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Red Internacional
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DÍA DE LA INDEPENDENCIA. Volviendo al Grito de Dolores: una visión a contrapelo

La historia oficial sobre Miguel Hidalgo es una farsa. La verdadera historia de los de abajo, nos fue robada. Robada por las celebraciones y las fastuosas ceremonias de Estado.

Domingo 10 de septiembre de 2017 13:56

Según se dice, la noche del 15 de septiembre de 1810, el cura Miguel Hidalgo llamó a la insurrección contra el régimen colonial. Pero esa fecha fue protagonizada por las masas laboriosas en el centro de rebelión más grande de la Nueva España.

Las condiciones, digamos objetivas, se miden en función de la invasión de Francia a España, el arrinconamiento de los ibéricos en Cádiz, el descontento en Nuevo Mundo por las Reformas Borbónicas, la expulsión de los jesuitas décadas antes y la presencia de los criollos como una nueva fuerza política enfrentada a los peninsulares. Luis Villoro en Proceso ideológico de Independencia así detalló que el proceso de independencia fue decisivo por el sector criollo y su rechazo a la política peninsular.

En otro sentido, David Brading en su Orbe detalló el surgimiento del “espíritu subjetivo”, el factor intelectual: el patriotismo criollo. Según Brading, Fray Servando Teresa de Mier, al decir que Quetzalcóatl era Santo Tomás, el apóstol de Jesús, declaraba el surgimiento de una nación previa a la conquista y al descubrimiento.

Entre las ideas patriotas, los criollos como clase que “dirigió” y las condiciones objetivas de la Independencia, nos olvidamos de un fuerte componente: el laborío del Bajío fue el centro de la rebelión de Independencia.

Laboríos, rebeldes, radicales

Dice Luis Fernando Granados en su libro En el espejo haitiano: “Hidalgo logró atraer un grupo militar compacto en el centro de mayor número de indios laboríos de toda Nueva España. Si Nueva España era la capital mundial de la plata, los recursos humanos pobres y laboríos son lo que explican el huracán libertario que terminó siendo el grito”. Su libro editado en ERA constituye una nueva lectura de aquél 16 de septiembre.

Detalle de un mural de José Chávez Morado

Lucas Alamán señala que mínimo 20 mil indios, ladinos y más castas participaron. Fernando, luego de analizar la obra de Young y Tutino, estima la precisa cantidad en un “imposible saber pero eran un chingo, tomando en cuenta que Alamán pensaba que era un tercio de la población total de Argentina” el proceso se entiende por “el fin del tributo que quería la bola” y no la defensa de Fernando VII y la monarquía.

El tumulto, el gran salto de la masa se debió a que Salamanca, Irapuato, Silao, Celaya eran el centro económico de la Colonia. ¿Cómo explicar que una docena de personas dirigidas por Hidalgo quisiera ir por sus amigos en Querétaro? En menos de tres días de que “Hidalgo se desgañitara” un mélange variopinto de varios miles mataban gachupines y hacían un festín revolucionario: “más parecido a lo que sucedió en Haití que en Francia”.

La población indígena disminuyó debido a la esclavitud, el trabajo en las minas, la encomienda, guerras, malas cosechas y las epidemias de enfermedades que trajeron los españoles.

Los laboríos del Bajío eran “una masa de indios más explotados que en otras zonas de Nueva España: les unía el labor a la corona. Más expuestos al mercado laboral, y las tierras que cultivaban eran en términos generales de menor calidad”.

Por lo menos hacia 1805, unos 232 mil vivían esa situación. Unas 10 veces más eran indios que no tenían formas de trabajo laborío sino tradicionales a la Nueva España: tributo y trabajo esclavo. La alianza entre laboríos, indios, castas bajas es el “potencial de la rebeldía” en exigencia del fin del tributo y la esclavitud. Si Hidalgo fue el líder de la revuelta, ¿por qué no solo partir de Dolores a Querétaro? ¿Por qué de Dolores pasaron por San Miguel, Celaya, Salamanca, Irapuato, Silao al otro lado, para volver ya después a Querétaro?

La respuesta: los indios, los ladinos y laboríos sabían que debían ir liberando zonas y a sus hermanos indios antes de ir a Querétaro. Hidalgo, forzado por los acontecimientos debió seguirles. “Los rebeldes plebeyos se desplazaban como familias y con sus autoridades étnicas por delante o sea como comunidades indias. La horda pasó de 600 por la tarde del 16 pero en días se reprodujo en 9,500 por ciento en 10 días”.

La gran revuelta no nació de que indios mexicanos se sumaron al llamado de Hidalgo a seguir el estandarte de la Virgen: la clave está en que para ellos la vida no valía nada y por eso la consigna fue “salgamos a buscar una nueva vida con las armas: abajo el tributo”.