Xochicuicatl cuecuechtli (Cuento florido de travesuras), compuesta por el compositor y director Gabriel Pareyón, narra el encuentro amoroso entre tres mujeres o Ahuianimeh del mundo nahua y Tohuenyo, un joven huasteco.
Viernes 1ro de mayo de 2015
Retomada de una compilación de cantos prehispánicos del siglo XVI, la también llamada “Ópera en Náhuatl” se desarrolla entre música, danza y juegos de palabras.A través de un lenguaje rico en metáforas, en “clave alburera”, los ciclos de la naturaleza se convierten en rituales eróticos que los personajes desarrollan durante toda la puesta en escena en la que nombres flores y aves aluden e invitan a la sexualidad y el erotismo.
Apenas aparece la luz sobre el escenario los sonidos de Teponaztles, Ocarinas y Huéhuetls se entremezclan para conseguir una atmósfera atemporal que es signada de inmediato por el inconfundible sonido de un caracol que da inicio al relato Xochicuicatl cuecuechtli.
El reparto lo componen cinco actores, tres mujeres y dos hombres, junto a una veintena de músicos que evocan el entorno nahua con una mezcla de danza, música prehispánica y cantos.
El escenario es sencillo empero el aprovechamiento de la iluminación que ofrece el teatro es magnífico, visualmente la obra es muy memorable.
En lontananza muchas cáscaras de maíz cuelgan del techo en hilos paralelos, los músicos son elevados al fondo del escenario; ellos están en un plano distinto de los actores, así que se crea la ilusión de música extra-diegética que está, sin embargo, en perfecta sincronía con los movimientos y cantos de los personajes.
Las cáscaras de maíz parecen pájaros, dan un aire vivificador al teatro y transportan al espectador a las llanuras del Valle de México, en los otrora tiempos de esplendor náhuatl.
No hay manera de que la trama se escape al espectador el movimiento físico de los actores y el tono de su canto; la insinuación sexual en la interacción entre las tres mujeres y el hombre nahua; el preludio de la seducción y el súbito abandono del que es víctima Tohuenyo, quedan patentes.
Todo el tiempo se está jugando con palabras y conceptos como flor y pájaro que aluden a la sexualidad; los juegos de palabras son evidentes.
Todos los diálogos están en idioma náhuatl, aunque en una pantalla hay una traducción al español que el espectador puede seguir para entender los intercambios entre los actores. Al respecto, menciona José Navarro el hecho de hacerlo en náhuatl es justamente retomar lo más posible el náhuatl porque nuestra cultura padece haber perdido las lenguas.
A su vez, Gabriel Pareyón comentó que “el centro de todo esto es el texto, es un texto extraordinario que logró perdurar por una complicación del siglo XVI cuyo coordinador proyecto fue un fraile llamado Bernardino de Sahagún quien compiló ese y otros textos muy diferentes entre sí, que ahora constituyen el tomo del libro Cantares Mexicanos, aunque la mayoría de esos textos fueron manipulados-para contribuir a la labor evangélica ya que los alteraron de manera suficiente para que no los entendiéramos, este texto parece no haber sufrido alteración.”
Xochicuicatl cuecuechtli es una obra de arte que retrata otro mundo, pero para nada es ajeno a nosotros.
Si hiciéramos un ejercicio de imaginación y comparáramos a este ritual erótico con una noche en un bar de salsa, nos daríamos cuenta que la trama es tan vieja como el tiempo mismo.
Por ejemplo, imaginemos a tres amigas beben cerveza –como las Ahuianimeh que muelen maíz en sus petates al principio de la obra– mientras bromean con el dueño del bar, que les sirve más, hasta que de pronto él se va para hacer una llamada, y las mujeres, excitadas, se ponen a bailar salsa y tiene ganas de ligar; entonces entra al bar un joven de otro barrio de la ciudad.
Las mujeres lo rodean y empiezan a bailar con él, el joven no puede creer su suerte. La seducción se desarrolla y todos gozan muchísimo del juego de amor, pero por alguna razón las mujeres no quieren seguir o se aburren y lo dejan.
Entonces él se deprime, deja de bailar, no habla con nadie y no se repone hasta que la música cambia y ahora es la cumbia la que genera una nueva atmósfera, que lo recompone y lo saca de su trance depresivo, recordándole que hay más en la vida además del amor y la pasión.
Los sonidos son envolventes, “a nivel sonoro la musicalización se hace con instrumentos prehispánicos cuyos sonidos no son convencionales hoy en día. Es por eso que las sonoridades ocupan un lugar especial en esta propuesta y en verdad serán algo nuevo a pesar de que paradójicamente son algo muy viejo”, dijo José Navarro, director del grupo Lluvia de palos, también director escénico y musical de esta propuesta.
Por lo pronto esperamos que la puesta en escena de Xochicuicatl cuecuechtli, altamente recomendable, pueda ser observada por públicos de todo el país y el mundo en los próximos meses.