El llamado del PRO para ser “carneros voluntarios” contra el paro docente, abrió un abanico de opiniones con matices interesantes, que fue más atractivo aún, cuando en Mendoza se anunció la adhesión.
Martes 28 de febrero de 2017 10:17
Lejos de cualquier discusión seria, queda un análisis de la espontaneidad o la sinceridad de este voluntariado, surgido desde los propios trolls del PRO, con el oscuro condimento de que quien se transforma en la cara visible de esta falsa cruzada, Mariano Bronemberg, es un ex espía del ejército, con participación en la última dictadura y que quienes viralizaron su propuesta fueron los call center del mismo partido.
Un campo válido
Las redes sociales están sumamente inmersas en el día a día de la sociedad, y es un nuevo campo de acción, absolutamente válido para hacer política, y desde ese campo, muchas publicaciones saltan a los medios masivos.
Luego del audio filtrado, en el que Sergio Massa deja ver (escuchar, en este caso), que es un político con dos caras, y un doble discurso, fiel a sus orígenes kirchneristas, sale esta campaña PRO del carnereo, usando las mismos métodos que los CEOs de las empresas usan para generar divisiones entre sus empleados. Y por otro lado tenemos, por ejemplo, a La Izquierda Diario, un diario digital, que se identifica como una publicación digital del PTS, dentro del FIT, y se analiza la actualidad desde una perspectiva partidaria. Abiertamente se enuncia la postura del medio.
Estos tres ejemplos demuestran que las redes sociales son campo fértil para desarrollar la política, y que cada uno traslada sus virtudes o miserias a ese lugar.
Mientras en la Izquierda Diario, escriben intelectuales, profesionales, obreros, y estudiantes, con el único incentivo de ampliar nuestra voz a través de un espacio propio, en los call centers del PRO, y en los bunkers Massistas, hay gente que trabaja, cobrando una remuneración, para crear operetas políticas, apoyadas en el rumor sin sustento, o el agravio en forma de chiste, con el único fin de llevar agua para los molinos partidarios, que en la mayoría de los casos, cruzan intereses con los Empresarios de los medios masivos de comunicación, con lo que el caldo de cultivo del chimento, aunque apeste, es ofrecido a las grandes audiencias desprevenidas, como la noticia del día en todos los programas de TV.
Micrófono abierto
A unas horas de conocer la noticia del voluntariado carnero por las redes sociales, escuche en una estación de radio mendocina, que entrevistaban telefónicamente al Capitán retirado Bronemberg, enseguida noté que el señor, ostentando una falsa humildad, estaba extasiado con sus 15 minutos de fama, y sabiendo que la radio sintonizada, pertenece a la familia del ex candidato del PRO, y piloto participante del Dakar, Orly Terranova, no me sorprendía la caravana de alabanzas, que soltaban los conductores del programa, aunque sí me indignaba.
Lo que fue toda una sorpresa, es la cantidad de moscas que pescó esa telaraña, la cantidad de gente de a pie, a los que supongo, laburantes como yo, que aprobaban la carnereada, con las frases típicas de los desclasados, que delineaban tendencias muy marcadas en el pensamiento.
Con frases como, “Si no les gusta que se dediquen a otra cosa”, “todos los años lo mismo”, “son los sindicalistas, no son los maestros”, algunos oyentes de la radio apuntaban el dedo acusador hacia los docentes, lo que muestra que hay unos cuantos laburantes que tiene una visión desenfocada de su realidad, no solo creen ser clase media, sino que además se sienten patrones con la potestad de “cortar cabezas”, como su patrón, uno de verdad, lo haría con ellos y sus compañeros. Es curioso como algunos laburantes, miran la vida con el ojo del amo, mientras caminan con pies de esclavos.
Después aparecieron los patriotas comprensivos, a quienes la mendocinidad más pura, arraigada en su ser, prácticamente los emparenta con Alfredo Cornejo, y se solidarizan solemnemente con él, compungidos porque entienden, saben, y reconocen, que los docentes ganan muy poco, pero también entienden que nuestra querida Mendoza, no está en condiciones de ofrecer un mayor salario a un maestro.
“La provincia está mal”, o “Hay que hacer un esfuerzo”, son los latiguillos de estos mendocinos de ley. Y uno juzga, que así harán el esfuerzo para engordar a sus respectivos patrones, entendiendo a quien explota, antes que a sus compañeros tan explotados como ellos.
Luego llegaron los imparciales, los tibios, los que “piensan en los niños” y se angustian por los días de clases que pierden los párvulos, los que entienden que todas las partes tienen razón, pero primero están los niños. También opinaron los que analizan todos los costados del conflicto y emiten una sesuda opinión, aunque una opinión fundada solo en lo que ven por televisión, “los maestros pelean solo por su salario, la calidad educativa no le importa a nadie”, “las escuelas se caen a pedazos”, estos opinólogos de titulares, acostumbran esbozar su juicio como si fuera contundente, y ellos tuvieran la clave para solucionar todo, pero es una opinión formada con una mirada muy superficial.
Y por suerte, también hubo oyentes que reivindicaron la lucha docente, hubo quien dijo que sin la lucha docente, la educación sería un negocio para pocos, como ocurre en Chile, o quienes se solidarizaban con los docentes, amparándose en el derecho a huelga.
A cada cual lo suyo
A los que condenan a los maestros, por elegir una profesión en la que se gana muy poco, incluso esto lo escuche en conductores de TV, debo decir que uno elige la profesión que le gusta, el sueldo se lo pone un patrón, el Estado en este caso.
Conozco docentes comprometidísimos con la educación de sus alumnos, que tienen todo el derecho de sostener dignamente a su familia, a pesar de los desclasados, que seguramente no eligieron como ganarse la vida, y seguramente se acomodan a los que les pagan, sin luchar. Señores, si no tienen el valor de luchar, tengan la decencia de respetar a quienes sí lo hacen.
A los que se solidarizan con el poder, que son los que seguramente aceptan que el patrón les pague en cuotas y con atrasos, porque la empresa necesita un esfuerzo, de ellos, porque el patrón no lo hace. Son los que entienden que Mendoza no está bien, exigen sacrificio a los maestros, pero no esbozan palabra, cuando el Ministro Kerchner, cobra más de $100.000 mensuales, del mismo Estado que ofrece miseria a los docentes.
Los imparciales que piensan en los niños, lo hacen solo cuando los docentes reclaman, porque son muy pocos los que piensan en los niños cuando las escuelas se caen a pedazos, y miran de costado cuando los padres aparecen en los medios porque la escuela no tiene agua, gas, o se cae la mampostería sobre sus hijos.
Y a los que reclaman calidad educativa, hay que aclararles, y mostrarles el ejemplo de Paola Vignoni despedida por cuestionar políticas educativas. Ninguno de los que, a boca de jarro, despotrican porque los niños salen “brutos” de la escuela, se ha enterado de este caso testigo, o prefieren condenar a la docente por rebelde.
Algo en común tienen todos los oyentes que opinaron sobre educación, disparado por el voluntariado carnero, todos felicitaban la decisión de Bronemberg, pero ninguno, absolutamente ninguno de los opinólogos, moverá un dedo por nadie. Felicitan al carnero pero ellos no están dispuestos a carnerear, sobre todo porque su mirada, y su voluntad, no va más allá de su propio ombligo. Son los mismos que cuando se topan con un grupo de laburantes protestando, enfurecidos, sacan la cabeza por la ventanilla del auto y gritan, ”vagos, vayan a laburar”, “ dejen circular”, pero que si una hinchada de fútbol les corta una calle, esperan en el más cobarde silencio, con cara de simpatía.
A los nuestros
Al grupo que reivindica la lucha docente, no puedo más que invitarlos a participar activamente de la realidad provincial, a no dejar solo al maestro de nuestros hijos. A formar y divulgar una conciencia de clase, que pondere a los nuestros por sobre aquellos que nos explotan, ya sea el Gobierno o el empresariado.
A aquellos que respetan a los luchadores, los invito a acompañarlos. Porque ese respeto debe transformarse en la más participativa solidaridad. No hablamos solo de dinero, se trata de nuestra dignidad y de nuestro derecho a dar una vida plena a nuestras familias.
A aquellos que están dispuestos a moverse más allá de su propio ombligo, les digo que tenemos tres días para ganar las calles, por los maestros, por las docentes que educan a las próximas generaciones, y por todas las mujeres que sufren a un patriarcado privilegiado incrustado en la cotidianeidad de nuestras vidas, los días 6,7 y 8 de marzo, debemos tomar las calles, con toda la fuerza de la clase obrera.