A propósito del paro de 48 horas declarado por el Sindicato del Petróleo y Gas Privado
Sábado 3 de diciembre de 2016 08:55
Fue la medida adoptada por el cuerpo de delegados del Sindicato de Petroleros que dirige Guillermo Pereyra, a la que se sumó el sindicato de jerárquicos dirigidos por Manuel Arévalo, una pantomima teatral que intenta ganar tiempo para evitar los despidos y conseguir un subsidio estatal para los trabajadores hasta tanto se reactive la producción local del crudo. Lo más probable es que se dictamine nuevamente una conciliación obligatoria por parte del ministerio, lo que derivaría en continuar con las negociaciones en la mesa entre el sindicato y el gobierno. Veamos cómo se han movido los distintos actores en este escenario.
El sindicato: férreos defensores de los paros ‘de lengua’ que no movilizan a nadie y nunca se hacen efectivos, quieren tapar el sol con las manos y se niegan a aceptar que el gobierno al cual siguen apoyando y con el cual dicen querer cruzar lanzas, más que lanzas son tacitas de café y facturas, en reuniones interminables donde los golpes más fuerte a la mesa los da el puño del gobierno. Como el que dio ayer al dar de baja a 33 equipos de distintas empresas que significarían más 1600 despidos directos en caso de efectivizarse. Ah, y como si esto fuera poco, el 14 de diciembre piensan inaugurar la nueva sede de la mutual petrolera en Neuquén Capital, para lo cual han invitado al excelentísimo señor presidente y al ministro de energía Aranguren.
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El gobierno nacional: que ha anunciado un nuevo plan de inversiones, el cual van a dar a conocer el 13 de diciembre y que según ellos reactivaría la actividad en los yacimientos, en el cual no se ve que esté contemplada la participación de la petrolera estatal YPF, la cual volvería a resignar su ubicación en la producción local en favor de experimentados inversores del extranjero.
Los gobiernos provinciales: como el neuquino, sólo atinan a tratar de sostener el valor del denominado “barril criollo” que, a pesar del repunte de las últimas semanas, todavía se encuentra por encima del valor internacional, para poder sostener los gastos de la administración sin que se resientan sus arcas pero se olvida de defender en la mesa los derechos de los trabajadores que también son parte del patrimonio provincial. Pero evidentemente no tienen nada que ver con la administración que les preocupa.
Los obreros: más desubicado que una aceituna en un pan dulce, ve como todo el mundo a su alrededor se desmorona, todo lo que alguna vez supo ser tierra firme, al final era un iceberg con rumbo al ecuador, en pocos meses vio cómo se desdibujó el convenio colectivo, “una vaca sagrada de la cual no se podía ni hablar”, según palabras del ministro Triacca; disminución del salario que se hizo efectiva en la industria con la aceptación de las suspensiones, y la perla: despidos a gusto que no han podido evitar y que han contado con aceptación de la parte sindical como se lo contamos en informes anteriores.
Este humilde servidor se desayunó hoy día, al momento de presentarme a trabajar, que teníamos que acondicionar el equipo para llevarlo a la base, y después iba a quedar ‘stand by’. Los fríos números de los diarios de ayer se hicieron carne entre los compañeros del equipo, al cerrar la jornada nos llevamos cada uno las pertenencias del cofre en una bolsa. En la radio del pueblo pasan la nómina de los equipos que van bajando, entre los compañeros reina el silencio y desconcierto. Siempre hablamos entre nosotros qué feo que es pasar la navidad trabajando, lejos de la familia, cada uno en un rincón tratando de comunicarse a la hora pico, pero esta navidad va en camino de ser la más triste de todas.