Valentina Albarracín, trabajadora de la salud, psicóloga y candidata a diputada por el distrito 1, que busca amplificar la voz de las y los trabajadores a través de esta tribuna, para también acabar con los privilegios de los partidos tradicionales. En estas elecciones #votatrabajadores, vota AE-69.
Domingo 21 de noviembre de 2021
Parte de una lista compuesta por jóvenes trabajadores y estudiantes, conformada desde el Partido de Trabajadores Revolucionarios y en un arduo proceso de campaña acompañado de compañeras, compañeros y compañeres independientes, quienes día a día a pura convicción han impulsado esto.
Desde aquí nace la candidatura de Valentina Albarracín, joven trabajadora de la salud y psicóloga, quien hace años viene siendo parte de las distintas luchas de las y los trabajadoras que se han desarrollado en la ciudad. Buscando construir una alternativa a los partidos tradicionales, los de los sueldos millonarios y los cuales se coluden con los empresarios.
En la región, el histórico problema de la salud en la ciudad, expresado con la constante falta de especialistas, que incluso antes de la pandemia empujaba a muchas personas de la región viajar a la ciudad vecina de Tacna, para cubrir precisamente el nulo acceso a este derecho. Variados casos de corrupción a lo largo de los años, donde incluso algunos en estas elecciones se están re candidateando. Y con un déficit habitacional de más de 8236 viviendas, altos precios en los arriendos, bajos sueldos y condiciones precarias de trabajo.
Lugares productivos como el puerto de Arica, las pesqueras y las semilleras, quienes mes a mes producen utilidades millonarias, depredando nuestro medioambiente y entregando precarias condiciones de trabajo, no dejan ni un peso para las necesidades de la región como salud, vivienda y educación.
Frente a todo esto Valentina Albarracín, junto a la lista de Trabajadores Revolucionarios, proponen que:
1) Qué todo parlamentario gane lo mismo que una profesora, acabemos con los privilegios de los partidos tradicionales, que en la región se ha expresado en importantes casos de corrupción que lo único que hacen es empeorar las condiciones de vida de quienes habitamos la región.
2) Un sistema nacional de salud único, 100% financiado por el Estado, que le garantice acceso y calidad a todes y que sea administrado por trabajadores y usuaries. Nadie mejor que nosotres y las comunidades sabemos las necesidades que tenemos en la región. La promesa de un SAR (Servicio de Alta Resolución) desde hace años, que hace que la atención de urgencia sea escasa, que se expresa en la reciente pelea que dieron las y los trabajadores del SAPU contra el cierre.
3) La reducción de la jornada laboral a 5 días – 6 horas, para repartir las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, con un sueldo mínimo de 600 mil pesos. Arica tiene una tasa de desocupación de un 5,2% y históricas condiciones de trabajo precario. Hay que ponerle freno al aumento de explotación, que en medio de la crisis va en aumento, con jornada de casi 10 horas.
4) Acabemos con lo del “sueño de la casa propia” y transformémoslo en una realidad. Cada vez es más complejo tener derecho a una vivienda, el valor de los arriendos va en aumento y tenemos uno de los más altos porcentajes de hacinamiento en la región, que se ha expresado también en el aumento de campamentos. Vamos por un plan de obras públicas de la vivienda, gestionado por los sindicatos de la construcción junto a los comités de vivienda y profesionales.
5) Para enfrentar la violencia machista, un plan de emergencia, que contemple un ingreso de emergencia del Estado a las mujeres con dependencia económica respecto a sus agresores. Refugio transitorio para las mujeres y sus hijes y el desarrollo de un plan de vivienda que les de facilidades. Una fuente de recursos para financiar refugios y viviendas puede ser el cobro de impuestos progresivos a las inmobiliarias. Derecho de las mujeres acceder de manera gratuita e inmediata al asesoramiento y la intervención de equipos interdisciplinarios especializados en la prevención, atención y asistencia a las mujeres víctimas de violencia, compuestos por personal designado por las universidades públicas.
Todo esto financiado con el impuesto progresivo a las grandes empresas y junto a la nacionalización de los recursos naturales, como el cobre, el litio y el agua. Para conseguir esto debemos organizarnos todos los sectores oprimidos de la clase trabajadora, junto a los organismos de esta, sindicatos, asociaciones y centrales de trabajadores, para fortalecer la organización en los lugares de trabajo, estudio y poblaciones.
En estas elecciones no botes tu voto con los mismos de siempre, #votratrabajadores para acabar con los privilegios de los partidos tradicionales en la política. Construyamos una fuerza de las y los trabajadores, para conquistar nuestros derechos sociales e impulsar un gobierno de las y los trabajadores, para vivir una vida que merezca ser vivida, libre de explotación y opresión.