Trump tuiteó la noche del lunes que firmará un decreto para suspender la inmigración en los Estados Unidos. Es una escalada sin precedentes en la política xenófoba y nacionalista de Trump sobre los inmigrantes.
Martes 21 de abril de 2020 13:05
Cómo es habitual en la comunicación del presidente estadounidense, Trump volvió a usar la red social Twitter para anunciar que piensa suspender temporalmente la inmigración a Estados Unidos, haciendo referencia a la pandemia de Coronavirus.
En su tuit señala "En vista del ataque del Enemigo Invisible, además de la necesidad de proteger el empleo de nuestros grandiosos ciudadanos estadounidenses, firmaré una orden ejecutiva para suspender temporalmente la inmigración hacia Estados Unidos".
In light of the attack from the Invisible Enemy, as well as the need to protect the jobs of our GREAT American Citizens, I will be signing an Executive Order to temporarily suspend immigration into the United States!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) April 21, 2020
Los argumentos de Trump para "defender" los empleos en medio de la pandemia son absolutamente falsos, y responden más a un discurso de campaña y para reforzar a su base social que a causas reales.
La crisis de desempleo no tiene nada que ver con los inmigrantes: se trata de la pandemia a la que la administración Trump se ha negado a dar respuesta desde el primer momento, y una cuarentena tardía que ahora busca levantar por todos los medios movilizando a sus fanáticos seguidores, que participan armados con ametralladoras de marchas en varias ciudades del país.
El hecho de que Donald Trump, argumente que está tratando de "proteger" cualquier cosa que no sean las ganancias capitalistas es ridículo. Mientras la economía esté protegida, él está dispuesto a dejar morir a los trabajadores que forman parte de la primera linea realizando tareas esenciales o no (como los de locales de comida rápido obligados a trabajar sin seguridad), e incluso a los ciudadanos estadounidenses por los que dice que se preocupa.
Independientemente de si esta política antiinmmigratoria finalmente entra en vigencia o no, cerrar las fronteras no tiene nada que ver con la protección del empleo. Es un hueso arrojado a los sectores más reaccionarios de la base de Trump en medio de la caída de sus índices de aprobación. Trump está hablando directamente con estos manifestantes, muchos de los cuales ondean banderas confederadas y gritan slogans racistas en las marchas que hacen pidiendo a los gobernadores que levanten la cuarentena.
La suspensión temporal de la inmigración anunciada por Trump es un giro nacionalista casi sin precedentes en la reciente política de inmigración de EE. UU., y es un retorno a la forma unilateral en que Trump venía gobernando, anunciando cambios de política a través de tweets y órdenes ejecutivas, aparentemente sin coordinación con el resto del Gobierno.
Trump está usando la doble crisis económica y de salud pública como excusa para impulsar los aspectos más xenófobos de su agenda. Esta suspensión de toda la inmigración a los Estados Unidos es la mayor escalada de xenofobia de parte de su administración hasta el momento.
Cada vez es más evidente que Trump intentará ganar las próximas elecciones generales con una plataforma aún más nacionalista y supremacista blanca que antes. La suspensión de la inmigración va de la mano de la insistencia de Trump, junto con otros miembros de la derecha, en referirse al coronavirus como el "virus chino", un descarado y repugnante intento de culpar a China y, por extensión, a todas las personas de ascendencia china por la propagación del virus, cuando lo cierto es que se expresa en una crisis de la salud pública estadounidense. Esto ha llevado a un aumento de los ataques racistas contra los asiático-americanos.
Sin embargo, Trump y los republicanos no son los únicos que intentan utilizar mensajes racistas en torno a la crisis del coronavirus. El candidato demócrata Joe Biden también se lanzó al juego del miedo xenófobo el sábado cuando publicó un anuncio que criticaba a Trump por no ser lo suficientemente duro con China. Se está haciendo evidente que tanto los demócratas como los republicanos están tomando un giro nacionalista frente a esta crisis.
No es el primer intento de Trump de utilizar la crisis del coronavirus para impulsar su agenda racista y xenófoba y ganar puntos con su base de derecha en el período previo a las elecciones presidenciales. Hace unos meses Trump y el Departamento de Seguridad Nacional habían anunciado que estaban apurando los planes para construir el muro fronterizo entre México y los Estados Unidos. Su administración afirmó que la construcción rápida del muro ayudaría a detener la propagación del virus. Pero el hecho de que EE.UU. se viera abrumado por el coronavirus mucho antes que México, demostró la falsedad del argumento y que solo se trataba de un intento apenas velado de cumplir una promesa racista de campaña. La construcción del muro fronterizo ha continuado durante la crisis, desviando los fondos del gobierno que deberían ser utilizados para apoyar el desfinanciado sistema de salud y a los trabajadores desempleados.
Además, el ICE (oficina de migración y control de aduanas) ha continuado operando durante la pandemia, aumentando la propagación del virus e generando miedo entre los inmigrantes en todo Estados Unidos, ya que la agencia arresta, detiene y deporta a cientos de inmigrantes. Los agentes y guardias del ICE dentro de los centros de detención están exponiendo a los detenidos al virus, quienes son especialmente vulnerables a contraer y propagar el virus dadas las condiciones insalubres y de hacinamiento en estos centros de detención.
Es cierto que muchos trabajadores están perdiendo sus empleos en medio de la crisis. Más de 22 millones de personas pidieron el seguro de desempleo solo en el último mes, y muchos más no lo pueden tramitar debido a reglas anticuadas y burocráticas. Hay una verdadera crisis de desempleo que no muestra signos de desaceleración.
Sin embargo, como queda claro nada tiene que ver con los inmigrantes. Por el contrario millones de trabajadores podrían ser contratados para empleos relacionados con el alivio de la crisis -como la producción de máscaras, ventiladores y respiradores-, o dando apoyo a los trabajadores de la primera línea que están arriesgando sus vidas todos los días en las tiendas de comestibles, hospitales y centros de distribución. Las horas de trabajo podrían ser distribuidas entre todos los que puedan trabajar, sin reducir el salario. Además, es necesario exigir la prohibición de todos los despidos a medida que se desarrolle la crisis económica y un salario de cuarentena para todos los estadounidenses, no sólo para aquellos que tengan papeles o ciudadanía. Esto es perfectamente posible a través de impuestos masivos a los ricos y congelando todos los fondos militares y del muro fronterizo.
El capitalismo ha demostrado una y otra vez que es incapaz de hacer frente a las crisis que crea, y esta crisis de desempleo es sólo otro ejemplo. Ahora, cuando se enfrentan a los fracasos del sistema, los mayores defensores del capital están haciendo lo mismo que siempre hacen: convertir en chivos expiatorios a los sectores más marginados y oprimidos de la clase obrera. Así como Trump prohíbe la inmigración a los EE.UU., todos los que nos reclamamos socialistas debemos exigir la apertura de las fronteras y el fin de la deportación y la detención de los inmigrantes.
La presente es una adaptación de un artículo publicado originalmente en inglés en el sitio Left Voice
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