Chile vive este martes una nueva jornada de huelga general, que fue precedida por paros y movilizaciones en el inicio de la semana. Por su parte el desprestigiado Piñera busca recuperar iniciativa con el llamado a una "nueva constitución". Lo ayudan los partidos de la ex Concertación, pero la movilización y el repudio al régimen continúan.

Pablo Torres Comité de redacción La Izquierda Diario Chile
Martes 12 de noviembre de 2019 09:00
Este lunes se sucedieron paros y movilizaciones en diversas regiones del país. Se movilizaron las y los profesores junto a miles de profesionales de la educación, y también los trabajadores públicos. Se sumaron las trabajadoras de la educación preescolar, también rechazando la privatización de las salas cunas. En todo el país se observaron paros y movilizaciones de estos sectores. Trabajadores de la salud paralizaron consultorios y centros de atención.
En Santiago durante la mañana las movilizaciones se dieron en plaza Italia y La Alameda. En la tarde la policía ni siquiera dejó realizar la concentración en Plaza Italia donde se iban congregando algunos miles, y con gases lacrimógenos y lanza aguas los dispersó rápidamente. En diversas comunas se registraron enfrentamientos durante la noche. En Peñalolén incluso los enfrentamientos llegaron a la subcomisaría de Carabineros de la comuna, con barricadas e incendios tras la brutal represión en el desalojo a una toma de terreno en la viña Cousiño Macul. En Santiago durante la tarde estudiantes del Instituto Nacional ocuparon el establecimiento y se sumaron a las tomas del Liceo 7 y 4 de Santiago, Liceo 7 de Providencia, Liceo Portal La Cisterna, Instituto Nacional, Barros Borgoño, Liceo Parroquial San Miguel, Liceo 112 Ciencia y Tecnología, Nuestra Señora de las Mercedes de Puente Alto, Liceo A5 de Macul, Colegio Santa Cruz, Liceo Andrés Bello de San Miguel, y suman.
En Valparaíso miles marcharon previo a la huelga general convocada para este martes. En Concepción más de 5.000 jóvenes marcharon y luego se sucedieron enfrentamientos con la policía que nuevamente hizo uso de escopetas antidisturbios. En Talca fue quemada la sede del UDI Juan Antonio Coloma, sumándose a la quemada de la sede central UDI en Santiago y Concepción la semana pasada. En Linares, cientos de manifestantes destruyeron la plaza “Augusto Pinochet”, uno de los pocos puntos en Chile que hacía homenaje al dictador.
El llamado a “huelga general” ha tomado fuerza. La Unión Portuaria señaló que paralizarán el 90% de los puertos del país y se unirán a la movilización nacional en la mayoría de las ciudades de norte a sur. Los mineros de diversas minas han anunciado paralizaciones y movilizaciones. En el aeropuerto de Santiago y a nivel nacional, trabajadores de la aduana y públicos anunciaron que paralizarán. En Santiago trabajadores del transporte, de las líneas express, vule, metbus, stp, red bus y subus, anunciaron que se plegarían. En Valparaíso además de portuarios, públicos, docentes, paralizarán también los trabajadores del Metro. En Concepción, se han anunciado paros en más de 40 sindicatos de la salud, de Fenats (salud), en Puerto Lirquén, 1.800 trabajadores de Asmar, y Enap Refinerias junto Petrox señalaron que realizarán acciones de movilización junto a federaciones contratistas. En Lota incluso, más 400 comerciantes minoristas de la tradicional Feria de Lota cerrarán sus locales para apoyar el paro, una medida histórica en la comuna minera.
Esto sectores se pliegan a profesores, trabajadores de la salud, públicos y municipales que desde el lunes ya habían iniciando el paro.
La jornada de este martes es muy importante para mostrar la fuerza de las y los trabajadores, junto a los jóvenes, estudiantes y pobladores, ante la trampa anunciada por Piñera de ir hacia una "nueva Constitución", negociada entre los principales partidos del régimen, para evitar su caída y desviar la lucha en las calles.
La trampa constitucional de Piñera: auto-reformas para que nada cambie
Este lunes la encuesta Cadem, fiel a Piñera, arrojó que el 52% de los encuestados prefiere cambiar la Constitución de forma total, y un 54% a través de una Asamblea Constituyente. Sólo un 11% a través del Congreso. Esto, en el marco de la nueva trampa de Piñera que anunció una “nueva constitución” a través de un “congreso constituyente” negociado entre los principales partidos para salvar su Gobierno y mantener a este régimen.
El giro lo realizó tras el fracaso de haber puesto como principal apuesta la agenda de la “seguridad pública”, aumentando la brutal represión y criminalización a las protestas, incluso con la insólita medida de convocar al Consejo de Seguridad Nacional, que buscó calmar a las críticas de los más pinochetistas como José Antonio Kast, que viene ganando peso ante lo que considera una “claudicación” creciente de Piñera a la izquierda, mientras fogonea a la derechista Unión Demócrata Independiente (UDI). El día viernes, con más de 300.000 personas en plaza Italia, y decenas de miles en algunas regiones, las calles desafiaron este giro represor. El caso de Gustavo Gatica, uno de los manifestantes con riesgo de pérdida de sus dos ojos (en el marco de más de 200 casos de pérdidas oculares, un caso inédito mundialmente como incluso denunció el New York Times) generó rechazo en amplios sectores sociales, porque siguen las torturas, las golpizas, los balines y perdigones, las escopetas antidisturbios.
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El giro se imponía. Desde otro sector de la derecha (en particular sus alcaldes y Renovación Nacional) buscaron tomar el debate constituyente, e insistían que Piñera no se quedara “resistiendo” una demanda popular con el gobierno ya desplomado, e incluso grandes empresarios como Alfonso Swett de la CPC (Corporación de la Producción y el Comercio) dijo que había que abrirse a esa posibilidad. Pero el giro es una verdadera trampa. Todo cambio pasará por el congreso, con “participación ciudadana”. A lo más sería una “convención” constituyente tipo Bachelet, una mezcla entre “ciudadanía y parlamento” como venía planteando el RN Mario Desbordes.
La UDI se mostró “dispuesta” a aceptarlo, pero puso su veto: apoyaría si es “institucional” y cuestionó que La Moneda “está cediendo mucho”. Van Rysselbergue advirtió que se mantendrán los pilares del “modelo”: “Lo que a nosotros nos interesa saber, más que el mecanismo que es lo que está pidiendo la oposición, es qué se quiere cambiar. Lo que no se puede hacer es generar falsas ilusiones, la gente que salió a la calle cree que porque se cambia la Constitución van a mejorar las pensiones, la salud o la educación, y eso no es cierto.” (La Tercera 11-11-19). Tiene razón: con Piñera y la derecha, con el viejo parlamento y las instituciones que legó Pinochet, serán “ilusiones” porque no se podrá conquistar las demandas del pueblo trabajador. Por eso hay que echar a Piñera y todo este régimen con la huelga general.
¿Asamblea Constituyente? Eso ni por asomo, como lo dejó bien claro Karla Rubilar, Secretaria General del Gobierno de Piñera. Quizá el único con más “sintonía” fue Ossandón, senador de RN, quien alertó que el congreso "no tiene credibilidad”, buscando prever nuevas crisis en el camino.
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El nuevo salvataje de la “oposición”
Sin embargo, esta trampa abierta para salvar a Piñera y las viejas instituciones odiadas por la población, encontraron el eco y el guante de la oposición de los viejos partidos de la Concertación, donde cayó relativamente “bien” el anuncio.
En la Democracia Cristiana les gusta esa combinación entre “parlamento y ciudadanía” a través de convención constituyente. Uno de sus constitucionalistas, Patricio Zapata, lo resumió bien: “una elección de aquí a un año para que agreguemos al equipo que va a hacer este proyecto (el Parlamento) otros 50, 30 ciudadanas y ciudadanos que no quieren ser diputados o senadores. (…) Tenemos que insertarle esa ciudadanía al proceso para que no sean solo parlamentarios”. O sea, que decida el viejo parlamento, más unas “sumas” de ciudadanos. Nuevamente la cocina.
Figuras dirigentes del Partido Socialista participaron en una reunión “privada” con miembros de Renovación Nacional el viernes 8 de noviembre en el congreso para “dialogar” estas reformas. Sin embargo, en reuniones con el ministro del Interior Gonzalo Blumel, también participaron parlamentarios del Frente Amplio, como Gabriel Boric (Convergencia Social) y Miguel Crispi (Revolución Democrática). ¿Se podría decir que son diputados “de izquierda” quienes dialogan con la derecha y sus trampas, mientras en las calles la policía de este gobierno mata, tortura, viola, golpea, le sacan ojos a cientos de personas y criminalizan?
El Frente Amplio no quiere echar a Piñera ni este régimen, tampoco el Partido Comunista. Dicen que no deben decidir los mismos de siempre y la “cocina”, pero al mismo tiempo que abandonan el “Fuera Piñera”, llaman a un plebiscito que será mediante reforma constitucional por el actual Congreso, o sea que deben votarlo 36 senadores, o sea también la derecha, ¿Dónde está la decisión del pueblo en esto? ¿Dónde habrá una Constituyente verdaderamente democrática, Libre y Soberana con un plebiscito amañado del Senado? ¿Qué tipo de Constituyente saldría si se mantiene Piñera y a este congreso de multimillonarios al servicio de las grandes empresas? Este camino de “plebiscito” depositando confianza en la derecha y ex Concertación, así como una AC con Piñera y el viejo congreso, será más de lo mismo, y no se tocarán, como bien señala la UDI, los pilares de su “modelo”. Para conquistar salarios, pensiones, educación, salud, vivienda y más, se necesitan tocar a los grandes capitalistas, y esto no se realizará con Piñera y el congreso en el poder, sino sobre su liquidación.
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Los desafíos de la huelga general
Ante este escenario, la jornada de huelga de este martes sobra aún mayor relevancia.
De ser un paro efectivo en los lugares estratégicos como minería y puertos, así como en aeropuertos y el transporte, junto a la movilización de cientos de miles con las convocatorias convocadas, no solo puede reunir masividad que nuevamente deje al gobierno en el aire, sino abrir la posibilidad que la paralización golpee a núcleos estratégicos de los grandes capitalistas, y permita unificar a la juventud con el movimiento obrero. De salir cientos de miles a las calles será una gran bofetada al Gobierno, pero será una palanca real y efectiva en la medida que sea el primer paso para una verdadera huelga general que voltee a Piñera y a estas instituciones anti-democráticas heredadas de la dictadura. Esa debe ser la perspectiva.
Para ello, hay que superar la política de la Mesa de Unidad Social (dirigida principalmente por el Partido Comunista y el Frente Amplio) que busca con el paro presionar para un “diálogo sin exclusiones” con el asesino y represor Piñera, y meterse en la trampa “constituyente”. El paro de este martes debe ser el inicio de un plan de lucha y una huelga con continuidad con el objetivo frenar la agenda represiva de Piñera, de frenar su criminal represión contra las y los luchadores del pueblo trabajador, para imponer el juicio y castigo a los responsables, conquistar la libertad de los presos de esta rebelión, junto a los organismos de DDHH y sociales con los trabajadores a la cabeza. Con esa fuerza, la huelga general debe tener por objetivo echar a Piñera y a todo este régimen al servicio de grandes empresas y multinacionales. Para ello hay que superar los métodos de las cúpulas burocráticas que no llama a formar comités de huelga en las bases ni tampoco convoca asambleas masivas y democráticas para definir el plan de lucha y el programa. Sólo echando a Piñera y a este régimen y sus partidos, podremos imponer una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, donde sea realmente el pueblo quien decida.

Pablo Torres
Dirigente nacional del Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR). Autor y editor del libro Rebelión en el Oasis, ensayos sobre la revuelta de octubre de 2019 en Chile, Edición Ideas Socialistas, 2021.