las y los vecinos del sector; enfermedades a la piel, respiratorias, entre otras, cuestión que se vuelve vital a la hora de enfrentar la pandemia del Covid 19.
Los habitantes denuncian que no pueden ventilar sus casas producto de la contaminación atmosférica, la cual produce náuseas y dolores de cabeza. “Este aire es irrespirable. Un flagelo para la comunidad” dijo Elizabeth Cabrera, para el diario La Tercera, ella es madre de un joven (28 años) contagiado por Covid 19 en Puchuncaví.
“Hay días que no se puede respirar, y las ventanas no se pueden abrir. Es un aire picante, que te hiere la tráquea, molesta la nariz, te deja moquienta y con los ojos llorosos. Estamos con esta pandemia y las industrias sueltan sus gases. No queda más que quedarnos escondidos, en nuestras casas. Pero es injusto para nosotros. Somos seres humanos, no animales”, señaló.
El protocolo de GEC (Gestión de Episodios Críticos), emitido cada vez que se notifica malas condiciones de ventilación atmosférica, en teoría obligar a las empresas a “adoptar las medidas pertinentes, conforme a lo establecido en el Plan de Prevención y Descontaminación para las comunas de Concón, Quintero y Puchuncaví”, no tiene efectos prácticos considerables, las empresas siguen produciendo.
Katta Alonso, de la agrupación Mujeres de Zona de Sacrificio en Resistencia, denuncia “El GEC no da resultados. Las empresas siguen produciendo los peaks. Está probado que la contaminación deteriora el sistema inmune, y las partículas ayudan a transportar el virus, y que se mantenga en el ambiente. Por eso estamos pidiendo que paren, al menos en tiempo de pandemia, o hasta que se dicten medidas más estrictas”.
El vínculo entre contaminación y coronavirus, fue probado por la Universidad de Harvard, en un estudio publicado el 13 de abril de 2020, titulado “Linking Air Pollution To Higher Coronavirus DeathRate”, exponiendo que “los niveles más altos de partículas diminutas y peligrosas en el aire, conocidas como PM 2.5, se asociaron con tasas de mortalidad más altas por la enfermedad”.
En este sentido, las empresas ubicadas en el complejo industrial de la bahía de Quinteros, ENAP; Enel Generación; Copec; Epoxa; GNL Quintero; Oxiquim; Gasmar; Codelco Ventanas; Cementos BíoBío: Puerto Ventanas; Aes Gener; Asfaltos Chilenos. A, se han construido en base a maximizar las ganancias, transformando en zona de sacrificio todo el lugar, exponiendo a una aguda contaminación a la población y el ecosistema.
Pese al enorme escandalo que trajo la crisis ambiental de agosto y septiembre de 2018, que provocó en 1.759 personas (425 niños) síntomas de intoxicación, la emanación de gases no ha disminuido considerablemente producto de la tecnología obsoleta de las fabricas y la avaricia empresarial. Se siguen registrando episodios contaminantes. En lo que va del año, se han registrado 4 alertas y 2 preemergencias por superación de la norma horaria de dióxido de azufre.
En el contexto de pandemia mundial y en crisis sanitaria en el país, las y los habitantes de “las zonas de sacrificio” se ven mas expuestos. El virus ataca transversalmente, pero de manera mas profunda y dañina a todos quienes tienen su sistema respiratorio e inmunológico debilitado, transformandose en una verdadera vulneración de derecho. El covid pasara, pero la zonas de sacrificio se mantendrá si no se toma el problemas en las manos.
Es necesario avanzar en una reconversión tecnológica inmediata, donde sean las y los trabajadores, las comunidades afectadas junto a especialistas quienes decidan cuales deben ser las medidas a tomar, donde las salud de las personas y el medio ambiente sean la prioridad y no las ganancias de un puñado de empresarios, no se puede permitir la prolongación de la depredación de la vida.